sábado, 13 de diciembre de 2014

Gregorio Morán, los intelectuales y el poder


El cura y los mandarines
Gregorio Morán
Akal. Madrid, 2014.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, habría que dar la razón a editorial Planeta en su rechazo a publicar un libro, El cura y los mandarines, que pretende analizar las relaciones de los intelectuales con el poder entre los años 1962 y 1996, tomando como hilo conductor a Jesús Aguirre.
            De las casi ochocientas páginas que forman el volumen –792 para ser exactos, más las que componen el índice onomástico–, solo son catorce las que al parecer molestaron a la editorial. El autor se negó a retirarlas y aprovechó el rechazo consiguiente para buscar un rentable escándalo periodístico.
            Pero ese capítulo, “¡Todos académicos!”, no es ninguna excepción, ejemplifica muy bien el tono del volumen. De Emilio Alarcos, por ejemplo, nos dice que era “respetuoso y cobarde, muy inclinado a charlar con alumnos y alumnas sobre todo” y además “indolente, sobre todo, indolente” (los dos “sobre todo” están en la misma frase). Del presunto gusto de Alarcos por charlar con las alumnas no se nos dice nada más, pero sí se encuentra culpable para su indolencia: “Siguiendo las pautas de Clarín, Oviedo, en cuya Universidad ejercía, no favorece la creatividad ni la producción, pero es una ciudad magnífica para vivir en estado de mandarinato permanente”. ¿Clarín un ejemplo de limitada creatividad y escasa producción?
            Pero la estrella de ese capítulo es, sin duda, Víctor de la Concha, a quien se le reprocha de todo, comenzando por falsear su pasado: “Quien tenga la humorada de leer en Wikipedia el perfil biográfico de Víctor García de la Concha se encontrará con uno de esos divertidos trampantojos que imitan fachadas dieciochescas, con la pretensión de que parezca antiguo lo que no es más que pasado miserable”. Ignora Morán que la Wikipedia es una obra colectiva y revisable; si encontraba algún error en ella, en su mano estaba –está– subsanarlo. Pero en la Wikipedia no tendrían cabida las insinuaciones maliciosas que aparecen en sus páginas (léase lo que dice sobre las razones del “trato de favor” que recibía en el seminario) ni las directas descalificaciones: le compara con los pícaros clericales del siglo de Oro “que habían leído apenas y estudiado muy poco”.
            Para descalificar a un personaje, a Morán nada le gusta más que insistir en sus orígenes humildes. De Lázaro Carreter nos dice: “Él fue quien detectó el talento servicial, adaptable y desvergonzado de ese antiguo curilla que sabía lo que era el hambre y el frío de Asturias, más que él mismo, pues dada su condición de hijo de carbonero, frío no pasó nunca”.
            Ilustra la decadencia del PSOE señalando que el sucesor de Semprún, de tan ilustre familia, “habría de ser Jordi Solé Tura, catalán del Mollet del Vallés, menestral de procedencia –panadero– que con grandes esfuerzos, exilios y dificultades habría alcanzado la categoría de catedrático”.
            Se podría hacer una antología de descalificaciones (Lledó, “miedoso emboscado”; Mainer, “conocido por su especial capacidad para dorar la píldora a todo aquel que le facilite su carrera académica”; Juan Cueto, “avezado plumilla de la adulación high class”), todas ellas sin mayor justificación ni explicación. Y mejor así porque cuando da razones resulta peor. “Eminente imbécil” llama a un profesor asturiano, discípulo de Martínez Cachero, y luego se pregunta: “¿De qué garito habrán sacado a estos profesores de literatura con derecho a pernada? ¿Habrá cobrado por el delito cual sicario de la literatura?”. El delito de ese profesor es haber publicado una guía de lectura de Tiempo de silencio en la que su nombre figura en letras más grandes que el del autor de la novela y haber resumido la vida de Luis Martín-Santos de una manera que no gusta a Gregorio Morán.
            Abierto al azar por cualquier página, El cura y los mandarines podría servir de ejemplo de lo que no debe ser jamás el periodismo de investigación. En el primer párrafo de la página 644, se nos dice que existió “el rumor de una cierta relación entre Jesús Aguirre y la hermana de la reina”. En el párrafo siguiente ese rumor (al parecer inventado por García Hortelano) ya se da por cierto: “Lo suyo eran las princesas, lo tenía decidido. Ser Director General de la Música y de la Danza le consentía palcos principescos en el Real. Tanteó primero a la hermana de la reina Sofía; soltera de pasable ver pero muy menguada economía. Pero era un salto. Y de envergadura. ¡Entraba en la Familia Real!, qué carajo importaba el escaso peculio de la doncella, y a saber si todavía conservaba la doncellez”. El rumor se ha convertido en una certeza y no tiene inconveniente Gregorio Morán en describirnos el escándalo que produjeron en “las más altas esferas” –pido disculpas por citar textualmente– los avances de “aquel gañán medio santanderino, excura, maricón con toques de exhibicionista, pedante y vanidoso”.
            Pero si en el arte del agresivo libelo, Gregorio Morán es un maestro, no se puede decir lo mismo de sus capacidades como crítico literario. Abundan las alusiones despectivas a un “Dámaso Alonso acojonado” –culpable de darle nombre a la generación del 27–, y las descalificaciones de un plumazo (Pérez de Ayala, Azorín). Especialmente llamativo resulta el comentario a la antología Nueve novísimos (páginas 456-458). Encuentra en ella fuera de lugar a Gimferrer, de quien le bastan tres versos para encontrarse “con el colegio, los curas, las pajas, las teresianas señoritas y el olor a churro de la Barcelona reprimida de antes de la divinidad izquierdista” y además una simpleza sentimental que habría escandalizado a Bécquer. Termina su juicio negativo del libro con las palabras de un filólogo “poco dado al reproche público”, Emilio Alarcos: “Es posible que dentro de veinte años estos poetas cambien radicalmente y consigan comunicarnos algo más poético y vital. Por el momento, me dejan frío…”
            Ya han pasado más de cuarenta años, ¿no cree Morán que para descalificar a los poetas de la antología de Castellet habría que leer algo más de lo que publicaron en ella? Las palabras de Alarcos, por cierto, no sabemos de dónde están tomadas. Esa falta de apoyo documental caracteriza una obra que se pretende de investigación y abunda en afirmaciones contundentes (alguien diría injuriosas) sin fundamento alguno.
            El cura y los mandarines, gracias a Planeta, se ha asegurado el éxito periodístico, aunque pocos tendrán la paciencia de leerlo completo. Yo lo he hecho y les aseguro que no vale la pena. Demasiadas páginas para un divagatorio libelo.

(Para los curiosos, copio sin comentarios la respuesta del autor a la anterior reseña. Aparece en una entrevista del diario El Comercio realizada por Alberto Piquero y publicada el 16-12-2014.)


66 comentarios:

  1. Aunque en vida Dámaso Alonso sólo hubiera hecho dos cosas, escribir los poemas “La madre” y “Mujer con alcuza” (ambos en “Hijos de la ira”), ya tendría reservado un lugar de honor en la poesía mundial.

    Por lo demás, evito leer detalles (y menos aún chismes) sobre la vida privada de los autores. Esto último sería un método seguro de odiar la literatura (y yo necesito la literatura para vivir).

    Es muy difícil que un creador pueda estar personalmente a la altura de su obra. Y del mismo modo que para disfrutar de un cuadro de Picasso no necesitamos saber de su intimidad personal y familiar (no muy edificante), tampoco necesitamos conocer los entresijos biográficos de un escritor para admirar su obra.

    En ZdeP nunca publicamos poemas de Neruda pues, a raíz de saber cómo se portó con su hija enferma Malva Marina, no podemos ya disfrutar de sus versos. Probablemente fue un error leer esos detalles.

    Debieran los autores actuar como Conrad McCarthy, que nunca habla de sí ni concede entrevistas. Sus novelas hablan por él.

    “Un novelista debe ser como Dios: primero crear y después callarse” (Flaubert).

    En las caráctulas de los libros debieran omitirse datos extraliterarios de su autor y, si me apuran, incluso su foto. Para disfrutar de un libro, ¿qué me importa cómo tenga su autor la nariz?

    De modo que no: No leeremos “Cura y Mandarines”, máxime cuando (por lo que dice JLGM) está trufado de opiniones y juicios hipersubjetivos, o sea, des-rigor: lo contrario de hechos y datos, que es lo único que debería contener un trabajo de investigación.

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    1. Cada uno tiene su opinión, yo no coincido en nada con lo que usted dice, pero en fin...Por cierto, me ha llamado poderosamente la atención este vocablo al que hace alusión: "Caráctula"...Sin duda, debe ser una aportación novedosa al lenguaje español o no ?...Para alguien que habla setenciosamente de "des-rigor" y de "hipersubjetividad", creo que es estupendo su afán innovador :"caractulosamente" y sin rencor, naturalmente !!!

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    2. "...para alguien que habla entenciosamente..."

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    3. ":::sentenciosamente..."

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  2. Gracias por la reseña. Me has evitado leer esta serie de juicios gratuitos e insultos emocionales, que poco tienen que ver con la crítica cultural seria. Saludos. JMM

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  3. Si Sandra Suárez de la revista Zumo de Poesía afirma que no publican poemas de Neruda por lo de su hija, por esa misma de regla de tres prácticamente no podrían publicar a casi nadie: ni a Arthur Miller - ya sé que no es propiamente un poeta, pero lo incluyo por tener muestras de todos los géneros -, por razones parecidas a las de Neruda, ni Unamuno - que, aparte de sus creencias ideológicas, criticó e insultó a no pocos -, por no hablar de Jaime Gil de Biedma y tantos otros. Me temo que la única forma de apreciar la literatura sea, en la mayoría de los casos, prescindiendo de la vida y declaraciones de sus mayores representantes. Y digo literatura, pero podría decir cualquier otra manifestación artística, la verdad.

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  4. Más allá del tono desacertado del libro, habría que centrarse en la tesis que en él subyace: la creación, por parte del poder, de una suerte de intelectualidad oficial a sueldo, con el objetivo de crear un estado de opinión que, desde el relato de la Transición,ha terminado calando en la sociedad.

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  5. Me temo que Alejandro Sánchez sea de los que tienen cierta facilidad para lo conspiranoide. No sé si su idea quiere decir que, en su opinión, no existen ni pueden existir "intelectuales" críticos, o si es más bien que es tal la indigencia (material) de los dichos intelectuales que quienes no reciban un "sueldo" no pueden vivir, o al menos publicar lo que piensan (¿ni siquiera en internet?). Ni China, vamos.

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  6. Supongo que donde Segundo Anónimo dijo "Alejandro Sánchez" quiso decir "Gregorio Morán". No quisiera uno pensar que padece problemas cognitivos.

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    1. Acaso (no lo sé: no he leído el libro, ni pienso hacerlo) Gregorio Morán tenga en efecto igual facilidad para lo conspiranoide. Mi comentario no se refería a él, sino al de Alejandro Sánchez, que parece asumir personalmente y por completo dicha idea; y me limitaba a señalarle con un ejemplo lo imposible de aceptar que resulta. Equivale a afirmar, como ya dije, que o bien no existen "intelectuales" críticos, o bien, en el caso de que existan, sus ideas no tienen modo de ser públicamente conocidas. Y, como también dije, eso no ocurre ni en China.

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  7. No le leído el libro, pero lo haré. Gregorio Morán tiene un estilo personal, un tanto agrio, pero no es un mal periodista cultural. Todo lo contrario. En su biografía sobre los últimos diez años de Ortega y Gasset, "El maestro en el erial", acierta a dar una imagen del autor de "En torno a Galileo" que lo humaniza, porque resalta sus defectos -vanidoso, conspirador, amigo del doble juego que casi toda la derecha liberal jugó con Franco durante y tras ganar la guerra, mal políticos siempre, como también dejó escrito Manuel Azaña-, frente a la imagen de los ortegianos siempre inmaculada y, por eso mismo, tan sospechosa. Por supuesto, incurre en las exageraciones morantianas como llamar a Julián Marías "el discípulo tonto de Ortega"... cuando seguro que los habría más tontos.

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  8. Este libro no merere la pena. Gracias por la reseña.

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  9. Yo también he hecho un comentario sobre este libro de Gregorio Morán, del que un asturiano amigo mío le ha calificado de "polémico pervertidor de historias". Solo pude llegar hasta la página 150. No pude aguantar más... Lean si quieren, mi comentario del libro:
    Mi Parroquia de papel: De Comillas, pero no jesuitas http://miparroquiadepapel.blogspot.com/2014/12/de-comillas-pero-no-jesuitas.html?spref=tw

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  10. Me estoy leyendo el libro. Me parece estupendo.

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  11. Segundo Anónimo, no defenderé una opinión que no es mía. Por cierto, debería pagarle derechos de estilo a Andrés Trapiello. No por plagio, sino por asesinato. Qué gran paradoja que lo haga en este blog!

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    1. AS no explica en su comentario primero que él no asuma las ideas que allí expone, y a mí lo de adivinar se me da mal. Respecto a AT, nadie me había dicho eso hasta ahora (ni siquiera el propio AT, a quien conozco hace años), a pesar de la más de media docena de libros que llevo publicados en distintos géneros. Pero en fin, ya se sabe: las opiniones son como el trasero, todos tenemos una (y algunos, varias).

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  12. Tiempo de imposturas17 de diciembre de 2014, 18:31

    Gracias por el certero y preciso comentario. No tenía intención de leerlo, igual que no veo programas de telebasura. Pero se agradece el buen análisis, así lo no-leeré con conocimiento de causa. Morán siempre me ha parecido un vendedor de escandaletes y un predicador del fácil "todo es una mierda, todos son unos vendidos", que es todo lo contrario de una postura crítica, aunque se las da de radical. Hace tiempo me acabó de convencer esta crítica a uno de sus libros que es absolutamente demoledora y muy fundamentada, y que coincide de lleno con la del autor de este blog; sobre todo en lo de insultar a todo el mundo, muchas veces desde el resentimiento, la ligereza y la ignorancia: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=63063

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    1. Fº Corral, desde que se publicó aquel libro de Morán inició y prosiguió una completísima campaña por todo internet para “intentar” desprestigiar la investigación de Morán, salvo que casi todo lo que afirma (Corral) es falso o erróneo. Imagino que lo que más le “molestó” es cómo, con numerosos ejemplos, Morán demostraba el completo disparate de edición completa que preparó Fº Corral con los texto de Barret (lo que se puede comprobar y ver, por tanto, cómo Morán llevaba toda la razón). Saludos.

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  13. Tiempo de imposturas17 de diciembre de 2014, 22:48

    Si esa crítica de Morán a esas obras completas de Corral, que usted señala, es del mismo nivel de des-rigor (en feliz término del primer comentario de Sandra Suarez) y de descalificaciones hipersubjetivas del actual “libelo”, como muestra y demuestra el autor de este blog, me permitirá que dude de que pueda asistirle razón ninguna.
    En cualquier caso, lo que yo veo en la crítica cuyo enlace he puesto, son datos y hecho, citas y pruebas, no insultos ni descalificaciones personales. Tiene términos muy duros, sí, y más que justificados. Pero no veo que sean contra Morán, sino contra lo que dice el libro de Morán. Y es esa una diferencia fundamental, es la diferencia que va de la crítica a la insidia, del comentario crítico al libelo. No encuentro intentos de descreditar a la persona, ni referencias insidiosas al origen familiar. Veo crítica rigurosa con argumentos y razones, no insultos y descalificaciones.
    Pero ese comentario no es más que uno entre muchos. Le señalo otros dos más: Hace poco, Juan Cruz se vio obligado a responder a los insultos de Morán con una breve carta de expresivo título “Talante de insultador”: http://www.lavanguardia.com/participacion/cartas/20140313/54403359735/talante-de-insultador.html
    Y hace algunos años, también Javier Cercas se sintió obligado a responder a las insidias de Morán con el artículo siguiente: http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2003/12/24/pagina-47/34029741/pdf.html?search=gregorio%20moran Al final de ese artículo, Cercas coloca los escritos de Moran en el nivel de programas como “Tómbola” o “Salsa Rosa”, es decir, de la telebasura.

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  14. Qué gusto da leer una reseña tan oportuna, con un análisis riguroso y bien escrito, seguida de un debate de altura en los comentarios de sus lectores. Gracias al autor del blog por este regalo navideño.
    Me ha llamado la atención en particular el recuadro del final con las declaraciones de Morán. Hace bien el autor del blog en no añadir el menor comentario, porque esas declaraciones ratifican por sí solas la opinión de la reseña, pues le retratan como alguien que saca las cosas de quicio y las falsea, ¿entender que una editorial no quiera publicar un libro agresivo, una “antología de descalificaciones”, es tanto como defender una dictadura? ¿pero de qué va este señor? Ya me parece una desvergüenza quejarse de censura porque una editorial no haya querido publicar un libelo para no enfrentar los cientos de denuncias que se veía venir. Esa es la razón que dio la propia editorial; pero este señor prefiere callárselo y hablar de censura, con un victimismo absurdo y a la vez interesado en el escándalo mediático, como bien señala el autor del blog. El escándalo siempre vende; lo sabe el periodismo desde siempre. Y este señor Morán no iba a perder la rentable oportunidad de aparecer ¡por fin! como perseguido y censurado.

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  15. En un tono muy distinto, muy recomendable"La mala puta", de Dalmáu y otro en editorial Slopper. Lleva por subtítulo "Réquiem por la literatura española" y me gustaría que JLGM lo comentase.

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    1. Artículo hoy en El Mundo sobre este libro:

      http://www.elmundo.es/opinion/2014/12/21/5497230522601dbb148b457b.html

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  16. Por una parte, tras leer al completo el libro de G. Morán (y algunas otras publicaciones que lo complementan), concluyo que con bastantes de los personajes que ahí aparecen ha pecado de excesivo comedimiento: los escritos y los tejemanejes de éstos daban para términos aún más gruesos. Y, por otra parte, está visto que entre “Tiempo de imposturas” y G. Morán hay algo “personal”, ya que con otros nick éste (el presentador del “Tiempo”) no para de incluir en todas las páginas que comentan este libro los mismos comentarios y los mismos enlaces (que, por cierto, tanto para el ínclito Juanito Cruz, el de Galdós, y para el espabilao del Cercas, confirman lo que en su momento publicó Morán).

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    1. Quien descalifica se califica, comentarista anónimo.
      Un periodista de investigación cuenta hechos contrastados, verifica sus informaciones, no da pábulo a rumores (algunos tan ridículos como a Víctor de la Concha, cuando estudiaba, le prestaron unos apuntes y aún no los ha devuelto), no necesita utilizar términos "gruesos".
      Pero no trato de polemizar. Precisamente por no ser periodismo de investigación ciertos programas, como Sálvame, de Mediaset, tienen tanta audiencia.

      JLGM

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    2. Tiempo de imposturas19 de diciembre de 2014, 12:44

      El Anónimo defensor a ultranza que le ha salido a Morán, evidencia el mismo estilo y los mismos tics de su valedor. La misma forma de intentar desacreditar a las personas sin entrar ni por asomo en los argumentos (evidentemente porque carece de ellos), el mismo procedimiento de soltar descalificaciones y valoraciones al aire desde su santa opinión, sin el menor apoyo razonado en datos o en hechos constatables. Incluso nombra a Juan Cruz exactamente con el mismo término despectivo que emplea Moran en el agresivo artículo al que responde Cruz. Curiosa coincidencia ¿no?
      Debe ser cuando menos, y como mínimo, su discípulo predilecto. Tal para cual.

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    3. Vayamos por partes. A) ¿Quién descalifica se califica? Curioso aserto que sirve para un cosido o un descosido. Es decir: para calificar, por ejemplo, a grosso modo como “Sálvame” el libro de Morán, para lo cual obvia el “calificador” (me refiero a García Martín) todo lo que no le interesa (con doble sentido) en el análisis publicado por Morán, que es mucho, por más que se niegue. Y B) Ni discípulo, ni defensor, aunque persiste mi curiosidad en saber las cuestiones personales que “Tiempo entre costuras” tiene en esta cuestión y que tanto determinan sus “opiniones” por todo el orbe del mundanal ruido de internet. Por lo demás: saludos y gracias por sus intervenciones, que se agradecen.

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    4. Pues dejemos calificaciones y descalificaciones más o menos anónimas (las mías nunca lo son, y procuro fundamentarlas). Creo que todo el mundo tiene idea de lo que va a encontrarse en el susodicho libro como de lo que puede verse en tal programa. Y por eso unos no se acercarán, asqueados, ni al primero ni al segundo, mientras que otros lo harán entusiasmados. La gente tiene gustos muy dispares. Pero a la mayoría le divierte el espectáculo de los insultos y las palabras gruesas. Las ventas y la audiencia están aseguradas.

      JLGM

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    5. Gracias por su respuesta, pero discrepo –una vez más- de alguna de sus afirmaciones (“creo que todo el mundo tiene idea de lo que va a encontrarse en el susodicho libro”), pues por mi parte creo que no es así. Bastaría con leer detenenidamente lo publicado por Vd., por B. Sarabia en El Cultura de ayer o, sin extenderme más, por Pío Moa, para hallar opiniones tan dispares y contrapuestas sobre este libro. En todo caso, insisto: su “reseña” no da una visión equilibrada del contenido del libro de G. Morán (e incluso cae en el mismo tipo de descalificaciones que, según Vd., se pueden encontrar en el libro de G. Morán), y, lo que más sorprende, es el “unanimismo” que destilan los comentarios de un supuesto blog de lectores, de ahí mi intervención, no tanto por defender a Morán (que ya es mayorcito e, imagino, sabe defenderse por sí mismo), como por remar a contracorriente. En todo caso, con mi lectura de este libro, he podido ir comprobando que es mucho más que una simple imitación de “Sálvame” (como Vd. quiere hacer creer), algunos ejemplos: el preciso análisis de los disparates editoriales en torno a la obra de L. Martín Santos (dispongo de todas esas ediciones en mi biblioteca y he comprobado que G. Morán no exagera en nada, todo lo contrario, aún podría haber sido más cruel); la lectura tan sugerente del artículo de M. Aub en Cuadernos Americanos (también dispongo de este ejemplar y lo he releído en paralelo, conclusión: resulta una estupidez grandísima escribir de una “resistencia silenciosa” tras su lectura); o incluso los olvidos de Morán en torno a Laín (no cita sus ciclos de conferencias en el Berlín nazi o en la Rumanía fascista. No se trata de un rumor, dispongo de los documentos de esos actos) … y un larguísimo número de ejemplos que podría seguir añadiendo … Ah, y firmo “Anónimo” porque soy eso mismo, un anónimo ajeno por completo al mundo cultural y que nunca ha publicado nada de nada. Un saludo.

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    6. 1/ No hace falta haber publicado nada para tener nombre y apellido. Hubo un tiempo en que, para intervenir en una conversación, lo primero que hacía un caballero era presentarse. Esa costumbre sigue vigente, aunque tienda a olvidarse incluso por personas tan educadas y ponderadas como el comentarista al que respondo (qué difícil hablar por escrito con quien no tiene nombre).
      2/ El que en un libro que se pretende de investigación y denuncia aparezcan hechos mezclados con rumores, insultos y errores no quiere decir que otras afirmaciones no sean ciertas. Pero de poco vale: ¿cómo va a fiarse el lector de un autor tan poco riguroso, que recoge en sus páginas cualquier bulo ofensivo sin el menor escrúpulo?
      3/ Falange Española fue un movimiento fascista, Franco fue apoyado por Hitler en la guerra civil, Dionisio Ridrueejo combatió en la división azul... ¿Hay alguien que ignore eso? Yo fui testigo de la polémica que siguió a la publicación de "Descargo de conciencia", de Laín; su pasado fascista, que él no podía negar, fue traído y llevado (y caricaturizado en las novelas de Umbral); presentar como un gran descubrimiento que dio conferencia en Berlín o donde fuera me parece una gran ingenuidad. Fue fascista y dejó de serlo, como Ridruejo. Ya sabemos que pudieron dejar de serlo pero no dejar de haberlo sido. Hasta yo, de niño, canté el Cara al sol en la escuela y saludé con el brazo en alto.
      4/ Relea el anónimo lo que dice Morán de Víctor de la Concha y luego lea sus libros (la tesis sobre la poesía de Pérez de Ayala, sus estudios sobre la poesía de posguerra, sobre tantos otros temas, las reseñas sobre poesía que publicó semanalmente durante años en ABC) y, si aún así, no cambia de opinión sobre el volumen, pues no tengo más que decir. Tenemos un concepto muy distinto --incompatible-- de lo que es un trabajo de investigación.

      JLGM

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    7. De nuevo gracias por su respuesta, a la que me permitiré hacerle algunas apreciaciones siguiendo los mismos puntos que Ud. incluye:
      1/ No he olvidado presentarme ni he olvidado mi educación, sólo que en este mundo “virtual” tanto da el anonimato como la invención de nombres. En todo caso, me acojo al siguiente paralelismo imaginario: Supongamos que Vd. presenta esta recensión en un acto público (equivalente a un “blog”) y, tras finalizar su intervención, pasamos a las preguntas u opiniones del público que ha escuchado sus palabras. Llegados a ese punto, antes de hablar, no es habitual que el oyente/escribidor diga su nombre, sólo después, si me acercara personalmente sí considero imprescindible iniciar la conversación presentándome con mi nombre. Pero no es el caso. E insisto: soy solo un simple, curioso y anónimo lector.
      2/ En este punto ya, al menos, reconoce que en este libro de G. Morán aparecen afirmaciones que son ciertas. En todo caso la cuestión a debatir sería el peso de los rumores/hechos/errores en sus páginas. Y ahí, creo, que con Ud. no podré llegar a un acuerdo pues, tras mi lectura, considero que pesan bastante más los hechos que los otros dos elementos (y claro que también yo he encontrado “errores” en esas 792 págs., pero permítame objetarle que en otros muchos libros –o incluso Tesis Doctorales- esos errores aún son mucho más graves y lo normal es que se aplique el aserto “pelillos a la mar” en el mundo académico y cultural).
      3/ En cuanto a este punto considero que es el más débil de los que expone. Igualar o identificar sus infantiles cantos “Cara al sol” con la implicación activa y fervorosa en el fascismo español de Laín (y otros muchos) me parece una débil finta ideológica. Por otra parte, si Ud. considera que investigar el pasado oscurecido de todos estos personajes es una “ingenuidad” lo respeto, pero no lo comparto. Fíjese, por ejemplo, que en la primera edición de Casi unas memorias (de D. Ridruejo), en los años 70, se publicaban los artículos convenientemente afeitados sin informar al lector (no es un rumor: ese estudio comparativo lo realicé por mi cuenta hace ya bastantes años), si bien no he comparado, en su posterior reedición, si esa limpieza “conveniente” permanece. Por otra parte, más que las novelas de F. Umbral, a las que alude (y que ya en su momento fueron “denunciadas”, con datos, por su permanente copia y pego de otras novelas), recomendaría la lectura de J. Marsé, en su Premio Planeta, La muchacha de las bragas de oro, en tanto ironía inmediata sobre el escribidor lainista en su Descargo.
      4/ Respecto a García de la Concha conozco sus trabajos en prensa y académicos desde hace bastantes años; pero, por otra parte, en cuanto a sus “posibles” (o no) actos en la lejana Asturias (vivo a cientos de kilómetros de ella) nada puedo comentar, afirmar o negar. En todo caso, por mi parte, sí considero que la RAE en determinados periodos de su historia se ha asemejado bastante a una “casa de citas” (con toda la ambigüedad de esta expresión) y en un muy negativo ejemplo social. Por último, y no es un rumor, le recuerdo la reciente noticia sobre el Instituto Cervantes en la que se afirma que más de la mitad de sus directivos han sido elegidos y colocados sin respetar ninguno de los procedimientos legales que regulan estas designaciones. ¿Quién es el responsable de este desmán legal? ¿Se trata de nepotismo? ¿Su Director ha asumido responsabilidades? ¿Los elegidos ilegalmente (según auditoría interna de la administración) han dimitido? ¿Qué ha ocurrido? Nada. Y, le aseguro, tanto da el nombre de su director actual y responsable de estas colocaciones, pero resulta que estamos hablando del mismo García de la Concha.
      Por mi parte aquí concluyo estos comentarios y le deseo un buen año de lecturas.

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    8. Pues yo preciso dos o tres cosas.
      1/ En un acto público al que habla se le ve la cara y se le oye la voz. Su anonimato es como preguntar al final de una conferencia con el rostro enmascarado.
      2/ Cuando descalifico el libro al que nos referimos, no lo hago porque haya en él lapsus fácilmente subsanables (como, por ejemplo, situar a Vera del Bidasoa en Guipúzcoa y no en Navarra); esos errores ni los señalé en la reseña.. Me refiero a algo más grave: a dar la misma importancia a hechos ciertos y a rumores sin confirmar, de manera que pierde toda credibilidad para el lector. Eso es lo no permitiría aceptarlo como tesis doctoral ni como trabajo de investigación..
      3/ No identifico mi infancia y Laín. Pero sí me parece ridículo descubrir a estas alturas el pasado fascista de Laín o Ridruejo. Hace más de treinta años que lo recuerda todo el mundo (ya se lo echaban en cada cuando vivían).
      y 4/ No tengo ni idea sobre esa noticia acerca de cómo han sido colocados los directivos del Cervantes. Me imagino que, si no se han respetado los procedimientos legales, los otros candidatos podrá recurrir y esos nombramientos serán anulados. Esa es una cuestión que no viene aquí a cuento. Sí viene a cuento decir que quien afirma que Víctor de la Concha es un clérigo ignorante, con pocos estudios, no sabe de qué habla y el calificativo que merezca quien se lo crea, incluso después de haber leído sus estudios, pues me lo callo... ¿A qué decir cosas desagradables en estos días? Mejor desear feliz Navidad y, como hay opiniones para todo, aceptar que hay a quienes les parece admirable lo que a mí me parece detestable. Cada uno ha dado sus razones. Que los lectores (si tenemos la suerte de contar con alguno) decidan.

      JLGM

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    9. Pena que la interesante polémica parece darse por cerrada. Era un debate de altura, que me estaba gustando en sumo grado. Verdad es que las posiciones ya están suficientemente claras para que cada cual juzgue y decida.
      Mi personal conclusión es que no todo es igual ni vale todo, y que hay una enorme diferencia entre descalificar a la persona y descalificar ideas u opiniones, o sea, no a la persona sino lo que la persona dice.
      Por otra parte, verdad también que hay un cierto desequilibrio en el debate de alguien con nombre y apellidos frente a un opinante Anónimo. Pero no me parece grave, lo importante es lo que cada uno dice, no quién lo dice. Y además, el nombre y apellidos detrás del Anónimo se intuyen perfectamente, aunque no estén explícitos.

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    10. Pues yo no intuye ese nombre, Felipillo. Estoy de acuerdo en que las opiniones de cada uno están claras.

      JLGM

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    11. Bueno, creo que el tercer comentario de "Tiempo de impostura" lo insinúa ¿no? Y me parece que no anda descaminado.

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    12. No me fío yo mucho de insinuaciones. Está visto que hay algunos atrevidos comentaristas a los que les cuesta más dar el nombre que a las poetisas de antes confesar la edad.

      JLGM

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    13. Su particular machismo, en cuanto usted se descuida, se le escapa, poetiso.

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    14. No es machismo todo lo que reluce, anónimo.

      JLGM

      Y también les cuesta a algunas poetas de ahora. Véanse las notas biográficas en las antologías, anonimísimo.

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    15. Gracias por encajar mi tonta inocentada (machismo / poetiso). Usted es sano. Quizá en el fondo, con nuestras variadas enfermedades, todos lo seamos.

      Anonimísimo también más de uno. Por pesarle ya sobremanera la levedad del polvo en que revertirá, tal vez por eso.

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  17. En el mundo literario abundan los navajeos y despellejes, y es actitud en que todos pierden.

    En música no ocurre eso, sino que los cantantes suelen ser amigos y es frecuente que graben canciones juntos o que participen unos en conciertos de otros (Serrat, Sabina, Miguel Ríos, Víctor Manuel, etc).

    Si los escritores hablaran bien unos de otros, si elogiaran honestamente los libros ajenos cuando hay motivo para ello…, otro gallo les cantara.

    Se dice que el boom de la literatura latinoamericana empezó así: Cortázar elogiando a Vargas Llosa, éste hablando bien de Carpentier, éste a su vez de García Márquez, y viceversa. Y al poco todos los lectores de uno querían leer también al otro.

    ¿Y quién tiene la culpa del navajeo? Pues los premios literarios, que crean competitividad en un ámbito que debería estar libre de eso, y encima generalmente están trucados y son engañabobos, pues el premio está dado de antemano, y los farsantes/convocantes tienen a los pobres autores noveles gastando en fotocopias el dinero que no tienen.

    En serio digo que los escritores deberían evitar hablar mal unos de otros. Y la estafa o pantomima de los certámenes o concursos literarios debería desaparecer.

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  18. Interesante aportación de Rafa Baldaya. Abundando en lo anterior, hoy en su blog Juan Cruz escribe sobre "¿Por qué los escritores apenas recomiendan a sus contemporáneos?". Léase en

    http://blogs.elpais.com/juan_cruz/2014/12/por-que-los-escritores-apenas-recomiendan-a-sus-contemporaneos.html

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  19. felicito a garcia martin-no santo de mi devocion-por provocar esta buena serie de opiniones. el libro de Moran tiene de todo.y me parece que merece mas opiniones que las recibidas.

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  20. A medida que he ido conociendo más cosas sobre el libro de Morán (indirectamente), he de confesar que una cosa es su estilo gratuitamente vejatorio, y otra la verdad o falsedad del mal general que denuncia en la cultura hispánica, sobre todo en el nivel del "mandarinato" al que, creo que acertadamente, se refiere. ¿Cuántos filósofos o filólogos españoles del último tercio del siglo anterior merecen la pena ser estudiados y admirados a nivel mundial?

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  21. ¿Y cómo se valora eso, nada menos que el merecimiento a ser admirado a nivel mundial? Yo me fío muy poco de los juicios de valor de carácter general, demasiado general, y difícilmente contrastables.

    JLGM

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  22. ¿Que cómo se valora el merecimiento intelectual? Pues muy sencillo: ¿a cuántos intelectuales españoles se les estudia fuera de nuestras fronteras (e incluso fuera de las dronteras de su departamento), como se estudia a Searle, Chomsky, etc., que son de su misma generación?

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    1. A docenas y docenas, no hay más que ir por los departamentos de español de las distintas universidades. Porque a los intelectuales no se les suele estudiar fuera de los departamentos universitarios. Pero esta discusión es baladí. Siempre España ha contado menos que Francia, por ejemplo, eso no es cosa de los últimos treinta años. En fin, perdona Jesús que sea tan directo, pero ese reproche tuyo, si lo quieres convertir en denuncia moral, es una tontería. Y deberías leer el libro de Morán antes de hablar de él. Eso es lo que yo creo, de otra forma cualquier opinión carece de sentido.Y hay formas más agradables de perder el tiempo.

      JLGM

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  23. José Luis
    No he hecho ninguna valoración moral, sólo académica. Me limito a constatar que la intelectualidad española de la época que cubre el libro de Morán es prácticamente irrelevante a nivel internacional. No es una opinión sobre el libro de Morán, sino un juicio sobre el tema del que habla el libro, juicio para el que hay datos independientes de lo que ponga el libro. Y que haya sido así siempre no me parece que sea ninguna justificación; estaría bien haber progresado algo en este aspecto.

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  24. Unos son relevantes y otros no, y no menos que en cualquier otro país de semejante número de habitantes. Pero no entiendo yo qué tiene que ver el que haya más o menos españoles destacados internacionalmente (lo son, por ejemplo, y en ámbitos distintos Calatrava, Marías y Almodóvar) con un libro lleno de errores, descalificaciones e insultos.

    JLGM

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  25. Si no digo que tenga nada que ver, simplemente me ha venido a la cabeza el dato de la escasa relevancia internacional de nuestros intelectuales (no hablo de artistas), que ciertamente es muy pequeña en comparación con los otros países "grandes" de Europa Occidental, y no digamos, en términos "per cápita", con países más pequeños como Holanda, Suecia o Finlandia. En otras disciplinas (ciencias naturales, economía, matemáticas) la diferencia es bastante más pequeña que en las humanidades.

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    1. Habría que definir claramente en qué consiste la "relevancia internacional" y tener estadísticas fiables de los distintos países para poder decir algo al respecto que no sea un mero hablar por hablar, una impresión subjetiva. Yo, la verdad, ignoro si hay más o menos matemáticos, físicos o filósofos relevantes en Suecia o en Finlandia que en España. Me retiro por tanto del debate.

      JLGM

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  26. Aparte de no estar de acuerdo en absoluto con la recomendación de otras épocas de no leer el libro de Moran, debo aclarar aquí que si algo le reprocho a Moran es su excesiva benevolencia, al menos con el difunto Alarcos, que dejó en herencia la cátedra a su señora y era el comisario político de falange en la U de Oviedo. Tuve el dudoso privilegio de aguantarlo personalmente y eso que soy de ciencias, por lo tanto sé de lo que hablo. Atte

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  27. Quien quiera leer el libro de Morán que lo lea: en el pecado lleva la penitencia. Yo lo he leído entero, sin saltarme una línea. Sospecho que otros que lo elogian solo han picoteado acá y allá. Pero puedo equivocarme.
    Y en cuanto a este anónimo (olvidando el sabio consejo de no tratar con quien tira la piedra y esconde la mano) le diré que el resentimiento es mal consejero. Y que las cátedras no se dejan en herencia. Se obtiene por oposición.

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    1. Eres tan insultante como Moran.

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    2. Me sobrevaloras, anónimo.

      JLGM

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    3. Debes ser más sabio y no contestarme.

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    4. Eso de que las cátedras de universidad se obtienen por oposición no te lo crees ni tú. Alarcos dejó la suya en herencia a Josefina Gutiérrez; no es que lo diga yo, está documentado como es natural. En la Universidad de Oviedo, en biológicas, hay 5 catedráticos que son hijos de otro antiguo del franquismo. En filosofía está el hijito de G Bueno. O creemos en la herencia lamarckiana o me vacilas como soleis hacer los amigos de esa época que ya no volverá., por suerte. Por cierto, soy un anónimo distinto de ese anterior pero conocedor del tema alarquista que traté. Puedes llamarme manolo si eso te hace ilusión.

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    5. Soy incorregible. Contesto hasta a las mayores tonterías. Para saber el procedimiento (complicado) para ser catedrático universitario en España conviene acercarse a cualquier universidad y preguntar en la secretaría. También se puede uno enterar por otros medios. Por cierto, no conozco a ninguna Josefina Gutiérrez.
      En fin, que conozco maneras más agradables de perder el tiempo que explicar obviedades a quien no quiere enterarse.

      JLGM

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  28. Tienes razón, la señora heredera de la cátedra del ilustre falangista ovetense es doña josefina martinez, su viuda (lapsus). Quizá contestes a las mayores tonterías, tú veras lo que estas capacitado para contestar, pero no has contestado al raro prodigio que las viudas y los hijos de los catedráticos del franquismo hayan ocupado la catedra de su señor padre/marido o lo que sea, como te he señalado en 7 casos (7) de la universidad de Oviedo. Yo lo único obvio que veo aquí es lo reaccionario que eres y lo listillo que te crees. Haces bien, la autoestima franquista que no decaiga. Ole. Cuando uno abre un blog como el tuyo debe asumir que no todo el mundo traga con idioteces de épocas que no volverán, afortunadamente. (manolo)

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    1. Ser hijo de catedrático no inhabilita para ser catedrático (no existe esa incompatibilidad). Se han de superar, por supuesto, las mismas pruebas que los demás.

      JLGM

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  29. le haré un comentario en el Ateneo de Santander

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  30. Me gusta leer, y el libro del Moran me esta gustando mucho, yo no lo veó como una critica destructiva sino como un recorrido por la historia del pais, al margen de esto he buscado en las librerías y por interne los libros de Manuel de la Escalera sobre todo y de Iturralbe y no consigo encontrarlos. Alguno de ustedes pueden responder por qué!!

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  31. Tiempo de imposturas29 de marzo de 2015, 23:12

    Veo con grata sorpresa que esta entrada ha seguido viva, cuando en enero la había creído acabada. Y ya que el tema no ha muerto y mantiene interés, quiero añadir dos cositas:
    -Recomendar una excelente entrada en el blog de Bernat Ruiz, donde el autor subraya el “enorme vacío” del que adolece el libro de Morán: “Gregorio Morán no dedica ni un capítulo al grupo editorial español más importante de la segunda mitad del siglo XX, contemporáneo de unos mandarines que por gusto o por fuerza estuvieron bajo su influencia; toda la cultura española sigue bajo dicha influencia. A José Manuel Lara sólo se le menciona en dos ocasiones, en la página 9 –el prólogo– y en la 346, pero resulta que ¡el primero es el hijo y el segundo el padre!...Es comprensible –no sé si justificable– que Morán ignore en su libro la propia editorial para la que escribe, pero eso da lugar a una cósmica paradoja: el libro que retrata la intelectualidad española de la segunda mitad del siglo XX carece de uno de los factores cuya mera existencia explica muchas cosas”. No sé a ustedes, pero a mí me parece más que injustificable, francamente impresentable. Y ése es el estilo, la honestidad y el rigor de Morán: repartir palos a todo el mundo, menos a quienes le pagan a él.
    -Mi impresión, personal y subjetiva desde luego, de que en la inquina contra las cátedras y los catedráticos universitarios, puede haber algo de razón en ciertos casos, pero las más de las veces hay mucho más de resentimiento y envidia por parte de aquellos que no han lograda acceder a una licenciatura, e incluso dícese que ni siquiera al bachillerato.

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    1. No sé si lo del resentimiento por no haber terminado el bachillerato y tal lo dices por mí; si es así puedes meterte ese argumento por do más pecado hayas: soy catedrático de biología, especialidad genética molecular y como pasatiempos, la ingeniería genética y entretenerme realizando taxonomías artesanales sobre la pervivencia del franquismo en las letras hispanas, como por ejemplo el founder de este blog y algunos de sus tertulianos. Así va la industria del libro como va.-manolo

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    2. Tiempo de imposturas13 de junio de 2015, 13:42

      Pues supongo que no, amigo anónimo, que no me refería a usted; aunque es imposible saberlo. Me refería concretamente al autor del libro, Morán, que parece no completó el bachillerato y manifiesta una inquina venenosa y permanente contra todo lo que suene a profesor o catedrático.

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  32. De catedrático a catedrático: ahí le has dao, amigo biólogo

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