sábado, 30 de enero de 2016

Enrique García-Máiquez: ingenio, ortodoxia y buen humor


Palomas y serpientes
Enrique García-Máiquez
La Veleta. Granada, 2015.

Los libros de aforismos acostumbran a ser invertebrados, como la España de Ortega y Gasset: una acumulación de ocurrencias que oscilan entre el tópico y la arbitrariedad, el juego de palabras y la moralina.
            El primer acierto de Palomas y serpientes, de Enrique García-Máiquez, que es poeta y muchas cosas más, consiste en estar dotado de estructura: comienza con una serie de aforismos sobre el propio aforismo; termina con unos cuantos “puntos finales”. En medio, muy varias secciones. La más extensa de todos (y la que más se parece al cajón de sastre en que tienen a convertirse los libros de aforismos) se titula “Ideas y venidas”, un juego de palabras no demasiado afortunado.
            El capítulo más original es el que se titula “Repliques explícitos”, en el que cada aforismo cita a otro anterior y dialoga con él. “Diagnosticó Bergamín: En la oscura noche de agosto el lucero tiene taquicardia. Le completo el cuadro clínico: Es el síndrome de Stendhal”.
            “Títulos a crédito” comienza con aforismo de Kierkegaard: “Hay títulos tan buenos que uno se limitaría a paladearlos, ahorrándose la molestia de leer el libro”.  Entre los títulos que imagina García-Máiquez destaco uno, muy actual: “Para una suma de filosofía política: Trampantodos, tocomochos y simples tejemanejes”.
            Otra sección a destacar, “Pajarera”, entre el lirismo y la greguería: los estorninos son cuervos de juguete; las gaviotas que vuelan en la noche, esquirlas de luna; las crías de la cigüeña que abandonan el nido, preadolescentes que salen por primera vez de casa con tacones.
             Algunos aforismos juegan a definir una palabra, que figura como título y así “contradecirse” sería un “efecto secundario de la sinceridad”. A la contradicción y a la discusión invitan muchos de estos aforismos, escritos desde un punto de vista inteligentemente conservador. Un ejemplo: “Se buscaba la gloria; luego, la fama; luego, el éxito; ahora, los ‘Me gusta’ y los retuits; y todavía hay quien habla de progreso”. Puede parecer ingenioso, pero es tan falso como tantas apresuradas críticas del mundo digital: la gloria, la fama, el éxito se siguen buscando con el mismo afán que antes, pero la mayoría de los que la buscan tienen que conformarse con un puñado de “me gusta” y unos cuantos retuits.
            El carácter confesional de la escritura de García-Máiquez se trasluce sobre todo en la sección que lleva por título “Paraíso”. La mayor parte de las anotaciones que la componen carecen de la independencia y universalidad que caracteriza al aforismo: “Allí ya no hay pecados, pero de todas maneras habrá cola para confesarse con el Padre Nicolae Steinhardt”.
            Pero es propio de los libros de aforismos que a ninguno podamos asentir por entero. En Palomas y serpientes son más, muchas más, las sorpresas y las coincidencias que las discrepancias. Algo similar ocurre con los Escolios a un texto implítico, del más destacado quizá de los aforistas conservadores, Nicolás Gómez Dávila.
            De cualquier libro de aforismos, cada lector hace su propia antología. Buena parte de los de García-Máiquez se nos quedan para siempre en la memoria: “El malhumor crea moho”, “La tristeza atonta”, “La ingenuidad es un ingrediente básico de la inteligencia”.
            García-Máiquez es un moralista (como todo buen aforista), pero un moralista que nunca frunce el ceño, que siempre parece estar de buen humor. “Los grandes premios literarios, esa rama especializada de la geriatría o de los cuidados paliativos”. Por ello le perdonemos algunos rebuscados juegos de palabras (“La lujuria empieza como lujo y, como supo Acteón, acaba en jauría”) y otrosque parecen hechos para los antiguos dictados escolares: “En la desgracia es más fácil creer en Dios. Del ‘ay, Dios’ al ‘hay Dios’. Ahí hay, ay, un suspiro”.
            Un buen libro de aforismos es un repertorio de citas. Al principio de muchos diarios íntimos podría figurar la siguiente: “Lo interesante de los que hablan mucho de sí mismos es lo que callan”. Y al frente de un estudio sobre las relaciones entre Juan Ramón Jiménez y los poetas del 27 esta otra: “Lo más difícil para un maestro no es hacer todo lo posible para que su discípulos sea mejor que él, sino alegrarse de ello”.
           

            

10 comentarios:

  1. Otro que me encanta: "El pesimismo bien entendido comienza por uno mismo".

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    1. El misterio es la ecuación
      que solo resuelve
      Dios.

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  2. Maravillosos estos aforismos de García Márquez. Tienen el aire del realismo mágico que caracteriza toda su obra. No sé si fueron escritos aisladamente o si se han extraído de sus novelas, pero son tan sorprendentes, imaginativos y lúcidos.Fantásticos estos aforismos que nos traen de nuevo el recuerdo de aquel gran escritor.

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    1. Creo que hay una confusión. Se trata de García-Máiquez, no de García Márquez.

      JLGM

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  3. Pues sí, me confundí.Menudo patinazo. Qué bochorno. De hecho había cosas que no me cuadraban. Pero me alegra descubrir a un nuevo gran escritor del que iré buscando más cosas, que de estar a la altura de estos aforismos, serán grandes cosas.

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    1. No se abochorne, Anónimo. Es una confusión muy habitual. Y alégrese también porque yo llevo esta paronomasia con paciencia, pero esta vez me he sonreído de veras. Muchas gracias.

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  4. Me encantan los aforismos. Por lo que veo, éste es el ejemplo de un buen libro sobre el género. Apuntado queda José Luis. Muchas gracias por compartir.
    Saludos!
    Sandra.

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    1. "¡Saludos!". Fácil: "¡" no requiere tecla de mayúsculas, no pasa como con "!".

      Yerba Pejiguera. (Que también apunta el libro, no José Luis.)

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  5. "El otro día me encontré que criticaban un aforismo de Enrique por confesional:

    "El carácter confesional de la escritura de García-Máiquez se trasluce sobre todo en la sección que lleva por título “Paraíso”. La mayor parte de las anotaciones que la componen carecen de la independencia y universalidad que caracteriza al aforismo: “Allí ya no hay pecados, pero de todas maneras habrá cola para confesarse con el Padre Nicolae Steinhardt."

    Es una grandísima tontada la que suelta JLGM (no se puede decir de otra manera). Yo hasta me apostaría a que ni siquiera sabe quién es Nicolae Steinhardt. Debió de leer la palabra «confesarse» y se le activó la tecla «confesional» y la tecla «ortodoxia» (en el sentido absurdo en que él la usa, sin saber cuánta verdad hay respecto a ese ortodoxo converso). A JLGM un aforismo como el que voy a poner a continuación y que me acabo de inventar seguro que no le parecería mal: «En el cielo conversaría con Borges y me perdonaría mi irremediable ignorancia». Pero es que hay gente que lee la palabra «confesarse» y le parece mal, hay que j*d*rs*. Y que convierten a sus ídolos en santos laicos pero no pueden entender que haya santos de verdad."

    http://www.compostela.blogspot.fr/2016/02/nicolae-steinhardt.html

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    1. Sé quién es Nicolae Steinhardt, lo miré en la wikipedia antes de escribir la reseña.

      JLGM

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