jueves, 11 de noviembre de 2021

El caso Álvarez

 

Tigres en el crepúsculo
José María Álvarez
Edición de Alfredo Rodríguez
Ediciones Universidad de Valladolid, 2021.

Las opiniones sobre José María Álvarez están divididas, Unos pocos, pero muy fervorosos fieles, piensan que es un destacado poeta, uno de los más notables de su generación; el resto, que tiene tanto de escritor como de mistificador, de provocativo personaje cada vez más exasperado y marginal.

            Nació en Cartagena en 1942, pero él afirma en la antología que lo dio a conocer, Nueve novísimos, que nació en Casablanca. Antes de participar en esa antología fue un activo poeta social, cercano a los presupuestos del partido comunista, autor del Libro de las nuevas herramientas, del que pronto renegaría. Reticente en un principio a los presupuestos de la antología de Castellet, a partir del inesperado éxito académico de ese libro –que acabó dando nombre a un capítulo de la poesía española--, se convirtió en el “novísimo” por excelencia, el más fiel a los presupuestos iniciales de culturalismo exacerbado y provocación.

            Los años dorados de José María Álvarez fueron los años ochenta, los de los primeros gobiernos socialistas y las incipientes autonomías. Él cumplió el entonces agradecido papel de disidente oficial. En 1983, en una entrevista que publicó la revista Interview, declaraba: “A mí todo esto del sufragio universal y los partidos y las autonomías y demás zarandajas me parece una ineficacia muy cara y muy peligrosa”. Pero luego no tuvo inconveniente en organizar, con dinero público, un sonado homenaje a Ezra Pound en Venecia y numerosos congresos poéticos en Cartagena y en diversos países. “A casi todos los viajes voy invitado”, dirá en otra entrevista. Invitado por el Instituto Cervantes o por otras institución oficial, en la mayor parte de los casos.

            En Tigres en el crepúsculo, el poeta Alfredo Rodríguez ha reunido toda la prosa dispersa de José María Álvarez que ha logrado encontrar, incluyendo transcripciones de conferencias y entrevistas televisivas. Para él, devoto entre los devotos, cuanto sale de la boca o de la pluma de José María Álvarez es sagrado. No le hace con ello demasiado favor. Muchas de las declaraciones del poeta son algo más que “políticamente incorrectas”, son directamente ofensivas para media humanidad. En 1981, en un artículo de Diario 16, anticipa los desastres que se avecinan para Francia con el triunfo de Mitterrand: “¡Adiós, calles y plazas de París, adiós a vuestro encanto! Se avecina una Francia más sucia y más triste. ¡Adiós, oh excelsas cocinas! ¡Adiós, oh eminentes vinos! ¡Adiós, oh putas! Que por si faltara un empujón, alguien –de los que nunca han frecuentado vuestros paraísos-- os reclamará para más infamantes obligaciones en cualquier fábrica o despacho”.

            ¿Habremos entendido bien? Si, para el Álvarez de 1981, y no parece haber cambiado de opinión, la prostitución era una ocupación más digna de la mujer que trabajar en una fábrica o despacho. Por el feminismo –lo dijo en una entrevista con Sánchez Dragó de 2003-- siente una “repugnancia intelectual” que suele ir acompañada “de repugnancia física, porque la mayoría de las veces que he tenido una discusión o que me he encontrado con alguna feminista, no solo me repugnaba lo que estaba diciendo, sino ella personalmente, o sea físicamente”.

            No le ha hecho mucho favor Alfredo Rodríguez a su venerado maestro rescatando estas y otras declaraciones. Las que se refieren a la esclavitud, por ejemplo. José María Álvarez siempre ha lamentado la derrota de los confederados en la guerra de secesión americana. Fue para él la derrota de la civilización. El problema de los esclavos no era sino un problemilla “exacerbado por un panfleto aberrante titulado La cabaña del tío Tom”. Hay que tener en cuenta -añade-- “que la situación de los esclavos era infinitamente más confortable que la de los obreros en las fábricas del Norte y que además era una cuestión en vías de extinción, ya que quedaban pocos esclavos en el Sur y contadísimos propietarios (el 4 %). Lincoln dictó unas normas que en realidad preveían un ritmo de liberación más lento que el que ya se estaba produciendo naturalmente en las comunidades sureñas”.   

            En los desquiciados ochenta podían hacer gracia ciertas ocurrencias. Hace tiempo que han dejado de hacerla. Y ciertos alardes libertinos, como evocar a Casanova en un salón “privé” del Florian desnudando a dos princesas y a un obispo, para luego hacerse servir por este “mientras las dos princesas ronronean a sus pies como gatos persas”, solo sirven para demuestran que la erudición de Álvarez a menudo es más fantasiosa que precisa.

            Estas prosas, en el caso de ser rescatadas del misericordioso olvido, necesitarían un editor menos deslumbrado por el maestro. ¿Alguien puede creerse que el temario que se reproduce en “Audacias e insolencias de la juventud”, un temario que comienza hablando de “la escritura Brahmí” y que termina con un tema titulado “El dios abandona a Konstantino Cavafis” sirviera para las clases de Gramática y de Geografía Económica que Álvarez dio en la Escuela de Maestría Industrial de Cartagena durante el cuso 1967-68? “Fue muy interesante la reacción de los alumnos. Vi brillar ojos que estaban apagados”, declara Álvarez. Y el ingenuo Rodríguez se lo cree.

            Ingenuo y también algo interesado. Incluye en la primera parte del volumen los prologuillos de circunstancia que Álvarez le escribió para sus libros de versos, uno de ellos inédito y todos bastante prescindibles.

            José María Álvarez no es solo un personaje que jugó a la carta del decadentismo y de “épater le bourgeois”, muy a la decimonónica manera de un Villiers de L’Isle-Adam o de un Huysmans, y que acabó abrasado por el personaje; es también un notable escritor en prosa y verso que necesitaría un editor y antólogo que le ayudara a suplir su no excesiva capacidad autocrítica.

26 comentarios:

  1. Recuerdo al José Maria Álvarez de los novisimos y sobre todo el primer "Museo de cera". Como uno se estaba forjando una cultura, todas esas citas -algunas supongo que apócrifas- me fascinaron. Después me empezaron a empalagar, como un postre demasiado dulce. Sus opiniones me recuerdan a Dalí: un modo de estar en el "candelabro" para vender un producto caducado. Lo defines muy bien con esa frase de "tiene tanto de escritor como de mistificador"

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  2. Pues aúpa Alvarez. Lo que dijo en los ochenta tiene plena vigencia.
    No soy "acerrimo defensor", ni lo vinculaba a los novisimos.
    Vaya por Dios(expresion clásica), que uno no pueda decir lo que siente. Lo de " disidente oficial", es una tontería.

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    1. Y lo de no firmar, una mala costumbre recuperada, Víctor.

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  3. A mi juicio es un gran libro. No argüiré los motivos, pero se infieren un poco de su especie -muy respetable- de crítica, a saber, de sus declaraciones o aseveraciones Sr. Martín, sobrenadan unas contradeclaraciones; con ligeros matices ahí se encuentran mis asentimientos. Recomiendo el libro con pasión desmedida y, sí, a la vez también crítica. Porque Álvarez siempre es una apuesta segura.

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  4. ¿Has leído "Tigres en el crepúsculo", Christian? ¿Lo has hojeado siquiera? ¿O te refieres a "Museo de cera"?

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  5. Admiro de un modo babeante la poesía de Álvarez,más su poesía de vejez que el estricto ciclo de Museo de cera. Usted y él son dos maestros que, por cierto, fueron orillados del escaparate o pomada literaria por razones extraliterarias. También podría hablarse de un caso Martín.

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  6. Hace mucho que lo leo y creo que nos pasma a todos cuando, tras una lectura atenta y minuciosa, destroza con argumentos estéticos por ejemplo un poemario de Siles (reseña antológica) Pero ofender a media humanidad supuestamente hablando de putas es un poco convincente argumento victoriano.

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  7. Y, perdone maestro por avasallar su blog, me irrita cuando enfoca sus críticas con argumentos ad hominem ("El caso X", "La vieja gloria Y")Ahí enfanga en el bar su mucha inteligencia. Sé que esto es una de las marcas de su estilo (o lo amas o lo detestas)Pero no es serio, creo. Se podría argüir una crítica completamente opuesta dadas otras afinidades.

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  8. Ya tenemos aquí a otro bien intencionado trol. Ofender a las mujeres es ofender a media humanidad.

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    1. No soy un troll maestro (y no hay asomo alguno de ironía o sarcasmo en el epíteto) La esencia de mi argumento es que usted a veces reseña caprichosamente. Por ejemplo yo podría acabar una crítica del libro de Älvarez con esta conclusión "José María Álvarez no es solo un fascinante personaje que jugó a la carta del decadentismo a la manera de Villiers de L´isle Adam o de un Huysmans, sino que ha terminado asombrándonos con el personaje; es también un notable escritor en prosa y verso felizmente editado y que el antólogo nos ayuda a conocer con nunca excesivos lujos" Es muy fácil montar una reseña entusiasta con esta conclusión, como es fácil montar una reseña con la conclusión opuesta (la suya) Ese arbitrio típico suyo es lo que apuntaba que no me gustaba. Si eso es ser un troll...

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    2. La cuestión es si has leído o no el libro del que hablamos; sospecho que no.

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  9. Yace aquí la más puta de las dos Castillas.
    Dijo un poeta, ¿ ofendia a todas las castellanas? Parece que sí.
    Lo que más gracia me hace, y lo digo en serio es la calificación de "colectivo LGTBI" por parte de las autoridades, a las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales
    .Toma ya, ni personas son, un colectivo.
    Me canso del chiste.
    Como sabe JLGM quien soy, me ahorro la firma.
    Y no soy murciano sino ovetense.

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    1. Y no excesivamente dotado para el razonamiento lógico. Cualquier día te nombran Ministro de Sanidad en lugar de la Ministra de la Tercera Dosis, ahora ya Ministra de la Vacunación a los Niños aunque aún no exista una aprobada y todos la consideren innecesaria, salvo las farmacéuticas (hoy anuncia en El Comercio que comenzarán a ponerla antes de diciembre, ella ya sabe lo que dirán los "científicos").

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  10. Por cierto, al colectivo primero lo marcas, LGTBI, luego lo manipulas y haces con él lo que quieras. Discriminación positiva o directamente a la cámara de gas.
    Por supuesto, Victor Menéndez

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  11. Perdona Martín, no estoy al tanto de los complots farmacéuticos. A ti te los dejo.
    Un saludo

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  12. Te he detestado ya bastante, Walt Whitman, Vengo a ti como un niño crecido
    Que ha tenido un papá testarudo.
    Ya tengo edad para hacer amigos.

    No tuvo demasiada suerte Ezra Pound con sus nuevos amigos.
    Jose Maria Álvarez transpira a Pound por todos los poros. Pero, inciertos caminos, vayamos con el maestro.
    Tengo ante mi vista una pequeña obra maestra: "Literary Essays of Ezra Pound", editado por Faber & Faber en 1954, con introducción de T. S. Eliot.
    Lo compré en una librería de viejo de Dublin, cercana a la torre donde Joyce situaba la adolescencia de Stephen Dedalus.
    Consta de tres partes, que leo y releo de diferente manera:
    1. The art of poetry. Con dos interensantimos apartados: "How to read" y "The teacher's mission".
    2. Continúa con "The tradition" Desde los "troubadours", hasta Henry James y Remy de Gourmount, pasando por Arnaud Daniel, Cavalcanti, etc.
    3. "Contemporaries", destaco a Yeats, Robert Frost, D. H. Lawrence, Joyce y el mismo Eliot.

    No existe ninguna alusión a De Annunzzio.
    Curioso que el maestro, Pound, nos lleve al discípulo, Alvarez.
    Por cierto, la traducción que inicia el comentario es de Ernesto Cardenal, poco sospechoso de fascismo alguno.
    Feliz y lluvioso noviembre.
    Víctor Menéndez

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  13. Este último poema me gusta.
    Para no gustarte Alvarez, bien masoquista eres, Robles.
    Sobre Pound cito sus ensayos literarios. Leelos.
    Salud. Victor Menéndez

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    2. Se refiere a Scott Fitzgerald, sin duda.
      Sí tuviésemos que citar todas las tonterías que dicen los poetas, no acabaríamos nunca.
      Un saludo.
      Victor Menéndez

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  14. Derroche de sapiencia poética se observa por aquí, aunque la hermosura siga desamparada, pese a virgilianos y culturetas de recio abolengo que hacen lo que pueden. Necesidad, pues, de tratados adecuados, de índole martiniana, para orientar el citerio, o literario o sanitario, Conviene, en tal sentido, recomendar los prolegómenos a una teoría vacunal y covidiana, publicado por entregas en una Arcadia, si no feliz, si dicharachera.
    Álvarez versus Sánchez Dragó: fíjense que hay "cosas" incomparables. Lector/ojeador/hojeador de más de 30.000 libros frente a ... ¿quién?. Tiempos de Carlos Vélez, Miguel Bilbatúa, Andrés Trapiello y otros, encontrándose, ahí sí que sí, con las letras.
    En fin, lo correcto o lo legal, la impostura y la verdad. Seguiremos...

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