Un viaje de
invierno
Miguel d’Ors
Renacimiento.
Sevilla, 2021.
Tres citas, muy bien seleccionadas, compendian la poética
del nuevo libro de Miguel d’Ors. La primera, de Lope de Vega, la ha utilizado
más de una vez: “oscuro el borrador y el verso claro”. Como Ortega, que consideraba
que la claridad es la cortesía del filósofo, Miguel d’Ors considera que lo es
del poeta y que cualquier esfuerzo es poco para conseguirla, aunque ese
esfuerzo no debe notarse en el resultado final. La segunda cita, de Izet Sarajlic,
afirma que el mayor efecto de la poesía se consigue cuando sorprende al lector
con algo que cree conocer bien. La tercera, de Alfonso Reyes, nos dice que el
verso no está hecho solo para las cosas sublimes, que “quien solo canta en do
de pecho no sabe cantar”.
Explica
esta última cita la abundancia de divertimentos y notas de humor en Viaje de
invierno, un libro escrito en unos años –el invierno del que se habla es el
de la vejez-- tan propicios al patetismo. Se parafrasean dos rimas de Bécquer,
se juega con la estructura del soneto, se junta a Rodríguez Zapatero, y no para
bien, con “La encajera” de Vermeer y la luna, “límpida y alta”, en Salta o en
Santiago del Estero. Hay ejercicios de taller –un poema se ofrece en dos
versiones, “Los limones” de Montale se traduce y se acorta y se explica, en
verso, por qué-- y humor, mucho humor,
en este Viaje de invierno. Quizá no se ha subrayado lo suficiente que
Miguel d’Ors es uno de los poetas contemporáneos que más nos hacen, no solo
sonreír, también reír. Baste como ejemplo la comicidad costumbrista de
“Recordando viejos tiempos”. También, es
cierto, nos irrita con frecuencia, porque en su concepción de la poesía nada
puede quedar fuera, tampoco sus ideas conservadoras, aunque escandalicen a “la
chusma biempensante” y “algún o alguna imbécil [lo] acuse de machismo”.
Pocos
poetas tan dueños de su oficio como Miguel d’Ors. Con el mismo virtuosismo con
que domina la rima y la métrica clásicas, hace lo que quiera con el verso
libre. Unas veces parodia una solicitud burocrática (con espacios en blanco
para rellenar con el nombre y la dirección del solicitante), como en “Plantilla
de oración para padres novatos”, y otras utiliza letras y paréntesis para
distinguir las partes de una enumeración: “Pero, que tú me entiendas o que no,
/ quiero decirte a) que tu presencia / en mi vivir diario / le quita
algunos grados / de soledad al panorama; b) / que en ti al fin encontré
/ un buen destinatario / para ciertos afectos naturales…”
El último
poema citado se titula “Vuelve a hablar a su perra”. A esa perra, Ory, ya la
conocíamos del libro anterior y aparece, si no como protagonista como
figurante, en varios poemas. Miguel d’Ors gusta de llevar al verso las minucias
de su vida cotidiana, las anécdotas de su biografía, a las que –en bastantes
casos-- vuelve una y otra vez, sin por ello incurrir en ese “sentimentalismo
primario” del que Guillermo Carnero acusaba a los poetas de posguerra y a los
llamados “poetas de la experiencia”.
Miguel
d’Ors no ignora que la naturalidad en poesía se consigue a base de artificio,
que el poema tiene –o puede tener-- mucho de trampantojo. En el soneto “Prado
de Serandín” los cuartetos nos describen una escena erótica, con muy precisos
detalles (“Podría hablar de la guerra que su falda / me dio, por culpa de la
cremallera”), que luego se desmiente en los tercetos: “Todo lo hace verdad el
Arte, días / de amor incandescente que ahora estoy / inventándome, prado que no
existe / más que en las solitarias fantasías / que tramo en tardes como la de
hoy / para engañar algún recuerdo triste”.
De ahí que
abunden en Miguel d’Ors –uno de los poetas que más han reflexionado sobre su
oficio y quizá el que mejor lo conoce-- los textos metapoéticos. La poesía
–incluso una poética tan expresamente confesional como parece la suya-- no es
nunca un mero desahogo del corazón: el poeta “recuerda y va esbozando,
tachando, corrigiendo, / mintiendo un poco a veces / para que cada verso suyo
diga / algo más verdadero que la simple verdad”.
Miguel
d’Ors es un poeta de ideas, como lo fue Campoamor, y todo su virtuosismo
técnico lo utiliza para darles encarnación lingüística sin incurrir en un
desarrollo meramente conceptual. A veces, una misma idea poética da lugar a
diferentes poemas. “De consolatione Litteraturae” contrapone el saber preciso
de la gente común (lo ejemplifica con personas concretas –un taxista de París,
el vecino del 2º D, la cantante Mari Trini-- que le otorgan un especial efecto
de realidad) con el evanescente e impreciso del poeta. Termina con unos versos
entre paréntesis: “Y, encima, esto mismo, lo escribiste hace siglos / y quizá
hasta mejor / en el poema Cuervos por Rebordelo”. No lo escribió mejor, sino
distinto, en ese poema, todavía algo encorsetadamente borgiano, incluido en Es
cielo y es azul (1984): “El hombre que descuartiza terneras en el alba
ensangrentada, / el hombre que se acerca a Benavente con su camión cargado de
arena, / el que se lava las manos después de hacer una cesárea […] / y yo que
combino palabras en mi noche mezquina”.
No siempre
acierta, y ello resulta inevitable, pero los sonoros fracasos (“Tiene
misterio”, donde contrapone el ser considerado por los críticos “un poeta
claro” cuando él es un personaje “al que no lo entendía / --y hablo
literalmente-- / ni su padre” y aprovecha para informarnos de las muchas
lenguas a las que ha sido traducido), no son demasiados y no nos cuesta
disculparlos ante la sucesión de maravillas que no buscan la novedad, pero que la consiguen de la más inesperada
manera, con materiales a priori muy poco novedosos. Y eso después de medio
siglo –su primer libro se publicó en 1972-- de continua dedicación a la
escritura poética.
Enumero
algunos textos particularmente memorables: “Guijarro de la Playa de los
Muertos”, “El milagro fugaz del liquidámbar”, “Eucalipto de A Portela”. “Novedades”, “Un inmenso acorde mágico”.
Mención aparte merecen los tres poemas dedicados al “periodo especial” que
hemos tenido que padecer, del que todavía no acabamos de librarnos. La pandemia
ha suscitado, y seguirá suscitando, mucha literatura, por lo general mala
literatura. Los tres poemas que le dedica Miguel d’Ors estarán entre lo poco
que se salve de esa quejicosa y acrítica hojarasca: “La pandemia persiste”, con
su tan preciso y coloquial verso último; “En la pandemia del coronavirus” –de
ella se dicen muchas cosas “y muchas más han de decirse cuando / políticos y
medios / de comunicación cedan el paso / a la verdad”--, con su final
anticlimático, y “Mi paseo solitario en la segunda ola”, que cuenta con los
ilustres antecedentes de Cienfuegos y Gil de Biedma.
Qué
sorpresa, qué grata sorpresa, para los muchos lectores de Miguel d’Ors,
comprobar que su nuevo libro no es un mero apéndice a una de las obras más
notables de la poesía española contemporánea, sino que el poeta –que va
cumpliendo años en distintos poema: 73. 74-- sigue creciendo, que aún no se ha
limitado, como tantos, a engordar palabreramente su bibliografía.
Nada que añadir.
ResponderEliminarSolamente que su ideología conservadora irritara sólo a ciertos lectores.
Gracias por la reseña.
Víctor Menéndez
Va para dos años que compré sus Poesías Completas. Le conozco, le sigo, pero estuve a punto de no hacerlo. Lo cuenta el romancillo
ResponderEliminarMesa de novedades,
treinta y nueve noventa.
Resoplé, qué hago ahora:
“Poesías completas”
de Miguelito d´Ors.
¿Las compro? ¡qué jaqueca!
Los de Renacimiento
pensando en los poetas
(frecuentes compradores)
las han puesto a la venta
a un precio heptasilábico.
Tal vez porque desean
vender mucho y barato
aunque no lo parezca.
Ahora estoy dudando
y no sé si envolverlas.
Mas yo, que reconozco
mi devoción gallega,
las tomé, con mi mano
recorrí su cubierta…
al mostrador… y a casa
calentitas y envueltas.
Regresé muy contento,
mas al abrir la puerta,
sentí, avergonzadita,
recogida y coqueta,
en temporales lluvias
llorar a mi tarjeta.
Es normal, niña mía,
que estas cosas te duelan,
pero en los culturales,
lee el Mundo o Babelia,
muy duchos reseñistas
mucho las recomiendan.
Es un libro estupendo,
línea clara de esteta.
Todo esto le decía
no sin mala conciencia
mientras la acurrucaba
en mi torpe cartera.
Levantó su mirada
me espetó con franqueza:
no vas a aprender nunca,
te crees cuanto te cuentan,
tontoelhaba, panoli,
cateto juntaletras,
no ves que ellos escriben
porque cobran o esperan,
ellos no pagan nunca,
no apoquinan la cuenta
desta cruel desmesura
¡treinta y nueve noventa!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarCierto. Tusquets sacó a Claudio y a Brines en Bolsillo a un precio asequible. Otros están en otra guerra. Por ejemplo: Pre-Textos vende a 18 euros sus La cruz del sur. Lo siento, esta vez no. Eso se llama pescar con hacha.
EliminarSabrosa crítica. Dan fuertes ganas de leerlo. Me dejó con la sensación de que ese poeta lo tiene todo, no le falta nada.
ResponderEliminarRespuestas a Pablo e Ícaro: no, no y no, no tienen ustedes ni idea de cómo funciona el mercado editorial. Las obras completas de Miguel d'Ors no se han publicado y dudo mucho que nunca se publiquen y menos que se vendan en una edición de bolsillo --de más de mil páginas-- a quince euros. El precio de un libro depende de la tirada. No es lo mismo si se editan quinientos ejemplares que cinco mil. Claudio Rodríguez o Brines son poetas más conocidos, por razón de edad y de reconocimiento institucional, que d'Ors y por tanto pueden hacerse de su poesía completa --que no es de gran extensión-- tiradas más amplias a precios más bajos. ¿Pero dónde están las poesías completas de Unamuno, Guillén, Juan Ramón Jiménez, José Ángel Valente en edición de bolsillo a quince euros? Lo que hay son antologías, como también existe una antología de Miguel d'Ors a un precio accesible.
ResponderEliminarCon muchos de los títulos de la Cruz del Sur, aún vendiéndose a 18 euros y contando con el patrocinio de una familia argentina, la editorial pierde dinero.
Antes de hablar en público, aunque sea el público reducido de estos comentarios, señores "Pablo" e "Ícaro" conviene informarse. Quienes en España no leen no lo hacen porque no puedan comprar libros (los hay gratis en las bibliotecas públicas y obras maestras de saldo en numerosas librerías), sino por otras razones.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar¿Pero, buen hombre, cómo voy a saber lo que pasaría si Miguel d'Ors fuera francés? ¿Y qué es eso de que apenas existen en español ediciones de bolsillo de obras contemporáneas importantes? Claro que a saber lo que este buen hombre entiende por "apenas". Solo que antes de sacar una edición de bolsillo los editores suelen tener en cuenta que se haya vendido bien en ediciones "normales". En fin, que siempre tropiezo con el mismo "Pablo". Debería aprender a encogerme de hombros antes lo que él entiende por "razonar".
Eliminara) Joan Margarit.Todos los poemas (1975-2017). 16,95 euros. Bolsillo Austral. Casi mil pgs.
ResponderEliminarb) Caballero Bonald. Somos el tiempo que nos queda (1952-2009). 12,95. 800 pgs.
c) Animo a Pre-Textos a poner la colección a 30 euros, no es justo que pierdan.
d) De acuerdo en que "el no leer" no es cuestión económica, pero también en respetar al comprador habitual y no hacerle poner cara de tonto.
Este "Ícaro" es otro "Pablo", me temo. ¿Ignora que Joan Margarit y Caballero Bonald son figuras mediáticas entrevistadas y jaleadas continuamente y galardonadas con los mayores premios institucionales? ¿Ignora que ya habían vendido antes varias ediciones de su obra completa? ¿Ignora que el rey fue a entregarle el premio Cervantes a Margarit a su casa? ¿Ignora la publicidad que eso supone? ¿Ignora que Miguel d'Ors es un poeta casi marginal en cuanto a su difusión, sin premio alguno, con apenas aparición en las páginas culturales de los periódicos? Este otro "Pablo" parece que todo lo ignora.
EliminarSeñor JLGM, cómo voy a ignorar la condición vicaria y menesterosa de Miguel d´Ors en el panorama poético español. Pobre, tan solo, tan ironía. No ve que le llamo Miguelito en el romancillo. Por eso me extrañó que de un poeta tan ninguneado, tan poco paseado por los altares, por los Reina Sofía, se ofreciesen sus obras a 39,90.
EliminarTampoco ignoro que el rey fue a ver a Margarit y a Brines y que al poco.
No sé tanto como usted, por supuesto, pero si las tiradas y el precio son inversamente proporcionales, ni Borrás con La cruz del sur argento-subvencionada, ni Linares con sus completas esperan vender mucho. Mire, lo que ignoro, confieso, es cuánto, cómo y a qué precios se edita y vende en Francia. Viajo poco.
Otro sí: no soy otro Pablo de P, al que usted tiene bien tomada la medida y que parece contradecirle (más bien complementarle tantas veces) en lo que usted desea para así poder refutarle con tanta misericordia como comodidad. Pero lo parezco.
Y no soy Ícaro, fíjese bien. Los años, los ojos.
El coste material de los libros es independiente del prestigio del autor, amigo Ícaro. Por eso es más fácil comprar por poco precio a un autor célebre (Antonio Machado) que a uno poco conocido del que se hacen tiradas mínimas. Y no se deje embarullar por "Pablo": los precios de los libros en Francia son tan variados como en España.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa sé que no debo entrar al trapo de este pertinaz trol. Pero no resisto la tentación de caer, aunque mínimamente en la tentación. ¿De verdad una persona adulta puede creer que un editor, aunque sea ese Abelardo Linares al que tan poco aprecia, busca un papel especial para que un libro que podría costar 15 euros cueste 40? ¿Y qué papel especial es el de la poesía completa de Miguel d'Ors? Ya sabemos que no lo ha comprado, pero ¿se ha tomado la molestia de ir a una librería y hojearlo antes de hablar? Sospecho que no.
Eliminar¿Los libros en España son caros porque se publican en pastas duras y en ediciones casi de lujo, al contrario que en Francia? Da un poco de vergüenza andar replicando a estas anómimas majaderías. Señor "Pablo", dése una vuelta por una librería española antes de hablar de la edición en español (hay libros de todas clases y de todos precios, y la tirada es el factor decisivo para abaratar un libro). ¿Cuándo fue la última vez que entró en una librería (al margen de Burdeos o París) y tuvo una novedad literaria entre sus manos?
Interesante la discusión sobre la edición y el precio de los libros, pero echo en falta la que surgió en Café Arcadia sobre la obra del poeta. Menos mal que aquí no te detienes en el verso a Zapatero.
ResponderEliminarA cualquier cosa llamas tú una discusión interesante, Jesús.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué pesadez esta de seguir mareando una perdiz ya mareada. El autor quiere un físico que permanezca para alargarse en el tiempo y las bibliotecas de depósito (las otras sacan a la vergüenza pública de vez en cuando cestas con centenates de ejemplares que les sobran). Los modelos de Austral se autodestruirán en 40 años o menos, pero eso sí después de ser manoseados y leídos, que es lo que importa. Resumen: debe haber todo tipo de ediciones, pero sujetando precios, no intentando esquilmar a los pocos lectores (que además suelen ser los amigos a medio camino; los más cercanos los reciben por gentileza). Fin, amigos contertulios. ¿Qué hemos arreglado?
EliminarQué pesadez, Ícaro, ciertamente. El bueno de "Pablo" ignora que la repercusión del coste del papel en el coste final de un impreso depende del número de ejemplares. Si son doscientos o quinientos no es lo mismo que si son cinco mil o diez mil. Antes de publicarse en la edición de bolsillo, las poesías completas de García Montero agotaron varias ediciones normales, por decirlo así.
EliminarPero me niego a seguir dado explicaciones, que averigüe por su cuenta este buen hombre por qué un novelón de muchas páginas puede costar menos que un libro de poemas que no llega al centenar. Y el editor en ambos casos ha tratado de ponerles el premio más adecuado posible.
Dan mucha envidia los precios de los libros de bolsillo franceses, pero puede que sea porque los franceses leen más. Valente es uno de los mejores poetas del S XX
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarLas opiniones de un anónimo "Pablo" sobre la poesía de Valente no interesan a nadie. Las opiniones de un crítico que ha publicado obras importantes sobre la lírica contemporánea interesan algo más. Mientras no sepamos quién es este "Pablo", y cuál es su currículum, puede decir misa, que sus pertinaces comentarios solo sirven para que nos carcajeemos un poco más de lo mucho que se atreve y lo mucho que se aburre.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHay que saber leer: cuando yo digo que el tal "Icaro" es otro no me refiero a que sean la misma persona, sino a que parecen ser de la misma categoría intelectual (me equivocaba, por cierto).
Eliminar"es otro Pablo", me salté el nombre.
EliminarCoño, se compra poesía al peso. Fcaro,Pablo de P. , con la poesía no se come, que decía la tía de Angel González.
ResponderEliminarVictor Menéndez
Faro, Pablo, mucho ruido y pocas nueces.
ResponderEliminarHay más críticos que JLGM. Hay muchos.
Pero hombre, la culpa de pagar lo que pagas por un libro, no la tiene ni el autor ni el editor, sino tú.
Yo conocí a Miguel d' Ors en la antología "Las voces y los ecos" de JLGM, como conocí a Abelardo Linares, y otros.
Esa creo es la manera de acercarse a la poesía y no comprar la obra completa de d'ors de sopetón.
Antologías
Victor Menéndez
Usted nunca se equivoca, por favor, no pierda ese puntito. No nos desfraude minusvalorándose. Sea JLGM siempre.
ResponderEliminarUsted, en cambio, sí se equivoca, Ícaro. ¿Aún no se ha dado cuenta de que el que no se equivoca nunca es "Pablo de P."? O el que se equivoca casi siempre, pero no rectifica nunca.
ResponderEliminarUna gran reseña de un libro magnífico. Gracias.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Y a quién le importa si usted se compra o no ese libro, buen señor? ¿No podría ya dejar de marear la perdiz?
Eliminar