Fuera, en la
oscuridad
Eduardo Jordá
Newcastle Ediciones.
Murcia, 2020.
“El hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando
reflexiona”, escribió Hölderlin. Eduardo Jordá es un maestro cuando narra, pero
no cuando opina sobre cuestiones de actualidad.
Fuera,
en la oscuridad reúne medio centenar de piezas breves aparecidas en la
prensa. En el prólogo, el autor se siente obligado, según el tópico de la
‘captatio benevoletiae’ a justificar el libro: “¿A quién le pueden interesar
estos artículos que hablan de un café de Coímbra o de un poeta inglés muy poco
conocido que murió durante la Gran Guerra? ¿A quién le importa que una mujer
llamada Natasha Sthempel le llevara naranjas al poeta Mandelstam en su exilio
de Voroneth? ¿Quién puede perder el tiempo leyendo la historia de los dos meses
que el pintor Sargent pasó en caserón de Valldemossa, en mallorca, acompañado
de dos solteronas? ¿Y a quién le importa un poema sobre unos bueyes que se
publicó en The Times el día de Nochebuena de 1915?”
Preguntas
retóricas que tienen que ver con que estas espléndidas prosas se publicaron
previamente en distintos periódicos. A nadie se le ocurriría preguntar a quién
pueden interesar las desventuras matrimoniales de una señora casada con un tal
Charles Bobary o las peripecias de un loco al que le dio por creerse caballero
andante o lo que sintió Pedro Salinas cuando se enamoró de una joven
norteamericana que asistía a un curso suyo sobre la generación del 98.
Hay muchos
prejuicios sobre la prensa diaria y el carácter perecedero de lo que en ella
aparece. Pero los periódicos, desde que se inventaron, han publicado tanto lo
que se entiende por periodismo, esto es, noticias de actualidad y comentarios
sobre esas noticias, como literatura. Buena parte de la mejor literatura, antes
de llegar al libro, se anticipa, más que en las revistas literarias, que
también, en la prensa diaria, y no solo libros de carácter ensayístico (casi
todo Clarín, Ortega, Azorín, Unamuno), también narrativo (los libros de cuentos
de Emilia Pardo Bazán, novelas de Baroja o Galdós) o poético (las rimas de
Bécquer), por citar solo ejemplos de la literatura española.
Los
periódicos han publicado siempre literatura, y hoy más que nunca necesitan
recurrir a ella: las meras noticias se difunden más rápidamente por medios
distintos que el papel impreso.
Pero no hay
que confundir literatura con ficción. Memorialismo y ensayismo también forman o
pueden formar parte de la literatura, y de la gran literatura, que no se mide
al peso: una breve leyenda de Bécquer puede derrotar a un poema épico.
El
periódico es, en muchos casos, la antesala del libro y el paso de lo que se
anticipa en uno a la recopilación final en el otro es un tránsito necesario que
no necesita justificación.
Pero no
todo puede dar ese salto, por supuesto, aunque también haya libros de
actualidad tan perecederos como la prensa del día.
Los
artículos de Fuera, en la oscuridad se escribieron entre 2004 y 2019,
pero con muy buen criterio Eduardo Jordá no los dispone en orden cronológico,
sino que les da una ordenación nueva. La mayor parte de ellos son intemporales,
pero algunos de ellos están ligados a la actualidad del momento: aluden a la
crisis económica o al nacionalismo. Las opiniones de Eduardo Jordá sobre este
último son muy claras: lo considera poco menos que un invento del demonio. No
solo el nacionalismo catalán, que es a su juicio el peor de todos, sino también
el escocés (manifiesta su alegría por el triunfo del “no” en el referéndum
independentista). Del nacionalismo irlandés, en cambio, no nos dice nada,
aunque a Irlanda dedica algunas de sus más hermosas páginas.
Creo que
fue Marx quien afirmó que el reaccionario Balzac no lo era en absoluto en sus
novelas. Borges tuvo buen cuidado de que sus perecederas opiniones políticas no
contaminaran su obra literaria. Quizá Eduardo Jordá, a la hora de recopilar
estos artículos, debería haber tenido el mismo cuidado y haber dejado fuera los
más ligados a la cambiante actualidad: sobran, por citar solo un ejemplo, las
andanadas contra Podemos o el independentismo catalán de “Arbitristas”, y no
sobran porque nuestras opiniones al respecto puedan ser distintas, sino por su
pobreza argumental: “El sueño independentista de Cataluña no es más que el
proyecto colectivo de un arbitrista que está convencido de que unas esponjas
gigantescas podrán secar toda el agua ‘española y caduca y corrupta’ que hay en
Cataluña., de modo que de la noche a la mañana, sin nada más que un simple
cambio de estatus administrativo, el nuevo país se convertirá en un país incorrupto
y bien gestionado y rico y justo. Y a partir de aquel día no habrá más fábricas
cerradas ni despidos ni desahucios, ni habrá tampoco fracaso escolar ni parados
de larga duración, porque las esponjas gigantescas de la independencia lo
absorberán todo y de la noche a la mañana el país será un país habitable y
decente y maravilloso”. Será difícil de encontrar, entre los millones de
independentistas, uno solo que piense semejante tontería.
Parece
claro que Eduardo Jordá que sabe contar como nadie una anécdota personal o de
la historia de la literatura, que encuentra siempre la cita adecuada o el poema
que glosar con inteligencia y emoción, no está especialmente dotado para el
análisis político. Ni falta que le hace, añadiríamos.
Fuera,
en la oscuridad abunda en emocionantes páginas maestras, a la vez poema y
relato. Sus ocasionales caídas nos ilustran sobre lo que el escritor de
periódicos debe dejar en el periódico y no llevar al libro: sus opiniones, a
menudo prejuiciosas, sobre este o aquel asunto de actualidad.