viernes, 28 de febrero de 2020

Colección de asombros



Al pasar de los años
Artículos periodísticos (1930-1981)
Fundación José Antonio de Castro. Madrid, 2020.

¿Cuántos artículos escribió Álvaro Cunqueiro en medio siglo de vida periodística, o de vida literaria, que en su caso viene a ser lo mismo? Hay quien calcula que unos cincuenta mil, Miguel Somovilla los reduce veinte mil; en cualquier caso, los suficientes para que, por muchas recopilaciones de ellos que hayamos leído, sigan apareciendo desconocidas maravillas.
            En Al pasar de los años se reúnen doscientos artículos, unos ya reunidos en libros, otros rescatados por primera vez de las hemerotecas, todos ellos reproducidos de los diarios o revistas en que se publicaron con rigor filológico y con las notas necesarias para ser entendidos en su contexto. La selección puede ser discutible –¿qué selección no lo es?--, así como la ordenación temática que prescinde de la cronología incluso dentro de cada una de las secciones.
            Miguel Somovilla ha querido que estén presentes todos los intereses de Álvaro Cunqueiro, no solo los que mejor han resistido el paso del tiempo. Por eso nos encontramos con varias reseñas literarias, que quizá sobrarían, y con unos pronósticos cartománticos sobre la liga de fútbol gallega que no pasan de una curiosidad, aunque ciertamente divertida.
            Pero nos atrevemos a asegurar que el ochenta por ciento del volumen está formado por obras maestras de dos o tres folios que no nos cansamos de leer y releer. Cunqueiro sabía contar y sabía encantar. Hablara de lo que hablara no tardaba en dejar a sus oyentes, a sus lectores, con la boca abierta.
            Le gustaba jugar con la erudición, como a su maestro fray Antonio de Guevara, que fue obispo de Mondoñedo, o a Borges, pero su erudición no era inventada. Se trataba de un hombre muy leído, de abundantes y pintorescos saberes, unos procedentes de las bibliotecas y otros de la cultura oral. No podría haber fantaseado tanto si no tuviera los ojos muy atentos a los más curiosos impresos y a lo que se cantaba y contaba en las romerías, en las tabernas y en los figones.
            “Un mapa de Galicia” se titula una de las partes del volumen. Álvaro Cunqueiro, a quien tanto le gustaba viajar por países que solo existían en su imaginación, por ningún lugar viajó tanto como por Galicia, por una Galicia a la vez real y producto solo de su fantasía. En docenas de artículos nos habló de las ferias de San Lucas en Mondoñedo, de las capitales y de las más recónditas aldeas, de la costa y del interior. Nunca teme repetirse porque, como la lluvia y el amanecer, resulta siempre diferente.
            El mapa de Galicia se completa con los artículos de “Por la ruta jacobea” y “El mar que nos rodea”, en el que se incluye “Un viaje a las Cíes” y también, como no podía ser de otra manera tratándose de Cunqueiro, unas “Historias con sirena dentro” y un “Diccionario manual de bestias marinas”. Se prolonga este último con “Notas para un diccionario de ángeles”, que es el título de otra de las secciones, en la que también se nos habla de ángeles caídos, esto es, de espantables demonios o de pobres diablos.
            “Retratos y paisajes” alterna esplendidos relatos, como el dedicado a Quevedo en Venecia, con trabajos más ocasionales, como las pocas líneas dedicadas a la muerte de Unamuno. Miguel Somovilla, periodista, no filólogo ni profesor, como nos recuerda en la introducción, parece que quiere que tengamos en cuenta que la escritura de todos los días (Cunqueiro escribía dos o tres artículos al día) no puede ser sublime sin interrupción, pero estos descensos acentúan las cimas, que son la regla, no la excepción.
            No falta la sección dedicada a la cocina, “De re coquinaria”, en la que a menudo los asuntos estrictamente culinarios no son más que un pretexto para hablar de otra cosa, y es lo que más agradecemos muchos lectores.
            Sorprenden muchos de los capítulos de “Aprendiz de brujo”, en los que no suele saberse si Cunqueiro habla en broma o en serio, aunque casi siempre habla a la vez de las dos maneras, como es propio de todo humorista.
            Cunqueiro colaboró en docenas de diarios y revistas, y sabía adaptarse sin perder su personalidad. No son lo mismo los artículos de la serie “El envés”, publicados en Faro de Vigo día tras día durante años, que las colaboraciones aparecidas en Tribuna médica, que tratan de curanderos y de pintorescas medicinas alternativas (casi todas ellas se reúnen en “Días de curación”). Igualmente contrasta el estilo arcaizante de los publicados en la falangista Vértice con el desenfado de “Sal y pimienta”, una sección de la revista Primera plana, ya en tiempos del destape.
            “Al pasar de los años”, parte final de la antología y que le da título, trata del tiempo cíclico de la naturaleza, de los inevitables artículos, en el periodismo de la época, a la llegada del otoño o de la primavera, al solsticio de invierno o al primer día del año. Cunqueiro se nos muestra, como Pla, un maestro en el arte de darle una y mil vueltas de tuerca al tópico.
            No es Al pasar de los años un libro para leer, capítulo tras capítulo, de la primera a la última página, y por eso importa poco que el antólogo no respete la cronología. Es un volumen para tener siempre al lado, para abrirlo al azar, para escuchar algún sucedido que quizá nunca ha sucedido, para viajar a islas remotas o a la eterna Compostela, para adentrarse en un bosque o en un viejo infolio en busca de la fuente de la eterna maravilla.

5 comentarios:

  1. La editorial Follas Novas publicó en 2012 "Los días en La Noche", artículos de Cunqueiro en los años 60 en el vespertino La Noche, de Santiago de Compostela.¿Sabe alguien si se repiten aquí todos o algunos ?
    ¿Sabe alguien si se repiten

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  2. Se repiten algunos, muy pocos. Solo 68 de los 200 artículos del libro no se han publicado antes en volumen, los otros están dispersos por muy diferentes libros.

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  3. CORONAVIRUS

    Bella enfermedad, ven y arrasa mi vida,
    ven y quítale importancia a todo.
    Que el cielo hospitalario me acoja en su seno
    y mi alma sea mi único cuidado.

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    Respuestas
    1. PLANETA ENIGMA

      Traumatizados de nacimiento, la vida en aquel planeta consistía en dar vueltas cada vez más rápido hasta estrellarse contra el infranqueable muro.

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    2. Los rayos de la sangre. "Estrellar a uno a la pared, es bravata, dando a entender que le quebrantará en ella con el golpe, de manera que de todas partes queden los rayos de la sangre y formen una estrella centelleando, como las pintan con rayos." SEBASTIÁN DE COBARRUVIAS, Tesoro de la Lengua Castellana o Española (1511) en la voz ESTRELLA. Buen día.

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