Antonio Machado,
poeta de todas las Españas
Enrique Baltanás
Rialp. Madrid, 2023.
Enrique Baltanás, poeta de línea clara, de serena emoción y
precisa dicción, ha escrito un libro sobre Antonio Machado que suscita cierta
perplejidad. No es un neófito en el tema, conoce como pocos la vida y la obra
de los Machado —los dos
hermanos y el padre, estudioso de la cultura popular— y a ambas ha dedicado
estudios ejemplares. No podemos decir lo mismo de su última publicación, Antonio
Machado, poeta de todas las Españas. Fetiche el poeta durante años de la
izquierda antifranquista, pero rescatado ya para el bando vencedor por Dionisio
Ridruejo en fecha tan temprana como 1940, creemos que nunca antes nadie se
había atrevido a escribir, como hace Baltanás, que fue “un perfecto cómplice,
probablemente a la fuerza, del gobierno rojo del Frente Popular”.
La pasión política, el afán
revisionista, nubla a menudo los ojos del estudioso, sobre todo en el nutrido
apéndice, pero no solo. Y tampoco es solo Antonio Machado el poeta tergiversado
en este libro escrito supuestamente a su mayor gloria. De Juan Ramón Jiménez
llega a escribir algunas de las frases más desajustadas que hayamos leído.
Según Baltanás, los nuevos poetas de los años veinte ven a Juan Ramón como
“inactual” e “inservible” y él reaccionaría tratando de demostrar que es más
vanguardista que nadie: “Y no dudará en reescribir —él decía revivir— viejos
poemas suyos para adaptarlos al nuevo estilo. Él, que escribió aquello de ‘No
le toques ya más, que así es la rosa’, acabará por chuchurrir la rosa de puro
manosearla. Se inventa lo de la poesía pura, lo de la poesía desnuda; su obra
está permanente en obras, rehaciéndose y retocándose, perpetuamente inacabada,
acicalándose a la moda, sin terminar de arreglarse nunca, como una damisela
presumida que nunca acaba de salir del tocador”.
No menos disparatados, pero quizá
más esperables, dada la inquina de Baltanás hacia la izquierda son los
reproches a Dionisio Ridruejo, del que se pregunta “si un hombre que se
equivoca así, según él mismo reconocerá después, no debería marcharse a su casa
para siempre, renunciar a la política definitivamente”, como penitencia y como
“un ejercicio de sanísima prudencia”. Pero no, después de haber sido falangista
se hizo demócrata y “fundó en los sesenta el PSAD y luego en los setenta la USDE, unas fotocopias que, claro está,
no lograron suplantar el original”, por lo que no conseguiría otra cosa que
“representar el conocido papel de compañero de viaje”. Compañero de viaje del
partido comunista, se entiende.
Para Baltanás la república no se
implantó en España “como una inequívoca expresión de la voluntad popular”,
según afirmó Antonio Machado en sus escritos. Para Baltanás, “la legitimidad de
la proclamación republicana, con argumentos jurídicos en la mano, es harto
dudosa, pues esa ‘inequívoca expresión de la voluntad popular’ no se manifestó
en unas elecciones (a no ser las municipales de 1931, que en realidad
perdieron)”. Más adelante insiste: “Lo cierto es, sea como sea, que el 14 de
abril después de unas elecciones, insistimos que municipales, la República
quedó proclamada en loor de callejeras multitudes. Nunca, sin embargo, fue
legitimada por ningún referéndum”. Como al parecer ocurrió, podríamos
caricaturizar nosotros caricaturizando su argumento. tras el pronunciamiento de
Martínez Campos en Sagunto que restauró la monarquía. Olvida Baltanás —le ciega
su pasión política de converso— las inmediatas elecciones a cortes
constituyentes tras la proclamación de la república.
Es una lástima que el estudioso no
haya sido capaz de contener al panfletista. Abundan más en ente libro los
capítulos que compendian con inteligencia y buen sentido lo que sabemos sobre
el vivir y el escribir de Antonio Machado que esos otros —por lo general
llevados al apéndice— tan a menudo capciosamente polémicos. Nada que objetar
hasta la página 60. Es en el capítulo titulado “Castilla, Andalucía, España”
donde Baltanás se enreda por primera vez en sus argumentos y comienzan los
tropezones. En su poema “A orillas del Duero”, escribe Machado: “El Duero cruza
el corazón de roble / de Iberia y de Castilla”. Y Baltanás comenta: “A la zaga
de Ortega y de Unamuno, Machado cae, sin originalidad alguna, en la trampa
tendida por los nacionalistas periféricos: aceptar la equiparación de Castilla
con España, considerar a Castilla (en la que Machado incluye, con matices, a la
propia Andalucía) como la España por antonomasia”. O sea que, si en aquella
época “todos daban por cosa probada —Ortega dixit— que Castilla había hecho a
España” era por culpa de esa encarnación del demonio que son los “nacionalistas
periféricos”.
En el epílogo, se acumulan
testimonios, de muy dudosa fiabilidad la mayoría de ellos, para tratar de
demostrar una cosa y la contraria: que Antonio Machado se vio obligado por la
fuerza de las circunstancias a apoyar a la causa republicana y que era un
cómplice del terror que se negó a apoyar al encarcelado Félix Ros. Ejemplo de
poca credibilidad es la cita de González-Ruano quien cuenta, que poco antes de
comenzar la guerra, se encontró con Machado en un café y este, al saber que
vivía en Roma, le dijo: “¿Ve usted al rey? No sé si sabrá quién soy yo… Pero si
usted cree que lo sabe y esto puede alegrarle, dígale que estoy convencido de
que nos equivocamos todos y que España sin el rey va hacia una catástrofe”. O
la del comunista arrepentido Enrique Castro Delgado.
Lástima que Enrique Baltanás no haya
escrito dos libros: una sintética biografía de Antonio Machado, para lo que él
está particularmente capacitado, y un panfleto contra la segunda república.
Baltanás considera la sublevación de Franco, como uno más de los intentos de
acabar con el régimen parlamentario, que se consideraba desfasado: “Hubo varios
amagos, en 1931, en 1934, de subvertir —desde el cuartel o desde las minas— la
legalidad vigente. Uno de esos amagos, una de esas tramas, se convertiría, el
18 de julio de 1936, en el golpe decisivo”.
Así se reescribe la historia de
España con pretexto machadiano.
Tu reseña resumida en líneas claras: Para ti, a Baltanas y a su libro, al parecer, le conviene asignarle los motes de: revisionista, tergiversador, disparatado, inquina, panfletista, capcioso, enredado, dudosa fiabilidad y panfleto. Vamos, que el libro te parece una mierda, como podría decir un clásico. Al mismo tiempo, para compensar, le llamas "poeta de línea clara, serena emoción y precisa dicción" y también, "estudioso". Si un libro te parece una mierda no debieras añadirle azúcar y merengue o crema de chantilly para aspirar al mérito de imparcialidad. Con ello, te devalúas a ti mismo y te llenas no precisamente de crema de chantilly.
ResponderEliminarEjem, ejem, Abelardo. Hace veinte años Enrique Baltanás publicó otra biografía sintética de Machado. Lo que yo le afeo no es la biografía de Antonio Machado (qué buenas páginas las que dedica a sus antecedentes familiares y a su trabajo como profesor), sino los pegotes revisionistas para desacreditar a la república. ¡Y lo que dice de Juan Ramón Jiménez, que hay que leerlo para creerlo!
ResponderEliminarEl libro de Baltanás es muy malo, efectivamente. Yo lo he leído y no sé qué es más lamentable, si la interpretación reaccionaria que hace el señor Baltanás de la historia contemporánea de España, o la desvergüenza de pretender que Machado era un pobrecito liberal acojonado por los peludos revolucionarios, quienes le pusieron una pistola al pecho para que firmara manifiestos. De ahí a decir que el pobre Machado era un tonto que se dejaba llevar solo hay un paso. Esto lo pontificaba el Ridruejo fascista en 1940 para poder publicarlo (luego se retractó, claro, ya que era un hombre decente e inteligente). Las cosas son más sencillas. Machado era un liberal radical, un republicano y un demócrata convencido. Su toma de partido fue completamente coherente con esta ideología de raigambre jacobina. Machado razonó profusamente su adhesión a la causa de los perdedores en numerosos textos que publicó durante la guerra. Lo casi último que salió de su pluma, el magnífico prólogo a los discursos de Azaña, es un prodigio de perspicacia, de alguien que entiende que la verdadera historia de la guerra civil española empieza a partir de 1939, y que nadie tendrá la verdad absoluta sobre ese pasado trágico. Quien escribe algo así, de esa honestidad, cuando Barcelona estaba siendo bombardeada, tiene más cabeza y espíritu liberal que un Baltanás que casi 100 años después se dedica a tergiversar la historia sin sonrojarse. En cuanto al cuento de la no legitimidad de la democracia de 1931, es un tópico viejo de los derechistas, casi un chiste cínico, desde la infame "Comisión sobre la ilegitimidad de poderes actuantes antes del 18 de julio" hasta don Enrique Baltanás. Se trata, sencillamente, de deslegitimar la democracia para así justificar el golpe de Estado de 1936. Pura propaganda franquista que sigue y sigue y sigue. Claro que hasta el historiador norteamericano Stanley Payne, no un rojo peligroso precisamente, admite que la Segunda República fue "la primera democracia española", subtítulo de su importante monografía de 1994. Y Machado era un demócrata de esta primera, frágil e ingenua democracia (años treinta, no se olvide; no era la tranquila España actual). En fin, que esta versión Opus Dei (editorial Rialp) del gran Machado es, para mí, un aborto intelectual con todas las letras.
ResponderEliminarHaces muy bien en aludir a los que han querido "desacreditar" a la Segunda República española. Está muy bien que te posiciones en ese asunto. Estoy contigo. Me alegra que, implícitamente, argumentes que el peor y más exitoso ataque contra la entera 2ª República haya sido llamar "bienio negro" a la mitad de la República. Una hermosa, sana y admirable manzana no puede estar la mitad de ella absolutamente negra y podrida.
ResponderEliminarJosé Luis, me divierte discutir contigo. No lo puedo evitar. Me molesta, claro está, cuando tergiversas las palabras de los otros o calumnias o insultas a gente con la que tienes un trato amistoso o incluso admiras. Pero al menos lo firmas, lo respaldas con tu nombre. Lo que me parece inaceptable es tu complicidad con esos lamentables, cobardes y anonímicos anónimos a los que permites hacer largos comentarios en tu blog... cuando son más o menos de tu misma opinión y puede que condición.
ResponderEliminarMe parece mal que quieras arroparte con embozados que no se atreven a decir su nombre, pero sí a descalificar y enmarañar; generalmente con mucha y quizás inmotivada suficiencia.
Pues me gustaría saber, amigo Abelardo, cuándo he calumniado o insultado yo a alguien. Me río de las tonterías que algunos escriben, corrijo su errores (y me dejo corregir, por supuesto), pero nunca he puesto en duda ni su honestidad ni sus otras posibles cualidades. Ni doy desagradables detalles de su vida privada, en ocasiones muy privada, como algún autor que tú editas (¡pobre Brines!).
ResponderEliminarQue cuándo has calumniado o insultado tú a alguien en CAFÉ ARCADIA o en CRISIS DE PAPEL? ¡A ver si vas a tener problemas de comprensión lectora! Debieras releerte un poco más... aún.
ResponderEliminarHombre, Abelardo, no seas cruel, que son ya miles de páginas. Indícame tú las posibles calumnias e insultos. Hazme ese favor. A lo mejor lo hice sin darme cuenta y entonces seguro que pido disculpas.
ResponderEliminarVolviendo a A. Machado. Difícil tiene Baltanas su tarea desmitificadora o "revisionista", como dice Martín.
ResponderEliminarAdemás siempre os quedará Ian Gibson, de sobra conocido en Andalucía. Hace poco publicó un cómic ("Ligero de equipaje"), en colaboración con un dibuja nte, para mayor gloria del Antonio Machado republicano. Su animadversión a la derecha española ("la peor de Europa ") es casi patética. Refiriéndose a Manuel Machado, según Gibson tonto y cobarde, pues "no era de derechas", tuvo la mala suerte de que el levantamiento del 18 de julio lo pillase en Burgos. Lo metieron un par de días al calabozo y salió dedicando sonetos a Franco a punta de pistola.
Del bueno de Antonio Machado, yo lo tenía por un hombre un tanto apocado, no un tonto que se dejase llevar ni a punta de pistola. No creo que ninguno de los hermanos fuese tan simple.
Déjenme el callejero en paz y quédense con A Machado, apropiado por la izquierda desde Gibson y Joan Manuel Serrat.
Salud
Cuando dije "siempre os quedará Ian Gibson", me refiero a la izquierda, claro.
ResponderEliminarBueno, creo que siempre quedará Ian Gibson para los que quieran leer un biografía fiable de Machado, sean estos de izquierdas o derechas o nada.
Eliminar"De Juan Ramón Jiménez llega a escribir algunas de las frases más desajustadas que hayamos leído. Según Baltanás, los nuevos poetas de los años veinte ven a Juan Ramón como “inactual” e “inservible” y él reaccionaría tratando de demostrar que es más vanguardista que nadie: “Y no dudará en reescribir —él decía revivir— viejos poemas suyos para adaptarlos al nuevo estilo. Él, que escribió aquello de ‘No le toques ya más, que así es la rosa’, acabará por chuchurrir la rosa de puro manosearla. Se inventa lo de la poesía pura, lo de la poesía desnuda; su obra está permanente en obras, rehaciéndose y retocándose, perpetuamente inacabada, acicalándose a la moda, sin terminar de arreglarse nunca, como una damisela presumida que nunca acaba de salir del tocador”."
ResponderEliminarYo no veo qué tienen de "desajustadas" o "disparatadas" estas frases. Se puede estar más o menos de acuerdo con ellas, pero en absoluto decir que son disparatadas. Estoy acabando de leer el "Epistolario II (1898-1986)" de JRJ y en él se ven bien las polémicas que tuvo con algunos miembros de la Generación del 27 (en las cartas que Juan Ramón escribía y no enviaba, que son las mejores del volúmen). En cuanto a la manera de estropear su propia poesía corrigiéndola demasiado, es indudable que JRJ ha publicado mucha muy mala poesía, cosa que bastantes escritores contemporáneos suyos decían en privado (en sus Correspondencias y Diarios) pero que casi nadie se atrevía a decir en público (siempre ha habido muy poca gente que se ha atrevido a publicar verdades sobre las Vacas Sagradas de la Literatura de su época).
Y sin embargo es evidente que, por ejemplo, entre lo que dejó inédito y se sigue publicando hay mucha basura lírica. Habiendo leído casi toda su poesía desde que a los 15 años lo descubrí, a mí siempre me ha sorprendido mucho que se acepte como Gran Poesía 80 o 90 % de la que publicó.
"Epistolario II (1916-1936)"
Eliminar1/ Juan Ramón es visto como un maestro por los nuevos poetas de los años veinte, aunque luego --con la aparición del surrealismo y la poesía comprometida-- acabarán distanciándose de él. Nunca quiso seguir ni emular a los poetas jóvenes.
ResponderEliminar2/ El que en lo que dejó inédito Juan Ramón haya cosas de bastante menor interés que las que publicó (pero también otras de mucho interés) no es lo mismo que afirmar que publicó "mucha basura". Y las críticas posteriores a Juan Ramón tienen más que ver con el cambio de gustos estéticos que con el descenso de calidad de su obra..
3/ Las frases de Baltanás a propósito de JRJ son exactamente eso: desajustadas y disparatadas.
"Nunca quiso seguir ni emular a los poetas jóvenes."
EliminarAfirmación sin pruebas. La poesía de JRJ cambió en los años 20. La razón exacta no la sabe nadie, pero no es un despropósito suponer que la poesía joven (española y francesa) influenció en la suya.
En cuanto a su poesía de los últimos años (publicada por él o póstumamente) basta leerla para darse cuenta de que es la etapa en la que escribió sus peores versos (lo cual no significa que no haya escrito excelentes en la misma época).
Quien lo dude que lea "Lírica de una Atlántida (1936-1954)" (Tusquets, 2019), un libro que da con frecuencia vergüenza ajena...
1/ La poesía de Juan Ramón Jiménez cambia a partir de 1916, con el "Diario de un poeta recién cansado", publicado al año siguiente. De ahí surge el lenguaje de la nueva poesía.
Eliminar2/ La "Segunda antología poética", de 1922, fue durante años el libro de cabecera de los poetas que vinieron a continuación.
3/ Después de 1936, Juan Ramón Jiménez escribió algunos de los poemas más significativos de la poesía española contemporánea.
4/ Lo que a quien firma como Pablo Morales le dé o no vergüenza ajena es cosa suya que solo a él, y a sus familiares quizá, interesa.
Has mezclado la entrada anterior (Juaristi) con esta donde se ve que habláis más de JRJ que de Machado. La sorna de Juaristi (Diario de un poeta recién caNsado) se te ha colado en Juan Ramón. De nada
Eliminar1.- En "Diario de un poeta reciéncasado [sic]" (y no "cansado") no hay ninguna ruptura respecto a la poesía anterior de JRJ: es la misma cursilería, la misma verborrea pseudolírica, la misma estética poética decimonónica que en sus libros anteriores. Basta abrir el libro para constatar la cantidad de cursilerías antipoéticas que contiene:
Eliminar¡Qué bienestar! ¡Cómo mis fuertes venas
de ti van, dulces, embriagándose,
cual de una miel celeste que tuviera
la luz de los eternos cálices!
*
Toda mi alma, amor,
[...]
es cual un cielo azul de primavera
*
Primer almendro en flor,
tierna blancura casta,
¡cuál sales a mi encuentro
lo mismo que su alma!
*
Esta gracia sin nombre ni apellido
es la que tienes tú.
*
¡Qué miedo el acordarse
de los muertos instantes
en que fuimos felices!
*
¡Da ganas de llorar que el barco, ¡el oso este!, pese así, negro y sucio, sobre el agua, esa espalda de ternura! ¡A ver! ¡Que quiten de aquí el barco, que va a nacer Venus! —¿Y dónde lo ponemos? ¿Y dónde lo ponemos?
*
Hoy, amor, frente a frente
del sol, con él compites,
y no hay fulgor
que copie tu lucimiento virgen.
*
Tú, la tú de verdad,
eres la que está aquí
*
Cuando, dormida tú, me echo en tu alma
*
¡Qué angustial ¡Siempre abajo! Me parece que estoy en un gran ascensor descompuesto...
*
Etc, etc, etc.
La inmadurez lírica de JRJ en ese libro es confirmada por el propio poeta en una carta a Curtius de 1924:
"A mis cuarenta y dos años - y después de veinticinco de incesante trabajo con la Belleza -, siento, pienso, veo claramente que ahora es cuando comienzo."
Otra prueba de dicha inmadurez: en esos mismos años Apollinaire escribía "Calligrammes", un libro cuya estética ridiculiza sencillamente la del "Diario de un poeta..."
2.- La influencia de JRJ sobre la Generación del 27 duró muy poco, como se puede ver en los problemas que JRJ tuvo con muchos de sus miembros (Lorca, Cernuda, Salinas, Guillén, Bergamín, G.Diego y sobre todo Alberti, quien se burló cruelmente de él en varias de sus conferencias a finales de la década de los 20 - en una de ellas le llamó "mariposuela agreste" y "metomentodo desorientado", problemas de los que el propio JR se queja amargamente en su "Epistolario" y de los que hablan Salinas y Guillén en el suyo (por no citar la famosa carta de Buñuel y Dalí en la que le escriben, entre otras cosas: "Nos creemos en el deber de decirle - sí, desinteresadamente - que su obra nos repugna por inmoral, por histérica, por arbitraria"). Muchos de esos problemas se tranformaron incluso en desprecio y sarcasmo hacia su poesía por parte de los poetas del 27 enfadados con él.
Eliminar3.- Después de 1936, JRJ escribió algunos excelentes poemas (como yo mismo lo he escrito ("lo cual no significa que no haya escrito excelentes [versos] en la misma época") y también mucha basura poética, como por ejemplo estos versos sacados de "Lírica de una Atlántida" (Tusquets, 2019):
Ella. Él.... Él y Ella.
Pues si él es el asta,
ella es la bandera.
Si el reclamo es él,
la perdiz es ella.
Es mucho equilibrio
el de esta pareja.
[...]
Si él es el turrón,
buena almendra es ella.
[...]
¡Y si él es de Alcoy,
de Estepona es ella!
*
Mientras que yo te beso, su rumor
nos da el árbol que mece al sol el oro
que el sol le da al huir, fugaz tesoro
del árbol que es el árbol de mi amor.
No es fulgor, no es ardor y no es altor
lo que me da de ti lo que te adoro,
con la luz que se va; es el oro, el oro,
es el oro hecho sombra: tu color.
El color de tu alma; pues tus ojos
se van haciendo ella, y a medida
que el sol cambia sus oros por sus rojos
y tú te quedas pálida y fundida,
sale el oro hecho tú de tus dos ojos
que son mi paz, mi fe, mi sol: ¡mi vida!
*
Prendí fuego a los labios de la rosa,
y entre la llama de oro de mi brazo,
su resto echaba un llamear azul.
Era lo mismo aquella fundición
que fundir una luna de alborada
con el sol oriental...
*
Tú, sol, eres el único
que puedes consolarme con tu pequeñez,
más grande, un poco, que mi forma,
de no poder salir del todo de mi fondo.
Yo soy el único
que podré consolarte, sol,
con mi grandeza interna
mayor que tu grandeza interna
(si tú algún día puedes comprenderlo)
de no ser más que un astro que ilumina
los sueños de los otros y los lleva.
Tú, sol, no eres un dios,
eres tú menos dios que yo soy dios y hombre,
porque no sabes tú qué eres, qué es dios, ni qué yo soy,
y yo sé qué y quién tú eres y no eres.
*
¿Cómo has podido tú, animal hembra, mujer mía, llegar a esa finura, llegar a que yo grite por ti en la orilla de la mar, por ti con sólo tus dos ojos que brillan verde lago interno con cielo; cómo tú eres así del cielo, lo que yo he llamado cielo por ti?
*
¡No le cojí el oro a dios!
¡Qué lástima!
Que hay mucho verso antipoético en la poesía de JRJ escrita en el exilio lo sabe muy bien quien la ha leído atentamente - entre otros O.Paz:
"Muchos de los poemas de ese libro ["En el otro costado (1936-42)"] tienen los defectos de la poesía anterior de Juan Ramón. Unos defectos que la hacen ilegible para nosotros: el excesivo lirismo, los resabios modernistas y románticos, el no saber callarse a tiempo, el desafortunado vocabulario del exquisitismo y el sentimentalismo. Lo cursi, en una palabra."
4.- Imagino que este blog es mucho más visitado cuando hay polémicas en los comentarios que cuando nadie comenta el texto de la semana.
Eliminar5.- En resumen, que lo que yo pienso de la poesía de JRJ lo piensa mucha gente que conoce el tema. Por ejemplo Dámaso Alonso:
"Habrá que decir alguna vez cuánta ganga hay en su obra, finisecular, colorista y con frecuencia cursi".
Reléase la frase que cito de Baltanás a propósito de JRJ y lo que yo digo de ella: que es desajustada y disparatada. Nada de lo que añade el incansable "Pablo Morales" (¿no tendrá cosas mejores que hacer?) la contradice: no quiso ser moderno copiando a los jóvenes, los jóvenes le copiaron a él, primero le admiraron y luego se fue peleando con todos ellos, su revisión poética mejoró los textos en general. Eso es todo. Reléase, reléase lo que dice Baltanás. No da pie con bola, haya la ganga que haya en la prolífica obra de Juan Ramón. Y dejemos de dar saltitos y citar versitos y frasecitas más o menos injuriosas o ingeniosas (Juan Ramón en ese aspecto no se quedaba corto).
EliminarDe esa afirmación de Baltanás (que JRJ reaccionó ante la nueva poesía de los poetas de la Generación del 27 modernizando la suya y tratando de demostrar que era más vanguardista que nadie) se puede decir que es una hipótesis atrevida, pero no que sea "desajustada y disparatada". Es una hipótesis incluso lógica. Y JRJ no sería el primer poeta consagrado que moderniza su manera de escribir poesía cuando aparecen nuevas generaciones de poetas para no quedarse anticuado.
EliminarSi el propio JR dice a Curtius a finales de 1924 que con casi 43 años está comenzando a escribir buena poesía, ¿hay algo más lícito que preguntarse a qué se debe esa madurez literaria? Y ¿cómo podría no haber influencia de la nueva poesía española o francesa de los años 20 en alguien tan bien informado sobre las nuevas tendencias poéticas como JR?
En cuanto a su pregunta ("el incansable "Pablo Morales" ¿no tendrá cosas mejores que hacer?)", le diré que hay para mí pocos placeres mayores en la vida que discutir de literatura - sobre todo con alguien que se jacta de hacerlo como nadie desde hace cuarenta años por lo menos (y si no que se lo pregunten a Abelardo Linares).
Uf! Paciencia, me digo. Los hechos no se refutan con hipótesis más o menos verosímiles. En los primeros años veinte, los jóvenes poetas que luego serían llamados del 27 fueron alentados por Juan Ramón y le consideraron su maestro. Aprendieron de él, no al revés (cosa absurda: ¿qué tenían que enseñarle en 1924 Lorca, Alberti, Guillén o Salinas, que prácticamente no habían publicado nada? Lo de Baltanás no es una hipótesis atrevida. Es un error, simplemente, no una respetable opinión. Y los jueguecitos de "Pablo Morales" desviando la cuestión hacia que no todo lo que escribió Juan Ramón es excelente o a que después (como es bien sabido) Juan Ramón se enfadó (y ellos con él) con los que había sido sus discípulos suponen una pérdida de tiempo en la que trataré de no entrar más. A ver si lo consigo.
EliminarEl cómic de Gibson es, naturalmente, una versión ilustrada de su biografía de A. Machado de 2006, con el mismo título, Ed. Aguilar. Casi 800 páginas resumidas en apenas 100 de viñetas.
ResponderEliminarPermitanme imaginar cómo despachan Gibson y Palomero (el dibujante), el episodio de M. Machado en Burgos, donde hacia tertulia amigablemente con personas poco simpatizantes de la República. Es bien sabido que no fue detenido inmediatamente, sino tras vil chivatazo y puesto rápidamente en libertad. No fue torturado, ni amenazado, ni encañonado ni nada...Gibson.
Quien conozca el lenguaje del cómic se dará cuenta que no le podría dedicar muchas viñetas, el protagonista era Antonio, así que quizás aparezca en unas pocas con un texto arriba, a la izquierda de la viñeta: "Y mientras tanto su hermano Manuel es detenido por los fascistas en Burgos...", y ahí está una caricatura de Manuel Machado sudando tembloroso bajo la amenaza de una Lager y escribiendo poemas a José Antonio (sea dicho de paso eran amigos) y al Caudillo.
No cuela.
Y aquí concluyo mi razonamiento coincidiendo con Abelardo Linares. La labor de Enrique Baltanas es, al menos, oportuna. No voy a leer el libro tengo otras cosas que hacer y leer. El asunto JRJ me parece de menor importancia.
¿Es un libro mal escrito? ¿Revisionista?
Vista la ligereza con la que escriben algunos figurones de izquierda, bienvenido sea.
Yo a García Martín lo conozco hace muchos años. Hace perder la paciencia y a veces caemos en palabras gruesas, Abelardo, sobre todo en política.
Ya se nos pasará.
Al parecer, a Manuel Machado lo denunció como republicanote fusilable nada menos que el corresponsal de ABC en París Mariano Daranas (escribo de memoria). Tampoco tenían necesidad de darle una paliza para convencerlo de que volviera al redil. Bastaba con enseñar el palo: la advertencia. Esto ya lo decían los inquisidores. Y don Manuel se cayó del caballo, hasta terminar escribiendo aquel verso memorable de "la sonrisa de Franco resplandece." Manuel eran más conservador que Antonio. También era católico. Estaba casado con una mujer convencional y religiosa, Eulalia Cáceres. En su caso, seguramente la transición al nacionalcatolicismo no fue demasiado traumática. Pero como en origen era de la cáscara amarga, quizá Manuel no se sentía muy seguro durante los primeros meses o semanas, viendo el ambiente inquisitorial de la España rebelde. Ahí está el caso de Jorge Guillén, atrapado en la Sevilla de Queipo. Esto no significa que Manuel o Antonio escribieran a punta de pistola ni cosas por el estilo. En cuanto a Antonio, no se sabe nada de sus primeras semanas en el Madrid revolucionario. El poco fiable Trapiello, experto en convertir chismes en datos comprobados, dice que lo detuvieron al confundirlo con un cura. A saber. Es posible. Arturo Barea cuenta que una patrulla anarquista le detuvo los primeros días y se salvó del paseo porque llevaba el carnet de la UGT. Lo evidente es que Manuel escribió poemas malos y buenos en loor del invicto y sus cruzados, mientras que Antonio, pese a la impotencia y barullo de los primeros días, se mantuvo fiel hasta el final a las autoridades republicanas legítimas. No es lo mismo lamerle líricamente las botas al tirano que escribir una elegía al poeta asesinado por los cómplices de ese mismo tirano. Esa es para mí la diferencia crucial entre la actitud de los dos Machado durante la contienda. Claro que eso queda en la historia y todavía molesta a cierta carcundia advenediza o de origen. A Gibson no lo pueden ni ver porque es un izquierdista (simpar pecado este) y encima en sus libros destaca como se merece esa diferencia entre el valiente Antonio y el acomodaticio Manuel (Gibson es, entonces, resentido, guerracivilista, sectario etc). Gibson es el mejor y más documentado biógrafo tanto de Lorca como de Machado. A su lado, los Baltanás y los Trapiellos son unos meros aprendices con ínfulas.
ResponderEliminarPol, si tuviese que leer una biografía de Machado empezaría por la de Gibson, minuciosa y documentada. La de Lorca yo la leí en mi adolescencia, era lectura obligatoria de los chavales con inquitudes políticas. Se pasaba de mano en mano y fue un auténtico best-seller.
EliminarEl irlandés no sólo es historiador especializado en la 2 República, sino un gran escritor. Sus libros son superventas aquí y en el R.U.
Conste que fui yo quien lo cité porque creo que su biografía de A. Machado es el referente y antecedente del libro reseñado.
No sé qué dirá de Ridruejo y otros personajes, pero no puedo afrontar ahora sus 800 páginas y pillarme un machadiano empacho.
Por esto, me darás la razón, hay que distinguir en Gibson, el historiador, el escritor, el propagandista y el lenguaraz irlandés enamorado de Lorca.
No sólo Baltanas y Trapiello son tendencioso, Gibson es maniqueo, la guerra civil una lucha de buenos (los republicanos) y malos (los fascistas, como el los llama); los Machado, para él, todos antiborbonicos; la derecha española la peor de Europa, etc.
Rasgarse las vestiduras ante el cráneo de Lorca, "devuelvo la medalla de Andalucia", ahí os quedáis, etc. Osea, a veces también parece un simpático irlandés con unas pintas de más.
Tengo ganas de leer lo que ha escrito sobre Queipo de Llano, Paracuellos,etc.
Salud.
Donde dije "Lager" digo "Luger". Nuevo lapsus, no confundir la cerveza con la pistola de los nazis.
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