viernes, 1 de mayo de 2020

El amor, la poesía


Visitar todos los cielos
Cartas a Gregorio Prieto 1924-1981
Vicente Aleixandre
Edición e introducción de Víctor Fernández
Fundación Banco Santander. Madrid, 2020.

Los epistolarios son y no son literatura, A veces se leen con tanto interés como las obras mayores de su autor –es el caso de Juan Valera o de Pedro Salinas--, otras tienen solo un valor documental, ayudan a entender una época o al personaje que los ha escrito.
            Las cartas de Vicente Aleixandre al pintor Gregorio Prieto, escritas en lo fundamental entre 1924 y 1935 (llegan hasta 1981, pero las pocas escritas después de la guerra son de otro tono más convencional), nos hablan de poesía (se incluye una muestra de los poemas de Ámbito) y de pintura, a propósito de la del corresponsal, pero sobre todo del amor que –según la expresión tomada de un soneto de lord Douglas, el amante de Oscar Wilde—“no se atreve a decir su nombre”.
Y efectivamente entonces no se atrevía, ni siquiera en una correspondencia privada. El término clave que emplean entre los es el de “entusiasta”. En una carta de 1933, leemos: “El otro día he conocido a un muchacho inglés muy simpático. Merendó aquí con José Manuel y conmigo. Creo que tiene intención de que vayamos a su casa a merendar con él; vive solo. No hablamos de amor ni cosa parecida, pero tengo entendido que es un entusiasta, aunque no se le conoce, porque primero parece impasible, como lo que es, como un sajón. Pero el primer día que le vea  pienso hablar y reír y decir y vivir, sin farsa, como tú decías en una de tus cartas que te llevaste: con esa libertad que hoy se usa por el mundo y que los estúpidos de por acá no entienden”.
            Son los años en que Cernuda escribe Los amores prohibidos. Parecía que comenzaba a cumplirse el sueño que Aleixandre, en una carta de 1929, dudaba que su generación llegara a ver hecho realidad: “Estoy seguro de que llegará un día de libertad, de máxima libertad. Nuestra generación no lo verá ya. Lo que hoy no está más que apenas tolerado, y mal, y tan mal, será el día de mañana cosa corriente, formas distintas. El amor lo justificará como debe ser, como tiene que ser, porque, como se habrá impuesto, habrá hecho que la comprensión penetre hasta las capas hoy más absolutamente impermeables. Será una obra de reparación que la humanidad se dará a sí misma y que hoy solo se ve en las zonas más cultas”.
            El franquismo obligaría a Aleixandre a replegarse sobre sí mismo, a llevar una doble vida, a mantener en secreto para unos pocos íntimos la razón de amor que sostenía su vida. Se dio además la curiosa paradoja de que, en la generación del 27, la generación de la amistad según algunos turiferarios, los que no eran homosexuales, eran ferozmente homófobos, como Salinas, Guillén y, sobre todo, Dámaso Alonso, el mejor amigo de Aleixandre y el censor al que más temía.
            En otra carta de 1929, le cuenta a Gregorio Prieto el tardío descubrimiento de su homosexualidad, con las coartadas culturalistas habituales: “He amado a varias mujeres en mi vida, una vez con ceguedad. Hasta hace pocos años, muy pocos, entre dos amores de esa clase, no apareció en mí el germen de contemplaciones desinteresadas y ardientes como las que tú sientes […] Como tú, yo me prendo en bocas, ojos, sonrisas, esculturas. Como tú, amo. Como aquel Fidias divino, como el Miguel Ángel que citas, como ese secreto Shakespeare que en sus misteriosos sonetos ha descubierto la raíz de su inspiración. Como tantos y tantos… Como los que cada vez serán más, porque es indudable que la futura época de salud y deporte que tanto se aproxima a una resurrección griega traerá consigo el amor a la forma humana con independencia del sexo”.
            Gregorio Prieto, becario en Roma, viajero por el mundo, vivió la vida libre que a Aleixandre le habría gustado vivir. Aleixandre, siempre más cauto, se fue replegando sobre sí mismo, no dejó que esas tendencias que, según él, habían hecho grandes a Miguel Ángel y a Shakespeare, se traslucieran en su poesía, que no parece resistir demasiado bien el paso del tiempo.
No solo para una historia del sentimiento amoroso, de la sexualidad heterodoxa, interesan estas páginas. En ellas se nos muestra cómo, en 1927, quien luego llegaría a ser uno de sus más destacados representantes españoles abominaba del surrealismo. Tras afirmar que comprende el “asco” de Gregorio Prieto “a esas materias repelentes del surrealismo pictórico”, añade: “Chico, qué cosa más fea eso de los algodones manchados de pus, esas lombrices y esos sexos arrugados y podridos. ¡Corramos, huyamos! Deja que nos dé el sol en la cara, y respiremos el nítido aire tan agudo de la sierra”. No menos interés presenta lo que en la misma carta nos dice del cine, del que la literatura, a su entender, es “el peor enemigo” o, por lo menos, “su más peligroso escollo”.
También encontramos cierta puerilidad que vuelve sonrojantes muchos pasajes de estas cartas: “¿Tú crees que los rubios amamos con menos fuego que los morenos?”. Tiene Aleixandre 31 años cuando escribe esto.
No queremos dejar de subrayar que bastantes de las notas a la edición de Víctor Fernández se encuentran entre las más ridículas que hemos visto nunca, casi parecen una broma. “El otro día escribía yo a Emilio Prados”, leemos en una carta fechada el 15 de abril de 1927. Una llamada nos remite a pie de página, donde se anota: “El poeta y editor Emilio Prados”. También nos aclarará que “Alberti” es Rafael Alberti; ”Juan Ramón”, Juan Ramón Jiménez; “Lorca”,  Federico García Lorca.
Un libro no para todos los públicos, pero imprescindible para entender a un autor y, sobre todo, a una época.


23 comentarios:

  1. NOTA DE DIARIO

    Como cristiana, lo más difícil está resuelto. Ahora solo queda vivir.

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    1. EL BAUTISMO DE EVA

      De joven pensaba que mi destino
      era ir a un país escandinavo
      a morir en lo hondo de algún bosque,
      o sumergirme en las aguas del Sur…
      Aunque, hoy, entre extranjeros habito
      el Señor me ha regalado un esposo
      y el bosque es solo un tiesto.

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  2. Solitarias serpientes, entre hiedra
    Inminente, raptan los días, las horas.
    Anacondas del tiempo inmemorables
    Sortilegios de un mar como una esfera,
    Alexandre yo no te aguanto una hora entera

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  3. El jardín de magnolias, de pensamientos,
    Hogaño placentera, acre se ha vuelto.
    Sus sombras, arácnidos recuerdos,
    Sus noches, dorados firmamento.




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  4. María Taibo me caes muy bien, ahora que acabar tan bello poema con "el bosque es solo un tiesto". Tenemos que hablar.

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  5. Menos mal que hay una cristiana aquí, aunque sea evangélica. Todo mi amor.

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  6. María, yo no creo en Dios, y soy cristiano.
    Si en la filosofía de Platon

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  7. ... Y sin embargo era tan sencillo, tan fácil de comprender! Simplemente, como lo expresa Aleixandre, "una resurrección griega traerá consigo el amor a la forma humana con independencia del sexo”. ¿Cómo se ha podido proscribir, demonizar por siglos algo que ya para los griegos era tan normal y cotidiano? El papel de la ortodoxia católica ha sido nefasto, para un asunto que es esencialmente INTRASCENDENTE, en el sentido preciso de que no trasciende, de que se limita a la conducta privada de dos personas en su intimidad. Mucho más grave y severa es la prohibición, ella muy TRASCENDENTE, en la medida en que implica limitación general de libertades, espionaje, denuncia y persecución. Revela toda una psicología enferma y resentida, como ahora la llamada "policía de los balcones".

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    1. Pienso, como usted, que es asunto que se limita a la conducta privada. Pero hay mucha confusión, me temo, en lo que dice. En concreto, "Se suele hablar con ligereza de la homosexualidad en la antigua Grecia, pero, en realidad, los helenos no aplaudían el amor entre hombres, sino la pederastia. En nuestra cultura, esta palabra tiene connotaciones extremadamente negati­vas, pero para los griegos era una etapa indispensable de la educación de los jó­venes, al menos entre aristócratas".
      Más: "De lo que nosotros llamamos les­bianismo existen muy pocos testimonios... Cuando los autores mascu­linos abordan el tema de la homosexuali­dad femenina en la antigua Grecia, lo hacen con desagrado". “Señora de Cipris, maldice a las que esca­pan de ti y del lecho nupcial”, dice en un verso suyo el poeta Asclepíades (s. III a. C.). La gran excepción, obviasmente, es Safo; pero por lo que sabemos era exactamente eso, una excepción, aparte de no estar claro (como sí lo está, y por eso lo citaba, en el caso de Asclepíades) el sentido real que hay que atribuir a lo que dice.
      Y, en todo caso, como argumento es pobre. También existía la esclavitud en la antigua Grecia, y era vista como normal; no obstante, supongo que nadie propondría resucitarla por eso. Ni acusar a los griegos de "una sicología enferma y resentida".
      La realidad es, simplemente, que la sociedad griega clásica es demasiado diferente de la nuestra, en estos y en otros muchos asuntos, para que puedan compararse con provecho.

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  8. Bueno Tinar Omena, hasta donde he entendido. A la ortodoxia católica se la sudaba que follases o no. Lo que había que hacer era más cristianos, de ahí las normas contra la poligamia, la homosexualidad,etc. Lo demás "pecata dimuta"
    Leanse los primeros concilios

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  9. Con esto José, quiero decir que el cristianismo fue origen y motor de la civilización.
    Esta muy bien esa erudición, pero no siempre el pasado fue ejemplar, muy al contrario.

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  10. Señor Jose C. A., fuese o no la sociedad griega clásica tan diferente de la nuestra, lo que es discutible, usted saca conclusiones de premisas que yo no he sostenido. No afirmo que una costumbre sea valiosa por el hecho de darse en Grecia. La guerra, la esclavitud, el menosprecio de las mujeres, no eran costumbres valiosas (para mi particular valoración). En gran medida eran imposiciones por la fuerza, comunes a tantas "civilizaciones" antiguas y modernas. La sexualidad entre hombres, o entre hombres y efebos, por contra, era una elección no forzada, y admitida por la sociedad griega. El retroceso consiste en que esa misma elección libre fuese proscrita y demonizada en Europa, en España, veintitantos siglos después. Nada menos. "Los helenos no aplaudían el amor entre hombres". Tampoco hacía falta tan acusada expresión de simpatía. Ya era bastante con que no los persiguieran, con que no los quemaran vivos o los encarcelaran como a Oscar Wilde. Si es el caso que usted no aprecia en esta barbarie un retroceso en la tolerancia y la racionalidad respecto al mundo clásico griego, quizás yo no pueda hacer nada por usted.

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    1. Mi respuesta, que envié hace ya días, se ha perdido en el ciberespacio.
      Recordaba en ella que, como ya dije en mi primera nota, nada tengo contra la libre elección en ese terreno. También que, como igualmente dije ya, la sociedad (las sociedades: poco tenían que ver la espartana y la ateniense, o la homérica, la de la Atenas de Pericles o la de la Alejandría helenística), la sociedad griega clásica era demasiado diferente de la nuestra como para que una comparación así no oscurezca más de lo que aclara, y que efectivamente, como usted muy bien recuerda, hay no pocos aspectos de ella que hoy, de darse entre nosotros, veríamos como "barbarie" y "retroceso" (y lo serían, sin duda).
      Y, en resumen, que le agradezco su intención de "hacer algo" por mí, pero que, igual que pude pasarme sin ello hasta ahora, podré, no lo dude, seguirlo haciendo de aquí en adelante.
      Un saludo.

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  11. José C.A., perdón por la tardanza en responder. La sociedad ateniense y espartana no era tan diferente a la nuestra.
    Téngase en cuenta que juzgamos sobre textos escritos y quedaron muy pocos después del incendio y destrucción de la biblioteca de Alejandria, y del sacrificio de Hitaria.
    Ahora los llamamos fanáticos. Se impuso el monoteísmo, desde luego en el cristianismo, luego en el Islam.
    La esclavitud duró en occidente, y Oriente, hasta hace cuatro días.

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    1. Supongo que "Hitaria" sea Hipatia de Alejandría. Y yo no he dicho nada en contra de lo reciente de la abolición de la esclavitud; me he limitado a hacer constar lo obvio, que en Grecia existía y era vista como normal, cosa que no ocurre entre nosotros.
      Tampoco es cierto lo de que "se impuso el monoteísmo, desde luego en el cristianismo y luego en el Islam". El monoteísmo, en los tiempos de la Grecia clásica, ya existía en la religión judía; y no "se impuso" ni en el cristianismo ni en el Islam, que nunca fueron otra cosa que monoteístas.
      Sí lo es, en cambio, lo que dice sobre nuestro conocimiento imperfecto de la Grecia clásica; aunque, con serlo, es menos imperfecto de lo que a veces se supone, y son muy pocos los autores juzgados por los mismos griegos como valiosos de los que no contemos al menos con una muestra de lo que hicieron, una muestra de bastante amplitud para hacernos al menos una idea.
      En cambio, no es verdad, o sólo parcialmente, lo de que la pérdida de parte de los textos griegos clásicos se deba sólo a la destrucción de la Biblioteca de Alejandría. Si, por ejemplo, nos han llegado tanto de Esquilo como de Sófocles sólo 7 obras completas, cuando sabemos que escribieron muchas más, eso tuvo su origen en la propia Biblioteca, donde se formó un canon de las 7 obras de cada uno de los tres grandes trágicos que ellos consideraban como las más valiosas, a partir del cual fueron ésas las que siguieron copiándose. Podemos suponer que las demás se guardaran también allí, aunque para uso sólo de los eruditos, pero sólo podemos hacer eso, suponerlo.
      (En el caso de Eurípides, el que tengamos no 7, sino 19 obras completas, se debe a que, aparte de las 7 canónicas, se formó otra tradición, debido al interés especial que por su trabajo sintiera el helenismo, a través de la cual nos han llegado las 12 restantes).

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  12. José, no solo la biblioteca de Alejandria sino muchas otras, por supuesto que me refería a Hipatia.
    Los primeros siglos del cristianismo fueron bárbaros (mejor dicho, fanaticos).
    No fueron los primeros, en el siglo IV a.c., Aristarco de Samos, propuso en astronomía, la teoría heliocéntrica, incluso la órbita elíptica, no circular.
    Dios mio

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    1. En los primeros siglos del cristianismo hubo ciertamente fanatismo y barbarie, como los ha habido en tantas otras religiones, y en tantas otras creencias no religiosas. Como los hubo en la Grecia clásica (donde las ciudades Estado mantenían constantes guerras entre sí, y donde la esclavitud no era el peor destino que podía aguardar a los vencidos), en la Roma monárquica, republicana o imperial (cuya expansión territorial no se hizo tantas veces a base de exquisito respeto a la ética), y en tantas otras civilizaciones.
      No obstante, es difícil llamar "bárbaro" o "fanático" a alguien como San Agustín, aunque sus ideas no sean (como es normal) exactamente las nuestras.
      Respecto a su último párrafo, nada tengo que objetar, aunque me extraña el que parezca respuesta a alguna observación mía que, en ese caso, no acierto a saber cuál es.

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  13. Víctor Menendez1 de mayo de 2020, 20:07

    Tienes razón, José. No se si conoces el prerrománico asturiano. La iglesia de Santullano, allí aparece "La ciudad de Dios". No había ni crucifijos ni santos.
    Un cristianismo nestoriano, con una arquitectura hoy olvidada.
    Que te invite Martin, que vive por alli

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  14. Víctor Menendez1 de mayo de 2020, 20:46

    José, en el colapso del Imperio Romano, s.IV, los astures, combatientes de élite, heredaron villas...los que habían combatido con Roma. (Museo arqueológico de Oviedo).
    Pelayo no luchó contra Roma. Ninguno de sus sucesores. El prerrománico es necesario estudiarlo y comprenderlo

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    1. Gracias; algo conozco de Asturias, y en particular de Oviedo, donde he estado ya unas cuantas veces, y que me gusta de veras. Volveré, sin duda alguna. Un saludo.

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  15. Víctor Menendez4 de mayo de 2020, 19:18

    Hola José, disculpa la tardanza. Te citaba a Aristarco porque se supone que sus obras se perdieron en algún incendio de la Biblioteca de Alejandria. Aunque es mucho suponer.
    El Prerromanico es una joya, descuidada y maltratada por Iglesia y Estado. Los frescos de Santullano, representando la "Ciudad de Dios" , son únicos en Occidente. Si vienes por Oviedo date una vuelta por allí, no se hasta que punto se han recuperado.
    Yo también tengo que volver.
    Saludos

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