¿Qué fue de Evgueny Evtushenko? Con el título de Manzanas robadas (Visor) se publica una antología suya, en traducción indirecta de Javier Campos, que entremezcla los poemas sin atender a la cronología. Evtushenko le dio voz y rostro juvenil a una nueva Rusia, a un comunismo de rostro humano, el que surgía trabajosamente de los desmanes del estalinismo. En 1963 publicó en París su Autobiografía precoz, que ese mismo año apareció en español. “La autobiografía de un poeta son sus poemas. El resto es solo comentario”, comienza. Y a continuación: “Las ideas nuevas, los sentimientos nuevos que se encuentran en mis poemas existían en la sociedad soviética mucho antes de que comenzara yo a escribir. Cierto, no habían recibido aún forma poética. Pero si no hubiera sido yo, otros los habrían expresado”.
Algo más y algo menos que un poeta es Evgueny Evtusenko, quien en 1963 –a los treinta años, tan famoso ya en occidente como en su país— señalaba “el destino monótono” a que parecía condenado: “los críticos me cubrían de lodo, el público me aplaudía fervorosamente”. Los poemas se daban a conocer en recitales multitudinarios; solo después, si resultaban eficaces, se publicaban. Poemas valientes, muchos de ellos. Por ejemplo “Babi Yar”, cuyo título alude a un barranco de Kiev donde fueron asesinados millares de judíos. Evtushenko no se limita a condenar la barbarie nazi: “Cuántos antisemitas se nombraron / Unión del Pueblo Ruso. Qué vileza”.
En los primeros sesenta muchos, dentro y fuera de Rusia, creyeron en la posibilidad de un comunismo no dogmático y democrático. Evtushenko encarnó esas ilusiones. Pronto fue un juguete roto, aunque siguiera con sus recitales multitudinarios, convertido ya más en un personaje de la farándula –sus mayores éxitos los tuvo junto a Vittorio Gassman— que en un verdadero poeta. Lo era, sin embargo. Y algo puede entreverse en esta antología, cuyos textos son como letras de hermosas canciones de las que desconocemos la música: “Te amo más que a la naturaleza, / porque tú eres la naturaleza misma. / Te amo más que a la libertad, / porque sin ti la libertad es una cárcel”.
Siempre nos quedará Literatura.
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