Terra Alta
Javier Cercas.
Planeta. Barcelona,
2019.
Como saben bien los autores de novelas policíacas o de
misterio, despertar el interés del lector resulta relativamente fácil –solo
hace falta un poco de oficio–, mantenerlo resulta más difícil y no defraudar al
final con la resolución, casi imposible.
Javier
Cercas comienza Terra Alta con la
eficacia de un buen guionista televisivo: no solo nos imaginamos la adaptación,
sino que nos parece que ya la hemos visto en algún episodio de la franquicia CSI
(Crime Scene Investigation).
Pero ahora
la acción no trascurre en Nueva York ni en Las Vegas o Los Angeles, sino en una
comarca del sur de Cataluña –Terra Alta–, fronteriza con Aragón, conocida
porque fue el escenario de uno de los hechos más destacados de la guerra civil,
la batalla del Ebro.
Estamos en
la Cataluña de 2021. Los acontecimientos del uno de octubre de 2017, la
celebración del referéndum ilegal y la frustrada proclamación de la república,
no alteran la convivencia, apenas si se mencionan en la trama. El protagonista
de la novela es el llamado “héroe de Cambrils” –el mosso d’escuadra que mató a
cuatro terroristas adolescentes–, anónimo en la realidad, al que Cercas le
inventa una truculenta biografía. Sus superiores, para evitar venganzas de los
islamistas, le han enviado a una remota comisaría.
La novela
se divide en dos partes, cada una con cinco capítulos. En los impares se nos
cuenta la investigación policial; en los pares, la vida del protagonista, muy a
grandes trazos o deteniéndose pormenorizadamente en ciertos episodios.
Durante la
primera parte el autor consigue mantener nuestro interés; en la segunda,
naufraga por completo. Aceptamos las inverosimilitudes, como de folletín
decimonónico, en la vida del protagonista. Se nos atragantan las que tienen que
ver con la investigación del crimen: sibilinos correos electrónicos, huellas
mal reproducidas y demás.
Para no
destripar el argumento, limitaré la ejemplificación. Un día, al regresar del
trabajo, a punto de entrar en casa, el protagonista “nota un rápido movimiento
a su espalda, y antes de poder revolverse y echar mano a su arma, siente al
mismo tiempo un golpe seco en la cabeza y un pinchazo en el cuello”. Todo lo
que sigue lo hemos leído en mil y una novelas o visto en películas de la serie
B: “Recobra el conocimiento media hora después, sentado en el asiendo de un
coche provisto de vidrios polarizados que circula a velocidad de crucero por
una autopista”, Le llevan a Barcelona, le meten a punta de pistola en un lujoso
hotel y le dejan en la suite de un anciano millonario, recién llegado de
México, y que está deseando contarle una historia que explica toda la
intrigante trama en que se ha visto involucrado “el héroe de Cambrils”. Cuando este insinúa
que quizá lo haga porque no piensa dejarle marchar, el mexicano responde:
“Usted no está aquí obligado, Melchor, ya le dije que no encontré otra forma de
que hablásemos, y que me disculpaba por las molestias”.
¿No
encontró otra forma? ¿Y qué tal un correo electrónico –ya le había escrito
varios desde México– o una llamada telefónica?
Al final no
nos creemos nada de lo que se nos narra, que es lo peor que le puede ocurrir en
una novela realista.
A pesar de
ello, no tenemos la sensación de haber perdido del todo el tiempo con Terra Alta, inverosímil némesis y
sigilosa utopia. Nos quedamos con el escenario, una comarca catalana evocada en
precisos trazos y que nada tiene que ver con la imagen que nos hacemos de
Cataluña; con el funcionamiento de la comisaría de Mossos d’Esquadra, con el
elogio a su profesionalidad. Quienes conocen la campaña periodística de Javier
Cercas contra el procés, se
sorprenderán sin duda de la imparcialidad de la que trata de hacer gala en todo
momento. También de su no excesiva capacidad profética: su novela se escribió
antes de que se conociera la sentencia y por eso la Cataluña actual no tiene
cabida en la novela. No sabemos cómo será en 2021, sí sabemos que no parece que
vaya a ser como se la imagina un Cercas que –al contrario que ocurrió con Soldados de Salamina– pretende escribir
deliberadamente un best seller.
SIGILOSA UTOPÍA
ResponderEliminarEn el aula política del mundo,
¿quién será el alumno más brillante?
Frunce el ceño la vieja institutriz:
la perfecta mediocridad
es lo que se lleva ahora.