Jaime García-Máiquez
Oh, mundo
Fundación Altair. Sevilla, 2012
Con Nihil obstat del censor eclesiástico e Imprimatur del vicario general del arzobispado de Madrid se publica, al igual que los anteriores, el nuevo libro de Jaime García-Máiquez. Parece un rasgo más de humor de un poeta que destaca precisamente por su sentido del humor. Y quizá lo sea, pero también constituye una declaración de principios. Como lo son las razones por las que se considera “maldito, pero de verdad”: “Me bastó con contar los versos con los dedos, escribir sonetos, creer en la rima y en León Bloy, descreer de esa dictadura basada en la publicidad: la democracia, no hacer feos a la belleza, ir a misa y rezar el santo rosario”.
No parecen las mejores razones para que el lector que no gusta de fundamentalismos ni proselitismos se decida a abrir el libro. Solo los más avisados no se dejarán engañar. El poeta de verdad, no el predicador, habla siempre a todos, aunque para hacerlo parezca parapetarse tras sus dogmas.
Otras barreras encontramos. La primera, incluso antes que el Nihil obstat, la precaria distribución de una colección de poesía casi invisible, aunque en ella hayan publicado algunos de los más notables poetas jóvenes de hoy (pero los aficionados han aprendido, gracias a Internet, a saltarse ese obstáculo). La segunda, un modo de escribir que no oculta sus maestros –Borges y Miguel d’Ors ya en el primer poema– y que incurre en un demorado prosaísmo que algunos podrían considerar excesivo.
Detrás de todas ellas, nos aguarda el milagro: un puñado de poemas escritos con emocionada inteligencia que nos hablan de la vida de un hombre que no oculta sus insuficiencias, que se ríe de ellas, que tiene los ojos muy abiertos, que sabe escuchar el gran silencio.
Descreemos del comunismo y seguimos leyendo, fascinados, las Odas elementales de Pablo Neruda. No vamos a misa ni rezamos el rosario (ni pensamos, como él, que la democracia sea una dictadura publicitaria), pero vemos la realidad de otra manera después de que García-Máiquez, sin levantar la voz, sin jugar a ponerse sublime, nos hable de la noche estrellada, la ropa tendida, las playas de Madrid (“olas frescas, / eternas, milagrosas, / orillas que arribamos como náufragos, / caracolas tiradas en mitad del asfalto / con su océano dentro”), los renglones torcidos que nos enseñan a escribir derecho y el inagotable misterio del mundo:
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Emilia
Muchas gracias por la invitación, Emilia.
ResponderEliminarJLGM
De García-Máiquez conozco Con el tiempo: otro “puñado de poemas escritos con emocionada inteligencia”, algunos de ellos sobre asuntos que a priori no despiertan en mí ningún interés, cuando no incluso cierto rechazo. Me ocurre con frecuencia: con Miguel d’Ors, desde luego (muy bien reseñado, por cierto, por JLGM en este mismo blog); más aún con Julio Martínez Mesanza…
ResponderEliminar“Descreemos del comunismo y seguimos leyendo, fascinados, las Odas elementales de Pablo Neruda. No vamos a misa ni rezamos el rosario” pero nos conmueven algunos poemas religiosos… Quizás, sencillamente, por aquello que dijo Salvago: “Hablo sin vanidad de mis asuntos”.
APS
Un pequeño detalle para APS: "Con el tiempo" no es del aquí comentado Jaime García-Máiquez, sino de su hermano Enrique, también (como tú mismo lo indicas) excelente poeta.
ResponderEliminarJLGM,
ResponderEliminarHace tiempo que sigo a Enrique en su blog y durante este año leí algo también de Jaime, por eso me alegra saber de la existencia de este nuevo libro. Muchas gracias por la reseña, tiene muy buena pinta.
Un saludo!
Raquel