jueves, 21 de julio de 2011

Justicieros



¿Quién no ha soñado alguna vez con llevar una anodina vida diaria, pero por la noche ponerse una máscara y lanzarse al mundo a enfrentarse a los poderosos, deshacer entuertos, reparar injusticias? Internet, donde toda fantasía (y toda tontería) adolescente tiene su asiento, está llena de justicieros así.
El Colectivo Addison de Witt, formado por cinco anónimos poetas o críticos, se dedica a analizar “los premios de poesía y sus jurados para valorar su objetividad”. El resultado lo expresan con precisión matemática: el Premio Internacional Ciudad de las Palmas, por ejemplo, es ecuánime en un 75 por ciento, mientras que el Manuel Alcántara lo es en un 1, el Emilio Alarcos en un 10 y el Hermanos Argensola en un 80, según leemos en reciente entrega de su página web, “la que mayor número de visitas tiene, con más de veinticinco mil usuarios mensuales”.
            Para llegar a esa conclusión analizan las relaciones entre el jurado y los ganadores: haber publicado en la misma editorial, colaborado juntos en alguna revista, tener idéntica profesión. No importa que en el jurado esté compuesto por cinco, seis o más miembros. Si uno de ellos es profesor y el poeta ganador también lo es, la objetividad queda fuertemente mermada. Y desaparece por completo si se puede establecer algún vínculo con Luis García Montero o la editorial Visor. Es lo que ocurre con el premio Manuel Alcántara, a cuyo jurado no le ven relaciones con el ganador, Juan Carlos Abril, pero resulta que este “se doctoró con una tesis dirigida por Luis García Montero” y, por si fuera poco, el poeta que da nombre al premio “ha publicado algo en Visor”. Esas son las razones para que la credibilidad del premio se reduzca al uno por ciento.
            Lo que escriben del premio de poesía Emilio Alarcos me hace sonreír especialmente, puesto que yo soy uno de los “corruptos” denunciados. Copio el párrafo pertinente: “El escritor mallorquín Eduardo Jordá obtuvo el premio Emilio Alarcos de poesía en su décima edición con el poemario titulado Tulipanes rojos. Jordá colabora como columnista en Diario de Mallorca, del grupo editorial Prensa Ibérica, señor sí señor, y en el Abc Cultural. El jurado que le otorgó el premio estuvo presidido por Luis García Montero, y actuaron como vocales Josefina Martínez, José Luis García Martín, Aurora Luque, Chus Visor y Carlos Marzal. Desde 1989 Jordá reside en Sevilla. Es importante recordarle lo importante que es hidratarse en esta época del año si vive en la capital andaluza. Un clásico de los premios es premiar a un crítico. Un clásico mayor es que un crítico premie a otro crítico, incluso que vaya anticipándolo: http//www. Escultural.es/version_papel/LETRAS/Mono_aullador. Sin mencionar su paso por Clarín, tan García Martín. Tampoco es un desconocido para Aurora Luque. Ni siquiera para alguien de la inocencia de García Montero. Valoración subjetiva de la ecuanimidad del premio entendida como la posibilidad de que gane un desconocido: 10/100”.
            Cuesta encontrar lo que hay de presunta denuncia en esas líneas. ¿Es sospechoso que el premiado escriba en Diario de Mallorca, del grupo editorial Prensa Ibérica? ¿Que resida en Sevilla? ¿Que haya ejercido la crítica como algún miembro del jurado? ¿Que yo haya reseñado antes algún libro suyo, como he hecho con varios centenares de poetas en casi treinta años de publicar reseñas semanales?
            En el premio Emilio Alarcos, como en la mayoría,  los libros se presentan bajo plica. El jurado no supo que había premiado a Eduardo Jordá hasta que ya había concedido el premio. Yo, en cambio, lo sabía desde mucho antes: en seguida reconocí su estilo. No solo el tuyo: también el de Antonio Praena y el de otros poetas cuyos nombres no mencionaré por si quieren conservar el anonimato. Son los inconvenientes de llevar muchos años leyendo poesía contemporánea. También Aurora Luque reconoció, según dijo luego, a algún libro que se había encontrado en otro premio. Nadie reconoció, sin embargo, al finalista que empató con Jordá: cada uno de ellos tuvo tres de los seis votos del jurado. Y no lo reconocimos porque era el primer libro de un poeta nuevo que no había publicado ni siquiera en revistas (la única manera de no estar “contaminado”). ¿Pero reconocer a un poeta implica que tiene más posibilidades de ser votado que si no lo reconocemos? ¿Haber publicado en la misma editorial condiciona el voto de algún jurado? ¡Qué cosas! O sea que yo, que publiqué a algún libro en DVD, si me encuentro como concursante a Eduardo Moga, que también publica en esa editorial, me veo obligado a votarle. Qué cosas.
            Pero no se trata de defender la “ecuanimidad” del premio Emilio Alarcos ni de ningún otro premio concreto, que no puede ser cuestionado por quien lo ignora todo sobre su desarrollo, sino de poner en cuestión la credibilidad de quienes van de anónimos justicieros por la vida y denuncian, no ya sin pruebas, sino con caprichosos argumentos.
           Que hay premios amañados, de acuerdo. Que conviene denunciarlos, por supuesto. Pero para eso hace falta algo más que desinformadas buenas intenciones (damos, por supuesto, que al menos las intenciones son buenas). Hace falta –además de algún indicio, aunque sea mínimo— cierto conocimiento del medio literario y, sobre todo, alguna inteligencia.


8 comentarios:

  1. Muy justo y muy necesario. Antes de ir de justiciero por la vida, hay que tener siquiera una mínima idea de qué cosa es la justicia. Digo más, diciendo menos: hay que tener siquiera una mínima idea.

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  2. poesiadigital.es ha desaparecido de internet.

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  3. Y ya no es sólo que sean tan cobardicas como para ocultarse (tontamente) tras el anónimo. Cuando escriben sus propias críticas es cuando dan más risa.

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  4. Puedes criticar el anonimato, pero no se si sabes que el 95% de las intervenciones en la red, lo son. Digas lo que digas, los tíos de Addison se limitan a denunciar la relación entre corruptos. Sólo cuando hay dinero por medio. Qué casualidad. Y no todos los corruptos son de derechas, como cabía esperar. Hay progres, comunistos, sociolistos etc. En algún sitio estarás tu, supongo.
    Lo que pasa es que no has podido explicar, y mucho menos justificar, qué hace un chico como tú en un albañal como ese. Cobrando dietas y sobres. Cenando y viajando a cuenta del prójimo.Y jugando con la ingenuidad de tantos concursantes. Y tampoco, cómo sabes que si tu reconoces un estilo, no hay otros que les pase lo mismo. Menuda filfa lo de las plicas.

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  5. Mira por dónde el de las 12,20 del 1 de agosto, firma con todos sus datos: "Anónimo Valiente Bíblico". Para que puedan conocerle todos.
    Alma de cántaro, como puede un anónimo criticar a otro anónimo. Será por lo de la paja en ojo ajeno...O sea, bíblico

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  6. A mi me parece muy bien criticar a los corruptos (yo lo hago siempre que puedo). Pero las andanadas anónimas y sin concretar no son críticas ni nada, son solo desahogos del pobre hombre (o mujer) que no se atreva a dar la cara.
    Y no es fácil la crítica de la corrupción concreta porque hay que dar datos, y que sean verdaderos, o atenerse a las consecuencias.

    JLGM

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  7. Es cierto, a veces al común solo le queda el recurso del pataleo y el desahogo de la denuncia anónima. Esto es tan antiguo como las paredes y los pinceles. Y si hubiera otra forma en la que prosperase la verdad, muchos la usarían, con nombres y apellidos. No me cabe duda. Pero, en términos concretos o abstractos como quieras, vivimos en un país donde la corrupción forma parte del adn del poder y es contagiosa porque tiene forma de dinero, lujos, vanidad, mas poder etc. Y creo que no es necesario ninguna prueba, de ello, salvo la que tienen los juzgados entre manos. Pensar que entre tanta podredumbre, concreta y descubierta, los premios literarios de alguna cuantía iban a ser honestos, me parece de una ingenuidad sospechosa. Un saludo

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  8. Los premios literarios unos son honestos y otros no, como pasa con todo en la vida. Generalizar (todo el mundo roba, todo el mundo se aprovecha) es ayudar a los corruptos: si todos lo son, nadie lo es.
    Yo estado en algunos premios literarios y, donde yo he estado, siempre se han respetado las normas y se ha cumplido escrupulosamente la legalidad. Y quien estuvo conmigo en el jurado puede atestiguarlo. Otra cosa es que se acertara en la elección.
    Y yo no creo que ahora haya más corrupción que antes, todo lo contrario: ahora somos más sensibles a ella y comportamientos antes normales ahora nos parecen inadmisibles.
    Y haberla siempre la habrá (como habrá robos y asesinatos), pero esperemos que sea la menos posible y que quien la hace la pague.

    JLGM

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