miércoles, 29 de enero de 2025

Evasión y victoria

 

Martín López-Vega
Ábrete, sésamo (Poemas nuevos y escogidos 1994-20249
Prólogo de Luis García Montero
Renacimiento. Sevilla, 2025.

Cada edición de un texto literario constituye propuesta de lectura. Martín López-Vega ha decidido hacer seguir a su más reciente libro de poemas, Ábrete, sésamo de una selección de sus poemas en orden inverso al cronológico. No es el único en invertir el orden habitual: lo hicieron antes, entre otros, Miguel d’Ors y Aurora Luque. No parece una decisión afortunada. En cualquier caso, habría sido necesaria una explicación, que no ofrecen ni el autor ni el divagatorio prologuista. Tampoco parece razonable que los lectores que quieran un saber dónde acaba el nuevo libro tenga que recurrir al índice porque no hay una portadilla que lo separe de los poemas ya anteriormente publicados.

            ¿Detalles menores? Sin duda, pero conviene insistir en ellos ya que se olvida a menudo que la selección, organización, edición de los textos literarios es también una labor intelectual que repercute en el efecto estético del conjunto.

            En la poesía de Martín López-Vega hay dos tipos de poemas que de algún modo chocan entre sí, que parecen escritos por un poeta distintos. Por un lado, están los que conforman una especie de crónica familiar, tan impactantes, con su desgarro y su agridulce humor, incluso con sus notas de costumbrismo; por el otro, los poemas culturalistas y viajeros, los del estudiante que desde muy joven quiere conocer otras tradiciones, los del adulto al que su trabajo le lleva a muy distintos y distantes lugares.

            El libro de familia de Martín López-Vega tiene su cara y su cruz, un villano y una figura ejemplar. Así comienza “Poema de género”: “Mi padre me lo enseñó todo / acerca de cómo no debe ser un hombre. / Mi abuelo me lo enseñó todo / acerca de cómo eran antes los hombres”. Duele leer algunas de estas referencias familiares, aún siendo conscientes de que la poesía no es directa confesión, sentimentalismo primario. El humor ayuda al distanciamiento. Si “Los recogedores de ocle o bien Carta al padre”, una obra maestra de cierta manera de entender la literatura, nos encoge el corazón, nos hacen sonreír en cambio “Mi abuela: poesía completa” o “La Gloria”.

            “El correlato objetivo” se titula uno de los poemas en que se evoca una traumática experiencia familiar –pero ya de la familia creada por el poeta-- y la manera de tratarlo, explicitada en el título, nos confirma la creciente maestría del autor.

            Pero hay un Martín López-Vega muy distinto, el que se abre a otros horizontes, a otras culturas. El poema más antiguo del libro, el verleniano “Café Luxembourg” nos lleva a París; “Gianicolo”, a su estancia en la romana Academia de España; “Alfama”, uno de los más extensos y ambiciosos, a Álvaro de Campos y a los días lisboetas.

Abundan las estampas viajeras en estas páginas, y constituyen buena parte de su encanto. Es el caso de “Alejandría”, de “Cabo Sunion”, de “Barcos anclados frente al puerto de Lima” o de “Un columpio sobre el Vilnia”. Los últimos de estos poemas tienen un tono distinto: son poemas de amor.

            Martín López-Vega, que siempre parece haber querido ser un poeta extranjero (“Adulto extranjero” titula uno de sus poemas), que rehúye en sus versos el sonsonete de la versificación tradicional, que en algún momento pareció excesivamente libresco y culturalista, no le teme enfrentarse a los temas más convencionales. Y el todo que nos queda, su penúltimo libro, es un libro de amor, de amor con nombre propio, repetido más de una vez en los poemas. El riesgo de ese aparente dejar de lado la literatura, al menos en lo que tiene de artificio, es el mero desahogo confesional. Pero al autor --y a muchos de sus lectores-- le parece que vale la pena correr ese riesgo.

            Aparte de los poemas a la familia heredada y a la familia creada, destacan en López-Vega los que se refieren a los amigos, esa otra familia, como el titulado “Yendo a casa de Xuan Bello con unas semillas que le traigo de Portugal”, con su receta de cocina incluida. La amistad fue durante largos años de errancia el sostén del protagonista de Ábrete, sésamo, que se llama como el autor y que tanto se le parece (aunque no se pueden confundir del todo).

            La poesía de Martín López-Vega nos narra, en su conjunto, una trayectoria biográfica: la literatura (y la música y el arte, cuántos hermosos poemas con trasfondo pictórico) como medio de construir una identidad y escapar de un entorno hostil, y la victoria final, con la llegada del hijo que resetea toda la historia del mundo.

            Martín López-Vega, como todos los autores que no quieren limitarse a lo consabido, es un poeta que tantea, que arriesga y que a veces se equivoca. Pero cuando acierta, y muchos de sus aciertos están en este libro, consigue poemas de una intensidad y una verdad solo suyas, pero que nos iluminan y enriquecen a todos.

           

1 comentario:

  1. "Que los lectoreS que quieraN saber dónde acaba el libro tengaN que que..."
    "Que parecen escritos por un poeTa distinto..."
    "Como medio", sin tilde.
    Muchas gracias por sus reseñas, aunque sean de autores que no me gusten suelen ser muy ligeras y entretenidas.
    Un saludo.
    A. Espejo.

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