Senior Service. Biografía de un editor
Carlo Feltrinelli
Anagrama. Barcelona,
2016.
Pocos libros ofrecen en principio menos interés para el
lector común que la biografía de un editor escrita por su hijo. Pocos libros,
en cambio, más apasionantes que Senior
Service, la biografía de Giangiacomo Feltrinelli escrita por su hijo Carlo,
actual presidente del grupo Feltrinelli.
Para
entender la historia de una época clave, los años sesenta, los de los
movimientos de liberación en el tercer mundo, los de la revolución cubana, los
del terrorismo en Italia y Alemania, hay que leer este libro, que mucho tiene
también de novela de suspense.
En marzo de
1972, junto a un poste del tendido eléctrico cercano a Milán, aparece el
cadáver de un hombre destrozado por una bomba. No tarda en averiguarse quién
era: el editor, millonario, activista político, Giangiacomo Feltrinelli. ¿Cómo
había llegado hasta allí? A esa pregunta trata de responder el autor de Senior Service, que entonces tenía diez
años y cuya fotografía el padre llevaba en la cartera y fue uno de los indicios
que sirvieron para reconocerle.
Feltrinelli
había nacido en 1926 –el mismo año que Fidel Castro, tan importante en su
evolución ideológica– y su padre era uno de los principales financieros de la Italia
de Mussolini. El padre murió joven, la relación con la madre, que pronto se
volvió a casar, no fue nunca buena. Los primeros capítulos de Senior Service están dedicados a la
novela familiar. Incluye fragmentos de las memorias de Giannalisa, la abuela
paterna, nunca publicadas, todo un personaje. Más madrastra que madre,
disputaría la herencia a su hijo y le sobreviviría largos años. Merecería otro
libro, que no resultaría menos apasionante.
El hombre
que terminó muerto por la bomba que pensaba colocar, se enroló con los
partisanos en plena adolescencia y desde siempre estuvo muy interesado por la
historia del movimiento obrero. Creo en Milán la Biblioteca Feltrinelli, que en
seguida se convirtió en un centro de referencia por la riqueza de su contenido
documental.
Aunque
afiliado desde temprana edad al partido comunista, antes que militante político
era empresario. En 1954 creó la editorial Feltrinelli, que no tardaría en
llegar a ser una de las principales de Italia. Pronto le añadió una cadena de
librerías y sus ideas novedosas sobre el negocio del libro todavía siguen
teniendo validez.
En 1957
tuvo lugar su primer gran éxito editorial, la publicación de la novela de
Pasternak El doctor Zhivago. Las
peripecias a que dio lugar la edición de ese libro constituyen otra novela, que
Carlo Feltrinelli cuenta muy bien, con abundancia de datos inéditos. Se trata
de una historia casi tan apasionante como la que cuenta Pasternak, una capítulo
de la historia universal de la infamia y la estupidez. Y eso que apenas si se
alude a la intervención de la CIA en la primera aparición de la edición rusa de
la novela, la que en la exposición universal de Bruselas se distribuía desde el
pabellón del Vaticano, situado frente al de la Unión Soviética.
Otro gran
éxito fue la aparición al año siguiente de El
Gatopardo, la novela póstuma de Lampedusa, pero en este caso el autor tiene
menos datos novedosos que ofrecer.
Los
capítulos dedicados a las visitas de Feltrinelli a Cuba y a sus encuentros con
Fidel Castro resultan no menos apasionantes que los dedicados al caso
Pasternak, un laborioso enredo que finalmente motivó su ruptura con el partido
comunista italiano, demasiado burocratizado y obediente a los deseos de Moscú.
El castrismo era otra cosa. Feltrinelli se dejó seducir por la figura del Barba
Suprema, como le llama en alguna carta, aunque no deja de subrayar su carácter
desmesurado e histriónico. El pretexto para el encuentro fue la posible
publicación de una autobiografía de Fidel. Ambos se cayeron en gracia: el líder
cubano en seguida se dio cuenta de lo útil que podría ser aquel culto millonario italiano que quería
poner su talento y su fortuna al servicio de la revolución; a Feltrinelli se le
subió a la cabeza el hecho de charlar de tú a tú con un Jefe de Estado y poder
intervenir en la historia del mundo.
Desde 1967,
año en que fue a Bolivia tras las huellas del Che y llegaría a ser detenido, se
convirtió en un embajador oficioso de la revolución cubana y en uno de los principales
financieros de la los movimientos revolucionarios europeos. Desde la
perspectiva actual es fácil ver en qué se equivocaba. Carlo Feltrinelli se
esfuerza por entender sus motivaciones, por no apresurarse a juzgar. El
ilusionado mundo en ebullición de 1968 no era el mundo de hoy.
En 1969,
tras los atentados de Piazza Fontana en Milán, Feltrinelli pasó a la
clandestinidad. Comenzó a difundirse el rumor de que estaba tras ellos y temió
ser detenido. Pronto se supo que los autores eran neofascistas.
Feltrinelli
fue uno de los protagonistas de los “años de plomo” italianos. Creía que se
preparaba un golpe de Estado y que la única manera de evitarlo consistía en la
lucha armada. En uno de los primeros atentados de las Brigadas Rojas, la
pistola utilizada había sido comprada por él. Creó su propio grupúsculo de
acción directa. Y no se limitó a dirigirlo, como bien sabemos por su final.
Era un
hombre contradictorio que se casó cuatro veces, que gustaba de la buena vida,
que posó como modelo en una revista de moda masculina, que dirigía con tino y
mano firme sus negocios, que le escribía conmovedoras cartas a su hijo mientras
estaba en la clandestinidad.
Carlo
Feltrinelli –a la vez que recrea las ilusiones y las contradicciones de un
mundo que nos parece remoto, pero que es de ayer mismo y resulta imprescindible
para entender el mundo de hoy– nos cuenta, con rigor y objetividad, con sus
luces y sus sombras, la enigmática historia de un personaje extraordinario.
También con contenida emoción. No en vano se trataba de su padre.
- ¡Marchando una dictadura del proletariado!
ResponderEliminar- Con papel de fumar
- Eso
(Taibo)