sábado, 19 de diciembre de 2015

Susana Benet, mínimas maravillas


La enredadera
Susana Benet
Renacimiento. Sevilla, 2015.

Digámoslo claramente: los libros de haikus casi siempre defraudan. Un haiku –algo más que tres versos de cinco, siete, cinco sílabas– es un chispazo, un milagro, un súbito hallazgo que bordea la nadería, el juego de palabras, la greguería –tan parecida a veces, tan distinta siempre–  y que necesita más que ningún otro poema la colaboración del lector. Un buen lector de haikus es casi tan difícil de encontrar como un buen autor de haikus.
            Como resulta bien sabido, se trata de un breve poema estrófico que procede del Japón, donde está sometido a muy estrictas reglas, temáticas y formales, que tienen tanto que ver con la estética como con la espiritualidad. Pero el haiku ya se ha extendido por todo el mundo –abunda especialmente en la lengua inglesa– y ha prescindido de las ataduras tradicionales. No escasean, sin embargo, los ortodoxos que niegan la condición de haiku a toda composición que no se someta a ellas. Un ejemplo lo encontramos en el libro de Vicente Haya Aware, tan rigurosamente informado como, en más de un capítulo, disparatado.
            Raro es el poeta actual que no haya escrito haikus, pero solo Susana Benet se ha atrevido a convertirlos en lo fundamental de su obra. La enredadera reúne sus tres libros anteriores –Faro del bosque (2006), Lluvia menuda (2007), Huellas de escarabajo (2011)– y les añade una nueva colección, Ráfagas, premiada en Colombia en 2013, y un puñado de inéditos. El resultado en un breve volumen inagotable, que se puede abrir por cualquier página sin que en ningún caso nos defraude.
            Los aficionados al haiku ya conocen a Susana Benet y no se perderán esta recopilación, pero quienes sienten reparos ante el género, quienes no acaban de verle la gracia al famoso haiku de Bashoo (“Un viejo estanque / se zambulle una rana / ruido de agua”), “tal vez la poesía más sabida y recitada de toda la poesía japonesa” en opinión de Rodríguez-Izquierdo, no tardarán en sentirse seducidos por algunos de estos breves poemas, que no necesitan de ningún excipiente doctrinal para llegar a los lectores.
            ¿Cuál es el secreto del arte prodigioso de Susana Benet? En primer lugar, saber mirar, jugar como un pintor con los colores: “Rojas cerezas. / Entre las ramas verdes / mi mano blanca”. Muy en la tradición japonesa, hay en estos haikus jardines, y otoños, sauces y montañas, nieblas y primaveras, toda la parafernalia que parece exigir el género (aunque en Susana Benet no resulta nunca convencional), pero también –y este es su segundo secreto–  un mundo doméstico y cotidiano que no duda en incurrír en el feísmo (“Al entregarme / la compra el carnicero, / sangre en las uñas”) ni en referirse a las tareas caseras: “Plancho y aliso. / Cuando toco las sábanas, / toco tu cuerpo”.
            El tercer secreto de Susana Benet tiene que ver con su capacidad para expresar una emoción con las mínimas palabras. Solo a ella le basta el cordón desatado de un zapato para escribir un poema de amor; “Junto a mi pie, / el cordón desatado / de tu zapato”. O unas colillas para referir su desgaste: “Antes dejabas / dos rosas al marcharte. / Ahora, colillas”. Solo ella es capaz de expresar, con una mirada al reloj, el egoísmo de la vida que sigue su ritmo sin atender razones: “Ante el enfermo, / consultan su reloj / los visitantes”. Y el más famoso de los suyos, que Carlos Bousoño en su Teoría de la expresión poética, podría haber citado como ejemplo de superposición temporal (tiempo futuro sobe tiempo presente): “Un niño juega / a enterrar a su padre. / Día de playa”.
            Saber mirar, saber sentir, saber decirlo en las diecisiete sílabas del haiku (ni una más, ni una menos), en eso se resume el arte de Susana Benet. En sus versos no hay pastiches orientalistas ni artificiosas iluminaciones más o menos zen, hay una jaula oxidada y silenciosa en la basura, un gorrión que vuela de mesa en mesa en la terraza de una cafetería, lavadoras que pulsan convulsas en la paz de la noche, las botas rojas de un niño bajo el paraguas, una ventana de hospital a la que se asoman los pinos llenos de pájaros, la entrada de un cine que ya no existe encontrada de pronto en un viejo bolso.
            En La enredadera, uno de esos raros libros a los que basta abrir al azar por cualquiera de sus páginas para que de inmediato entren a formar parte de nuestra vida, encontramos lo que vemos sin ver todos los días, lo que todos hemos sentido alguna vez sin ser capaces de expresarlo, la música y la magia del instante, el temblor y el misterio de la cotidianidad.

10 comentarios:

  1. Ya he tenido ocasión de leer el libro (Abelardo tuvo la atención de regalármelo) y disfrutarlo como merece. Estoy de acuerdo con lo que dices: es excelente, y lo recomiendo sinceramente. Señalo, de paso, una mínima errata que en algo puede afectar al sentido: en el haiku que citas, "Plancho y aliso. / Cuando toco las sábanas, / TODO tu cuerpo”, la palabra en mayúsculas es errónea, y debe decir realmente "TOCO tu cuerpo".

    José Cereijo

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  2. Claro, era lo lógico, como el "Touch me" del Ulises de Joyce, o la prohibición de Adán a Eva de comer Y tocar el árbol del bien y del mal.

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  3. * Plancho y aliso, / cuando toco las sábanas, / todo tu cuerpo.

    ¿Errata fértil? Decídalo la autora si le apetece.

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    Respuestas
    1. Lo de "todo tu cuerpo" podría ser, pero en realidad es "toco" tu cuerpo. En fin, hay erratas muy oportunas. Y tú la has pillado, Cocha. Besos

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  4. La sigo siempre y me siento un aprendiz de sus haikus. Susana ha conseguido algo muy difícil; abrir un camino al haiku dentro de nuestra cultura. La mayoría de lo que se escribe o bien es haiku ortodoxo japonés (al estilo de la preceptiva que señala Haya, en efecto) o cosas que tan solo respetan la estrofa, pero que quedan tan lejos del espíritu del haiku que es difícil considerarlos como tal. Gracias.

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  5. Viva esta maravilla: unas obras completas con un libro añadido y unos inéditos. Menudo regalazo. y Susana Benet es la mejor.....haikera (no sé cómo se diría) de la poesía española. O mejor: es una poeta inmensa, así, sin géneros. Ya me froto las manos sabiendo su libro en mis manos.

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  6. Claro, si ustedes lo dicen.

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  7. http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php/2013/05/05/resena-de-aware-en-babelia-por-jesus-agu

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  8. Me interesa mucho el Haiku José Luis y sigo a Susana así que le tengo muchas ganas a este libro suyo recopilatorio. Tengo muchas ganas de disfrutar de sus haikus y a la vez aprender con y de ella.
    Gracias por esta excelente reseña.
    Saludos y feliz 2016!
    Sandra.

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  9. El de "jugar a enterrar al padre" me parece impresionante.

    Soy torpe. Me hubiera pasado desapercibido sin el comentario de la superposición de tiempos.
    Gracias por descubrirnos este libro, José Luis.

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