sábado, 15 de febrero de 2014

Instantáneas de Juan Ramón Jiménez


Por obra del instante. Entrevistas
Juan Ramón Jiménez
Edición de Soledad González Ródenas
Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2013
  
Si algo tuvo claro Juan Ramón Jiménez, y desde muy temprano, fue del lugar central que ocupaba en la historia de la literatura española. Por eso, no solo se ocupó una y otra vez de preparar una edición definitiva de su poesía completa, siempre incompleta, sino que también tenía la intención de acompañarla con una serie de volúmenes complementarios. Uno de esos volúmenes reuniría su epistolario; otro, las entrevistas que concedió a lo largo de su vida.
            Esos proyectos, como todos los suyos, quedaron incompletos. Soledad González Ródenas reúne ahora en Por obra del instante todas las entrevistas que han podido ser localizadas (varias de ellas se conservan solo en la copia que guardó el poeta) y les añade una serie de semblanzas y evocaciones que contribuyen a perfilar la cambiante imagen del poeta a lo largo del tiempo.
            Cuando se publica la primera de estas entrevistas, en 1901, el poeta aún no ha cumplido veinte años, pero ya su nombre comienza a destacar entre los cultivadores del modernismo. La última es de 1958, poco antes de su muerte, y la solicita él mismo para aclarar que, si no desea regresar a España, no es por motivos políticos: “Mi familia desea que yo vuelva a España y si no quiero volver ahora es por razones sentimentales, porque desde el año 50 he vivido aquí hasta la muerte de mi querida esposa y todo me la recuerda y yo prefiero morir en Puerto Rico donde ella está enterrada”.
            Juan Ramón Jiménez, a quien desde muy pronto rodeó una leyenda caricaturizadora, se preocupó siempre de dejar las cosas claras. Muchas de las entrevistas que le hicieron fueron rectificadas públicamente por él, y en más de un caso dejó constancia en la copia que guardaba de la opinión que tenía de los entrevistadores. “¡Mujer idiota!” escribe en una de ellas y en otra –olvidándose de Platero– califica como “Burro” a un ignorante que equivoca todos los nombres.
            De muy desigual valor son las entrevistas reunidas por González Ródenas; algunas –como las descalificadas por el poeta– muy merecedoras del piadoso olvido de las hemerotecas. La mejor de todas las que se le hicieron al poeta no está en este volumen. No podía estarlo porque ella misma ocupa dos volúmenes en su edición definitiva. Se trata de Juan Ramón de viva voz, donde Juan Guerrero Ruiz, a la manera de Eckermann, fue transcribiendo todas las conversaciones que tuvo con el poeta desde su primer encuentro en 1913 hasta el último, en 1936. Para la etapa del exilio hay otro libro fundamental, Conversaciones con Juan Ramón Jiménez, de Ricardo Gullón.
            Juan Ramón Jiménez fue todo un personaje (un contradictorio personaje: Cernuda habló de un Jiménez-Jekyll y de un Jiménez-Hyde); de ahí que de él no solo nos interese su obra literaria. En su primera etapa, quería vivir al margen de la sociedad literaria, dedicado solo a su labor creadora. Luego se tomó muy en serio su papel de maestro: alentaba, corregía, publicaba a los jóvenes. Y los censuraba en público y en privado cuando se desviaban lo más mínimo de sus indicaciones o caían en la tentación de acercarse a otros maestros.
            En 1936 a la guerra literaria, en la que tan activo se mostró en poeta, le sucedió otra guerra, ya nada metafórica. Juan Ramón Jiménez abandonó España ya ese mismo año, pero desde el primer momento –al contrario que otros tempranos exiliados como Marañón o Pérez de Ayala– se dedicó a hacer declaraciones en favor de la República. Su posición política no sería del todo bien entendida, y las más significativas entrevistas a partir de esa fecha tienen menos que ver con la literatura que con la historia.
            La consagración de Juan Ramón Jiménez como el poeta más popular y apreciado en todo el ámbito de la lengua española tuvo lugar, no en 1956, cuando se le concedió el premio Nobel, sino en 1948. Ese año participó en una triunfal gira de conferencias por Argentina y Uruguay. Acostumbrado a las lecturas en colegios y universidades, le sorprendió la organización profesional de esas charlas y la publicidad que las acompañaba: “Cuando vine y vi en el muelle mi nombre en grandes carteles, como un torero, me disgusté mucho, porque no sabía que venía a teatros, sino que creí que iba a realizar mis conferencias en salones”. Él estaría dispuesto a dar conferencias incluso gratuitas, pero se lo impide el contrato. “¿A qué precio estaban las localidades?”, le pregunta a uno de sus entrevistadores. “A 12 pesos la platea. Es un poco caro y muchos no pudieron ir por ese motivo”. Juan Ramón le responde que a él le gusta dar charlas en las escuelas, pero que en Argentina no ha podido hacerlo porque tiene un contrato que se lo impide: “Como los concertistas, tengo que pedir permiso para hablar. Yo no pongo precio ni me entero”.
            Durante 1948 se le hicieron a Juan Ramón Jiménez más entrevistas que en ningún otro momento de su vida. Eran entrevistas promocionales organizadas por la empresa que organizaba las conferencias.
            “El periodismo habla de lo que pasa; la literatura, de lo que no pasa” se ha dicho. En este volumen de entrevistas con un poeta se habla mucho de literatura, como no podía ser de otra manera, pero también de historia y de vida. Juan Ramón aparece con todas sus luces y sus sombras; en estatura natural cuando él mismo redacta las respuestas (abundan los cuestionarios) y reducido al nivel de su interlocutor (a menudo, no excesivo) en los demás casos.

20 comentarios:

  1. Gracias por todos esos detalles. Un poco te pareces a él, un mucho si me dejaras decirlo. Cuidadoso y detallista, exacto y exquisito.

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  2. A veces era cursi (tantos "cuán" y no "qué", "cual" y no "como", "mas" y no pero...) y ello lastra bastante sus poemas (al menos para mí). De hecho, él mismo lo reconoció cuando habló de esos "no se qué ropajes..., iracundia de hiel y sin sentido...".

    Pero es uno de los pocos que han tenido hilo directo con lo indecible; que han sido capaces de decir con palabras lo que las palabras no pueden decir; que han roto la barrera del lenguaje. Por eso fue un mago/mágico de la expresión verbal: o sea, un Poeta.

    Señores que escriben versos hay muchos (demasiados), pero poetas ha habido muy pocos en la historia, y JRJ fue uno de ellos. Para botón de muestra, esto:




    Yo, centro de mi mundo inmenso.

    Tú, de tu inmenso mundo

    centro.

    ¡Qué inmenso penetrarse

    de tantas cosas dobles y distintas

    hasta encontrarnos ambos, como uno,

    en medio de los dos!

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  3. Una errata: "Cernuda habló de un Jiménez-Jekyll y de un JiNémez-Hyde..."

    El texto de Cernuda, "Los dos Juan Ramón Jiménez" (1958) es excelente: "No he conocido caso más evidente de split personality, de un ser humano albergando dentro de sí dos personas distintas, que el de Juan Ramón Jiménez. Había en él, de un lado, la persona que pudiéramos llamar Jiménez-Jekyll, es decir, el poeta conocido de todos, digno de admiración y de respeto; de otro lado, el Jiménez-Hyde, bastante menos conocido, la criatura ruin que arrojaba procacidades a la cabeza de unos y otros. Lo triste es que Jiménez-Hyde fue dominando poco a poco a Jiménez-Jekyll, hasta llegar casi a destruirlo, y no parece azar que el escrito último que Jiménez publicara en vida fuese un ataque virulento contra Pablo Neruda. Vano sería preguntarse ahora la causa para tal división de su personalidad: en gran parte dicha dicotomía parece posible atribuirla a una crisis, un choque de una monstruosa vanidad ultrajada. Jiménez creía en verdad que la poesía española había llegado con él a una cima de perfección antes nunca alcanzada por los poetas anteriores; por tanto le resultaba grotesco e imperdonable que otros poetas más jóvenes pretendieran seguir escribiendo y (lo que agravaba todavía más su crimen) gustaran a los lectores. De ahí la campaña de difamación que desde hacía unos veinte años emprendiera contra los poetas más importantes de la generación que yo mismo he llamado de 1925..."

    Y Cernuda tenía razón: hay un JRJ ruin, pérfido, despreciable, que se inventaba ataques para poder insultar a todos los que le hacían sombra. Lo que escribió sobre Antonio Machado (bastante mejor poeta que él) o Vicente Aleixandre, por ejemplo, es abyecto. Sobre el primero, tras enterarse de su muerte, escribió un texto miserable, en el que se inventa detalles sórdidos (su gran especialidad): "En vez de pasadores, llevaba en los puños del camisón unas cuerdecitas, y a la cintura, por correa, una cuerda...[...] Sacó cuidadoso un papel doblado de su bolsillo y al abrirlo en vez de poema, había un agujero. Se quedó atónito, más que yo. Se lo había comido. Yo sabía, por los libros que le prestaba, que él roía el papel"). Y sobre Aleixandre (al que, a causa de una nefritis tuberculosa, se le había extirpado un riñón en 1932): "un mutilado corporal verdadero, un hombre estirpado por operación quirúrjica, como lo es V.A., no puede escribir poesía esquisita ni siquiera grande, que es la que viene después de la esquisita". Es verdad que, entre otras patologías psiquiátricas, sufría de paranoia galopante (en su "Correspondencia" se ve muy bien) pero sus trastornos mentales no justifican sus calumnias (para saber hasta qué punto eran delirantes hay que leer las diversas correspondencias de los miembros de la Generación del 27 entre ellos - sobre todo el epistolario Guillén-Salinas).

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  4. El Lejano: Es lo que pasa cuando no nos limitamos a disfrutar de la obra, sino que indagamos sobre la vida del autor. Generalmente la trayectoria vital no está a la altura de la obra literaria. Y es normal que así sea.

    Recuerdo una canción de Sabina que dice:

    Comentó por ahí que yo era
    un chaval ordinario.
    Pero ¿cómo explicar
    que me vuelvo vulgar
    al bajarme de cada escenario?

    Pues sí, bajándoles de su escenario -o sea, su obra (su poesía, su narrativa...)- los creadores son personas ordinarias, o sea, normales, con sus virtudes y defectos, como cualquiera.

    He leído el texto completo de JRJ sobre Machado y ciertamente es de mal gusto. Machado roía el papel y yo roo (¿o roigo?, ¿o royo?) los capuchones de los bolis, pero el día que me muera no quisiera que alguien lo recordase. No obstante, hay algo en Machado que no pueden decir todos. Y es que en un poema suyo afirma "Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno". Y hasta ahora nadie le ha contradicho eficazmente. Si otros hubieran escrito o escribieran tal cosa, muchas voces se elevarían para decir "Noooooooooo".

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  5. A Machado le hizo un nombre Serrat , te puedes empeñar en decir que es mejor poeta que JRJ o que Whitman pero ser tajante valorando a un poeta poniendo en el fiel de la balanza hechos dudosos me parece un tanto corrosivo . Por otro lado es mentira y JRJ fue un gran hombre .
    Quien no sabe escribir con probidad no es un escritor fiable , de que te sirve saber mucho si lo que dices no se puede creer ; el post me ha gustado . El caso es que juntas el talento de todos los poetas y escritores de libro que hay en España y no te sale un Juan Ramón y de cursi ni de muy lejos , era todo corazón y autenticidad , un artista universal y reconocido ; no os dejéis engañar y hacerme caso a mí que ya veis que digo la verdad con franqueza y humildad ¡Eterno JRJ !
    Saludos

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  6. Leo las palabras de JRJ a que alude El Lejano, fáciles de encontrar en Google, y la verdad es que no descalifican a Machado. Descalifican a JRJ.

    Es el propio JRJ quien no está a la altura de JRJ. Al menos en esta ocasión.

    Es triste que a menudo, para amar la literatura, una tenga que renunciar a conocer de cerca a quienes la hacen. El deleite y disfrute de los buenos manjares no exige amar al cocinero.

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  7. El propio JRJ llamó a su colección de apuntes reunidos en "Españoles de tres mundos" así: "caricaturas líricas". Me temo que hay aquí quien las lee como si fueran retratos. 'No tenía una nariz tan larga'. Pongo aquí la definición de "caricatura" según la Academia: "Dibujo [satírico] en que se deforman las facciones y el aspecto de alguien". He puesto "satírico" entre corchetes porque NO ES condición esencial de la caricatura; cuando, por ejemplo, fallece una persona a la que el dibujante admiraba, y éste le dedica un dibujo (Forges, por ejemplo, lo ha hecho muchas veces), ninguna intención hay en ello de sátira. Pero sí es cierto lo de la deformación: las caricaturas no son retratos. Temo que alguno, como decía, no lo comprende. La gran mayoría de los caricaturizados no sólo lo comprendieron bien, sino que hay testimonios escritos suyos considerando como un honor la caricatura juanramoniana; un ejemplo es Jorge Guillén, a quien aquí se mencionaba. Para juzgar de un texto escrito, lo primero, aunque parezca una perogrullada, es... saber leer.

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  8. @ Aitor Suárez

    "Es lo que pasa cuando no nos limitamos a disfrutar de la obra, sino que indagamos sobre la vida del autor."

    Los textos de JRJ que yo cito para mí son obra, literatura, no vida. Por lo que yo sé de él, en su vida, en sus actos, JR fue mucho más correcto que en ciertas partes de su obra, que son tanto más lamentables cuanto que tenía mucho talento para la invectiva. Pero en la mala leche literaria hay límites. Uno de ellos es utilizar la mentira, la calumnia, como arma, sobre todo contra gente de la bondad, la rectitud moral y el inmenso talento literario de Antonio Machado. Otro, decir estupideces, como la de que sin un riñón no se puede escribir buena poesía.

    Para mí todo eso es, como en el caso de Céline, pura patología mental. Hay mucho escritor enfermo, desequilibrado, con ramalazos de demencia. Y todos conocemos las manías, las angustias y los delirios de JRJ. Basta leer los Diarios de Zenobia para darse cuenta de que su marido no gozaba de una salud mental a toda prueba.

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  9. @ Anónimo

    "Para juzgar de un texto escrito, lo primero, aunque parezca una perogrullada, es... saber leer."

    Exacto. Y si fuera su caso se habría dado cuenta de que aquí nadie habla del excelente "Españoles de tres mundos". Los textos que se comentan no proceden de ese libro.

    Antes de dar palos al agua, hay que ponerse los ojos enfrente de las cuencas, como dicen los franceses.

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  10. Cito, de la "Antología comentada" de JRJ, por Antonio Sánchez Barbudo (especialista en su obra), publicada por Ediciones de la Torre:

    "...el retrato de AM, que escribió en 1939, a raíz de la muerte de éste, [...] pero que no se incluyó en la colección de "Españoles de tres mundos".

    "...hizo un original retrato, lleno de comprensión y simpatía, a pesar de los rasgos exagerados, caricaturescos. Lo que vio en AM sobre todo -y muy acertadamente, creo yo-, ante su presencia física, en su cuerpo tanto como en su alma, fue la muerte, la proximidad a la muerte".

    Y se refiere finalmente a la parte del retrato en que habla de la actitud de AM durante la guerra civil: "Lo hace con gran respeto, admiración incluso", dice.

    Es verdad que el retrato no se incluye en "Españoles...". Pero que es de la misma naturaleza que éstos lo deja entrever al comentar precisamente que no fuera incluido en ellos, comentario que sólo tiene sentido porque podía perfectamente haberlo sido. Que se trata de una caricatura, lo dice él mismo más adelante. Tiene razón en ambas cosas. Yo lo creí evidente, por eso no me detuve a precisarlo. Parece que me equivocaba en esto; sorry.

    Por lo demás, y para juzgar de ciertas actitudes del propio JRJ, yo recomendaría la lectura del excelente "Juan Ramón de viva voz", publicado por Pre-Textos en su edición completa. Él decía que sus ataques siempre eran respuestas a otros recibidos antes por él. No siempre tenía razón, y a veces lo reconoció él mismo (nunca le importó rectificarse, incluso públicamente). Pero esa idea de un JRJ pérfido o directamente enloquecido es a su vez una caricatura, sólo que ésta, malintencionada (por parte de quienes sabían de qué estaban hablando), o desinformada (por la de quienes no tenían, o tienen, ese conocimiento).

    Es verdad que tuvo serios problemas sicológicos. Como muchos otros artistas, y mucha otra gente que no eran artistas. Pero atribuir su creación a su enfermedad es falso, como lo sería en el caso, por ejemplo, de Van Gogh. Que no era el excelente pintor que fue porque su equilibrio mental fuera precario: el genio creador NO ES, a pesar de ciertas elucubraciones de moda hace años, una forma de la enfermedad mental, sino más bien, en todo caso, médico y aliviador de una mente (o un alma) enfermas.

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    Respuestas
    1. "atribuir su creación a su enfermedad".

      Nadie hace eso. Yo sólo le atribuyo sus delirios.

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  11. "Es posible que a algunos admiradores del poeta Juan Ramón [...] les desagrade el impiadoso polemista. él afirmó una y otra vez que siempre se limitó a defenderse, que nunca comenzó ningún ataque. Y es posible que tuviera razón. [...] Más de una vez fue injusto (aunque nunca del todo)..."

    Yo creo que García Martín en su artículo de 2002 "La cólera del niño Dios" es demasiado benevolente con JRJ. ¿Qué le hizo Antonio Machado al "Supremo Lírico de España" (como lo llamaba Ernesto Giménez Caballero) para inventar que roía papel?

    http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/5082/La_colera_del_nino_Dios

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  12. Yo ignoro, y no creo que nadie pueda ya saberlo, si Machado roía o no papel. Eso, de ser cierto, no disminuye en nada su estatura, ni lírica ni humana; y JRJ, a quien no faltaba capacidad para el ataque, sabía esto perfectamente. Creo, con Sánchez Barbudo, que el retrato es caricaturesco, pero está "lleno de comprensión y simpatía". Él, JRJ, nunca dudó, y lo dijo públicamente muchas veces, que la mejor poesía española moderna, empezando por Bécquer, pasaba ineludiblemente por Unamuno (todavía tan mal leído como poeta; pero ésa es otra) y Antonio Machado. Juro por lo más jurable que, en esas condiciones, no me importaría que luego dijeran de mí que yo roía papel, y hasta cartón: ¿qué importancia tendría eso?

    Y no conviene, por lo demás, sacar las cosas de su contexto temporal, ni darles un alcance que no tienen. Nadie ha dicho, y hace bien, que Lorca fuese especialmente malvado. En el "Juan Ramón de viva voz" a que ya me he referido, anotación del 16 de Marzo del 33, se habla del proyecto de Ramón Gaya de pintar un cuadro con Lorca, Altolaguirre, Cernuda y Aleixandre, a quienes pregunta si les importaría que se incluya a Salinas. Respuesta de Lorca: "¿Cómo es posible retratarnos con ese bisonte? ¡De ninguna manera!". Y por cierto, respecto al "bisonte", también se cita en ese libro una coplilla anónima, pero atribuida a Miguel Hernández, que circuló poco después, y que dice: "El aire se serena, / y Jota Barba Jota se suicida, / Salinas, cuando suena / la voz a ti debida". ¿Y para qué recordar las polémicas, y a veces algo más que polémicas, entre Góngora, Lope y Quevedo? Repito, no hay que dar a ciertas cosas un alcance que no tienen.

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  13. De ayer a hoy veo un cambio notable en la repercusión del tema , y es de agradecer el esfuerzo que habéis hecho, y al anónimo felicitarle por su ejemplar afición y argumentación .
    saludos

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  14. De las poco aseadas costumbres y aspecto de Machado hay más de un testimonio, pero sólo se recuerda con reprobación el de JRJ. Lean, por favor, otros retratos que de él hizo y que se incluyen en Guerra en España. Qué funesta manía la de oponer las bondades de Machado a las maldades de JRJ. Imaginen, por un momento, que a JRJ le hubiera dado por casarse con una niña. ¡Qué no se diría de él! A Machado se le "perdona" todo. Siempre estamos dispuestos a creer cualquier bondad de Machado, aunque no sea cierta y cualquier maldad de JRJ, aunque tampoco lo sea. ¿No hay algo de sospechoso en todo ello y una buena campaña de Bergamín de por medio? Qué bueno sería que evaluáramos de una vez de dónde vienen tales tópicos y a quién le interesó difundirlos.

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  15. Gracias al amigo "Honesto", aunque tengo que decir que en su nota primera había lo que yo creo un error evidente. No me detuve a señalarlo porque me parece menos pernicioso que el que se cometía con JRJ, y que no es sólo error, sino injusticia grave.

    No es cierto que "a Machado le hiciera un nombre Joan Manuel Serrat". Es cierto que algo de su poesía llegó a través de él a gente, por lo general alejada de la poesía o poco proclive a su lectura, que sin eso no hubiesen tenido ni ese conocimiento precario. Pero entre quienes sí tenían algún conocimiento de lo poético, Machado tenía ya, y hacía muchos años, no sólo un nombre, sino El Nombre.

    Me explico con un ejemplo: en su "Luis Cernuda, del mito a la elegía", Fernando Ortiz, que ha muerto hace unos días, decía (copio literalmente): "Los años pasan. Hace cincuenta, cuando alguien quería expresar su admiración por un poeta acudía un nombre a sus labios: Juan Ramón Jiménez. En la posguerra ese nombre era Antonio Machado. Ahora lo es Luis Cernuda". Lo que dice es exacto: la gran referencia poética en la posguerra española, el Poeta por excelencia hasta la aparición de los Novísimos hacia 1970, era Machado. Serrat sólo recoge, al dedicarle su disco, una opinión largamente preexistente.

    Todos tres, en mi opinión, son grandes poetas, de lo más grande del siglo XX en España; y no son nada incompatibles, aunque los respectivos sucesores (Juan Ramón, seis años más joven que él, en el caso de Machado, y Cernuda en el de JRJ) tuvieran ciertos reparos, seguramente inevitables en un sucesor, que ha de afirmar su propia personalidad, y mayores en el caso de Cernuda sobre todo (aparte de su compleja personalidad) porque la sombra de JRJ pesaba sobre él (como sobre todo el 27) bastante más gravemente.

    Aparte de esto, cuenta la obra de JRJ con un problema propio: su excesiva abundancia. Todos los poetas son "de antología" (aun San Juan de la Cruz, de obra tan breve, lo es), lo que quiere decir que no todo lo que hicieron tiene el mismo valor. Hay mucho en JRJ (más que en otros casos, por lo mucho que escribió) que no es de lo mejor suyo, y puede legítimamente, en quien no conozca otra cosa, llevar a la desestima. Pero el mejor JRJ es espléndido, e insustituible.

    Y sobre su personalidad, baste este apunte de Andrés Trapiello, devoto suyo de siempre: "Yo, si España tuviera de nuevo la fatalidad de dividirse en bandos, escogería, por este orden: sería primero de mi propio bando y si, como creo, no me admitieran en él, intentaría las filas, sin dudarlo, del bando de Juan Ramón Jiménez, porque para él, sobre todos, prevalecía el bando de los decentes".

    Cité antes, y termino, la coplilla de Jota Barba Jota y su atribución a Miguel Hernández. Es impensable que a él, absolutamente al tanto de la más mínima actualidad poética pese a su apartamiento, no le llegaran ambas cosas, la coplilla y su atribución. Y sin embargo, cuando en Enero de 1936 publica Hernández en la Revista de Occidente unos sonetos y su Elegía, anticipo de su "El rayo que no cesa", quien da la voz de alarma (en un artículo publicado en "El Sol") es JRJ. Dice allí: "En el último número de la Revista de Occidente publica Miguel Hernández, el estraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía a la muerte de su Ramón Sijé y seis sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la poesía pura deben buscar y leer estos poemas vivos". Nadie había dicho eso, que seguramente fue decisivo en el éxito del libro, al aparecer poco después.

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  16. Leyendo alguno de estos comentarios, dan ganas de no ser poeta, o de ser completamente desconocido. Juan Ramón dio muchas margaritas. No diré que a muchos cerdos, para no ser demasiado contundente, pero sí -para ser objetivo- a muchos lerdos que siempre van al dato chismoso y no a la poesía. La envidia no es española, es una olimpiada, y se ve que la humanidad seguirá entrenándose. Pero España, por qué no decirlo, ya cuenta con muchas medallas.

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  17. Me adhiero a lo que dice el último Anónimo. Quien quiera chismes, cotilleos y navajeos, que vea Telecinco / Telecirco. A mí me la bufa y trae floja que a Lorca le cayera mal Miguel Hernández. También he oído que Menéndez Pidal estaba peleado con Ortega y Gasset (pero no llegaron a las manos; eso sí que habría sido pintoresco: que hubieran pasado de las hostilidades a las hostiAlidades...). Disfruto con las obras de unos y otros. Y en cuanto a sus intimidades, pues ni quito ni pongo rey, y ni siquiera sirvo a su señor.

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  18. Anónimo dije lo de Serrat por polemizar, una broma , creo que Machado tiene un mensaje más poderoso , más de antihéroe y que conecta mejor con los lectores que hemos leído poca poesía , son unos campeones .
    Dan ganas de no ser poeta o de ser completamente desconocido , que gran frase , no hay que equivocar el hambre con las ganas de comer.

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  19. Aquí, casi un mes después, el anónimo de la "gran frase". Honesto, no había leído lo de Serrat. Y me parece muy bien que quieras polemizar o bromear. Pero tienes un rollo muy extraño escribiendo y no la pillo. Explícamelo, o reescribe, a ver si también me río con esa gracia y encanto natural que te caracteriza.

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