(La mesa con libros. Alguien toma el libro Atlas . Lo abre por las páginas 30-31. La imagen llena la pantalla y luego se centra en el rostro de Borges. Imagen del café Florian visto desde el exterior. Luego foto de la página 22, con Kodama y Borges en el café. Imágenes en color de Buenos Aires. Finaliza con la foto de la página 59. Entretanto se oye la voz de Borges leyendo “Borges y yo”)
Voz de Borges
“Al otro, a Borges, es al que le ocurren las cosas... Yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica”.
José Havel
Del otro Borges, del que se dejaba vivir para luego ser justificado por la literatura habla este volumen inmenso, escuetamente titulado Borges , en el que Adolfo Bioy Casares fue anotando sus encuentros con el escritor durante casi cuarenta años. Casi siempre se veían en casa de los Bioy. “Come en casa Borges” comienza casi todas las anotaciones.
Catalina Valdés
¿Y tanto tenían que contarse? Por son casi dos mil páginas, más que la obra completa de Borges.
Javier Almuzara
Sin exageraciones. No llegan a las mil setecientas. Es un libro tedioso, apasionante y en buena parte ilegible. No es para cualquier lector, solo para los apasionados de Borges.
José Havel
Muy apasionados. Porque como carece de índice onomástico y temático no es posible buscar lo que Borges pensaba sobre un tema o sobre un autor concreto.
Javier Almuzara
Es un libro que debe recorrerse al azar, abriéndolo por cualquier página y viendo lo que uno se encuentra. Y se encuentra tantas cosas insignificantes como en cualquier mercadillo. Y, de vez en cuando, alguna maravilla: un rasgo de ingenio, un sarcasmo feroz, una ocurrencia brillante.
Silvia Ugidos
A mí lo que más me ha interesado es el Borges cotidiano que aparece en estas páginas. Un personaje entrañable y grotesco, casi un niño grande, o sin casi. Parece que todos le dominan, empezando por la madre terrible, una especie cruce entre bruja y sargento, pero al final él hace lo que quiere. A veces se quitaba los dientes en público, quiero decir entre amigos, y entonces su cara se deformaba, su boca era como un buzón horrible, todos se asustaban, pero él seguía hablando de la hipálage o de lo que fuera, como si tal cosa. Y era ya un anciano venerable y seguía siendo tan enamoradizo como un adolescente. María Esther Vázquez, que fue una de sus novias, cuenta que era compulsiva, que llamaba continuamente por teléfono, que no daba tregua, siempre encontraba pretextos para una cita. Y casi todo lo tenía que hacer a escondidas de la madre, a la que nunca le gustaban sus novias.
Catalina Valdés
¿Quién no ha conocido a gente así? ¡Y encima no eran poetas!
Hay un libro famoso, Balzac en zapatillas , de Leon Gozlan, que yo creo que es el primero de esas obras que presentan a un autor en su intimidad. Las Conversaciones con Goethe , de Eckerman, son otra cosa. Ahí Goethe está visto siempre como un ser superior. Bioy, que admiraba mucho a Borges, no siempre nos muestra un personaje admirable. A veces involuntariamente. Sus propios prejuicios políticos y sociales quedan muy patentes en bastantes casos.
Marcos Tramón
Yo he abierto este libro e inmediatamente lo he cerrado y he ido en busca de sus poesías completas. Ahí está el único Borges que a mí me interesa.
Silvia Ugidos
Ese el Borges que más nos interesa a todos. Pero yo me divierte mucho con las páginas de este mamotreto y pienso seguir divirtiéndome. No es un libro, hay muchos libros entremezclados. Es, por ejemplo, una sátira de la clase alta argentina. Las mujeres que aparecen por estas páginas, como esa terrible Bibiloni de Bullrich, ocurren tienenncias desopilantes. Y es también un buen ejemplo de taller literario. Pero de eso sabe más Javier.
Javier Almuzara
Catalina Valdés
Yo he hojeado el volumen mientras vosotros hablabais y he encontrado, así al azar, una diatriba feroz contra la literatura española, de la que casi solo salvan a Cervantes ya Cansinos; una homofobia muy reiterada; unas opiniones políticas bastante discutibles, sobre todo con sus elogios a los militares, que ya se sabe cómo acabaron; una burla continua de casi todos los escritores argentinos, de Güiraldes a Mallea... Este Borges no solo era un buen escritor, parece que como persona también era una buena pieza.
Silvia Ugidos
Era un perpetuo adolescente fascinado con los juegos de la inteligencia, un niño grande que no siempre era muy consciente del daño que hacía. A mí no me habría importado conocerle.
José Havel
Se habría enamorado de ti, le gustaban las mujeres inteligentes y un poquito agresivos, siempre con la respuesta ocurriendo en la punta de la lengua.
Silvia Ugidos
Pues me vas a permitir que la respuesta que tengo en este momento en la punta de la lengua me la calle.
Marcos Tramón
Volvamos al mejor Borges. Hay un soneto suyo, “Buenos Aires”, que yo me repito en los momentos de desánimo y que siempre me trae a la memoria las imágenes en blanco y negro de Horacio Coppola.
Y la ciudad ahora es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esta puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he guardado en vano.
Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han separado los casos comunes
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde incierta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final se perderá ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.
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