A PROPÓSITO DE
LECTURAS BUENAS Y MALAS
UN CUESTIONARIO DE
ALFREDO VALENZUELA
1--Por favor, algunos ejemplos de libros “injustamente
recordados”.
Los últimos libros en verso castellano de Pere Gimferrer, las
últimas novelas de Dona León, casi todos los premios Planeta, buena parte de
las publicaciones académicas sobre literatura contemporánea... Si no hubiera
libros "injustamente recordados", ninguna historia de la literatura
pasaría de un centenar de páginas, a los suplementos culturales de los periódicos
les sobrarían la mitad de las páginas y la mayoría de los premios literarios
quedarían desiertos un año sí y otro también.
2--¿Los “disparates académicos” son más divertidos,
precisamente, por venir de donde vienen?
Claro. No es lo mismo que un periodista hable de la "poesía
de la experiencia" o de la "poesía del silencio" sin saber muy
bien de qué habla a que una hispanista dedique su tesis doctoral a la poesía
contemporánea sin leer a los poetas que estudia, limitándose a resumir las
reseñas que se han escrito sobre ellos, las polémicas en que han participado y
los prólogos a las antologías que los incluyen. Y no cito nombres, pero podría.
3--“Los malos poetas son los mejores humoristas involuntarios”.
¿Ejemplos?
Hombre, mi memoria es selectiva. Los leo, me río y van
directamente al cubo del reciclaje. También los buenos poetas hacen a veces el
ridículo, y esa es una antología que sí me gustaría hacer. Ya la intentó
Gerardo Diego. Quien, por cierto, es el autor de unos versos que podrían ir en
esa tontología: "Cuando yo era niño, me traía el mar / las cadencias de
don / Emilio Castelar. / Hoy me deleita, raro sireno, / don José María Pemán, /
el bueno". Estos versos los leí yo, a mis trece o catorce años, en una
reseña de un libro suyo publicada en el ABC y desde entonces se me quedaron en
la memoria; está visto que ya iba yo para crítico literario. Tampoco está nada mal el comienzo de un soneto de cierto poeta andaluz cuyo nombre callo (ha ganado infinitos premios): "Se enciende el chirimbolo. Lavadora. / Y dan vueltas las cosas de la casa / y pasa y pasa y pasa / aproximadamente media hora".
4--¿El exceso de elogios ha generado una especie de inflación
literaria?
No todos los elogios valen lo mismo. Unos son como la moneda
alemana de la época de Weimar: papel mojado; otros valen su peso en oro.
5--¿No desmiente Vargas Llosa su aserto de que “un perfecto
caballero nunca podrá ser un gran escritor”?
Aquí viene muy bien recordar aquello de que las excepciones
confirman la regla.
6--¿El valor de un crítico se mide por la cantidad o por la
calidad de sus enemigos?
¿Valor como valentía o como calidad? Un crítico es valiente
cuando dice lo tiene que decir y no lo que conviene a la publicidad editorial o
a su propia promoción como escritor. Pero la sinceridad, por si sola, vale bien
poco en la crítica literaria. Hace falta además saber de qué se habla, tener
criterio, saber escribir (no es una obviedad: quienes tienen dificultades con
la sintaxis y con la sindéresis sienten una rara predilección por la poesía o
por la crítica).
7--¿No ha conocido a profesores de literatura que disfruten
leyendo?
Por supuesto. Suelen ser muy jóvenes y no resulta nada grave: se
les pasa con la edad.
8--¿Tiene muchos alumnos que disfruten leyendo?
En el primer curso de la Universidad, bastantes; luego cada vez
menos.
9--¿No le gustan las “etiquetas de fácil uso didáctico”?
No me gustan quienes las utilizan para evitarse el trabajo de
estudiar la realidad a la que se refieren.
10--¿En quién pensaba cuando escribió que “nadie verdaderamente
inteligente se dedica a la crítica”?
En mí, por supuesto. Si yo fuera la mitad, de inteligente de lo
que me creo, me dedicaría a otras actividades más provechosas. Pero seguro que
me divertiría menos.
11--¿La amistad es un defecto?
Digamos que es un incordio cuando se trata de juzgar
imparcialmente una obra. Pero yo pertenezco a esa incómoda especie de los que
son más amigos de la verdad que de Platón.
12--Morelli hablaba del “carácter hiriente” de Huidobro ¿tiene usted
ese tipo de carácter?
¿Tiene un cirujano un carácter hiriente? Si es así, yo también
lo tengo. Huidobro, además de gran poeta, era también un megalómano un tanto
infantiloide; quería ser el primero en todo, no soportaba que nadie le hiciera
sombra. Yo lo soporto bastante bien; sé cuál es mi sitio.
13--¿Reúne en libros todos sus escritos, o casi todos?
Publico todo lo que escribo porque la mejor musa, como decía
Umbral, es el encargo. No entiendo eso de escribir para uno mísmo; me parece
tan absurdo como hablar solo. Y buena parte de lo que escribo aparece antes, en
todo o en parte, en publicaciones periódicas. Hay quienes utilizan ese hecho
para desvalorizarlo. Confunden continente con contenido. Lo que se entiende por
"periodismo" (escritos sin voluntad de permanencia ligados a la
actualidad) se puede publicar tanto en libro como en la prensa periódica. Y la
literatura, desde el siglo XVIII, sea o no de ficción, se ha publicado antes en
las revistas que en el libro, como la poesía del siglo de Oro se divulgaba en
manuscritos antes de reunirse en un volumen.
14--¿Quedan escritores como Gabriela Mistral cuya obra literaria
más interesante sean ellos mismos?
Ahí está el caso paradigmático de Leopoldo María Panero. No es
el único. Juan Gelman, sin su dolorosa peripecia humana, se queda en poco.
Cuando pasa el tiempo, de la mayor parte de los escritores, sobre todo de los
escritores menores, resulta más interesante su vida que su obra. Por eso las
autobiografía envejecen mejor que las novelas y las cartas escritas a vuela
pluma mejor que la mayoría de los sonetos.
15--Su editor afirma que usted dice incluso “lo que nadie
debería decir” ¿Se arrepiente de algo dicho en alguna de sus reseñas?
Esa frase del editor tiene un simple fin publicitario. Yo jamás
he dicho lo que no se debería decir, soy muy mirado en eso. Alguna vez sí he
dicho lo que nadie se atrevía a escribir, aunque muchos lo pensaran y lo
comentaran en privado. Algo tengo del niño ingenuo del cuento de Andersen que
señala con el dedo al rey, o a un afamado catedrático de Ética, y afirma que
está desnudo.