jueves, 13 de octubre de 2011

Andrés Neuman: El arte nuevo de contar un cuento

Andrés Neuman
Hacerse el muerto
Páginas de Espuma. Madrid, 2011.


“Cualquier forma breve podría ser un cuento”, escribe Andrés Neuman al comienzo de una de las series de aforismos con las que, según costumbre, cierra su último libro de relatos. Añade una precisión que no precisa demasiado: “siempre que logre crear sensación de ficción”.
            ¿Logra crear una sensación de ficción el más breve de los que incluye en Hacerse el muerto? Se titula “Ambigüedad de las paradojas” y dice así: “Enterramos a mi madre un sábado al mediodía. Hacía un sol espléndido”.  La dedicatoria final (“El libro entero, siempre, para mi madre. Ella me cuenta”) nos indica que ese relato, y toda la sección en que se incluye, “Una silla para alguien”, tiene menos que ver con la ficción que con la elegía. “Acabo de soñar con mi madre” comienza otra de estas breves y conmovedoras prosas (el sueño sucede en un auditorio de Granada, el último lugar donde ella tocó el violín). Otro comienzo: “Es un día de sol y mi madre ha vuelto. De no se sabe dónde, no se sabe cómo”.
            La literatura es una mentira que, cuando acierta, siempre dice la verdad y donde la verdad, para serlo de verdad, tiene que disfrazarse de mentira. En el brillante cuaderno de ejercicios que es Hacerse el muerto el mayor logro consiste en no distinguir entre la verdad de la vida y la verdad de la literatura.
            En un taller literario, las prosas varias de Andrés Neuman (treinta, agrupadas en seis secciones de cinco cada una) podrían servir para ejemplificar las distintas técnicas con que construir “un cuento posmoderno”. Los aforismos, que no siempre dan en el blanco (como todos los aforismos), y a veces ni lo pretenden, sirven de complemento. Una cita de Novalis aclara que “no hay ninguna diferencia real entre teoría y praxis”, entre decir y hacer.
            La variación, más o menos paródica, sobre un texto anterior es una técnica frecuente.  La encontramos en el primer relato del libro, “El fusilado”, y también en “Vidas instantáneas” o en “Teoría de las cuerdas”. “El fusilado” constituye una variación sobre el comienzo de una novela célebre, Cien años de soledad; “Vidas instantáneas” se escribe sobre la falsilla de los anuncios eróticos de los diarios; “Teoría de las cuerdas” toma como punto de partida una película de Hichtcock, La ventana indiscreta, que antes fue un relato de William Irish: “Vivo sentado en mi escritorio, frente a la ventana. Las vistas no son lo que se dice un paisaje alpino: patio estrecho, ladrillos sucios, persianas cerradas. Podría leer. Podría levantarme. Podría dar un paseo. Pero nada es comparable a esta generosa mediocridad que contiene el mundo entero”.
            En todos sus relatos, Andrés Neuman se muestra como un virtuoso, pero no todos funcionan igualmente. Algunos se vienen al suelo en el último momento, el más difícil de cualquier cuento, aunque busque un final abierto y rechace la pirueta sorpresiva del cierre. Es el caso, me parece a mí, de “El fusilado”, donde la macabra broma da la impresión de un quiebro gratuito, sin justificación interna alguna. Cierto que el narrador “posmoderno” (pongo la palabra entre comillas: es una de esas palabras comodín que lo mismo sirven para un roto que para un descosido) puede crear sus propias reglas en cada relato, pero como el narrador de siempre, una vez creadas, ha de respetarlas rigurosamente si quiere lograr el respeto del lector.
            Tampoco funciona, también defrauda, otro relato paródico (en ese caso no de un texto concreto, sino de las clásicas ficciones anticlericales sobre la lujuria de los conventos), “El infierno de Sor Juana”. Sor Juana se acuesta con cualquiera con la única condición de que no se enamoren de ella; el narrador se enamora y ella le expulsa inmediatamente de su lado tras explicarle la razón de su peculiar comportamiento: se quiere condenar y “no se puede ir al infierno por amor”. Parece que la monja lasciva no conoce la historia de Francesco y Paola o que Andrés Neuman no la recuerda.
            Pero son muchos más los relatos ejemplares, aquellos en que a la técnica –casi siempre impecable— se añade el gratuito don de la gracia. Un acierto “Conversación en los urinarios”, a pesar de que el título promete poco, que es menos un relato que un pequeño ensayo sobre la homofobia y una conseguida pieza teatral; la ruptura de sistema del chiste final no resulta, contra lo que podría esperarse, un pegote para salir del paso.
            Como un poema divido en estrofas separadas por un estribillo está construido “Monólogo de la mirona” (el título disuena: el personaje carece del componente despectivo asociado a “mirona”), aunque nada más distante de la prosa poética que las precisas viñetas costumbristas que lo integran. No desentonaría en cambio en un libro de poemas “Las cosas que no hacemos”; ingeniosos ejercicios resultan igualmente “Bésame, Platón” –el vocabulario filosófico utilizado en el lenguaje erótico— o “Policial cubista”, que algo tiene de estilizada viñeta de cómic.
            Son muchos los aciertos, muchos los diversos tonos de este libro que busca la sorpresa, la admiración, la emoción del lector. La sorpresa la encontramos en cada comienzo de relato (¿qué intentará ahora el autor?, nos preguntamos), la admiración la consigue casi siempre (pocos escritores dominan su oficio –en cualquiera de sus variedades: prosa o verso, ficción o ensayo— como Andrés Neuman), y la emoción las suficientes veces como para que podamos estar seguros de que nos encontramos ante algo más que un buen profesional.

5 comentarios:

  1. Hola! Me llamo André, soy portugués, me gusta mucho la forma como ejerce la crítica de libros, y los autores que escoge/lee. Enhorabuena! Un saludo.

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  2. Gracias por tus palabras. Me alegra la coincidencia en los gustos.

    JLGM

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  3. También me dedico al microrrelato que, al contrario de España y Sur-América, es un género muy poco trabajado y hablado aquí en Portugal. Me aconseja alguna antología de microrrelatos o algún que otro libro teórico sobre el género?

    Muchas Gracias.

    André Domingues

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  4. Puedes buscar los trabajos de Fernando Valls o las antologías publicadas en Páginas de Espuma o en la editorial Menos Cuarto. Hoy resulta fácil encontrar lo datos concretos en la red.

    JLGM

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  5. He llegado a usted desde LNE y a su blog me ha traido la red. No siempre me interesa lo que escribe, pero cuando es así, un lectura rápida en diagonal es suficiente para dejarlo. Cuando me interesa lo que escribe lo paso muy bien leyédole. Y siempre, interéseme más o menos, aprendo algo de lo que cuenta. No puedo pedir más a alguien que me ofrece gratis su trabajo y su tiempo. Gracias por ambos. Un saludo.

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