jueves, 22 de diciembre de 2011

La verdad sobre Chaves Nogales

Manuel Chaves Nogales
La defensa de Madrid
Edición de María Isabel Cintas
Espuela de Plata (Renacimiento). Sevilla, 2011.


Curioso destino el de Manuel Chaves Nogales. De ser uno de los periodistas más conocidos de su tiempo –los años veinte, los años republicanos en que dirigió el diario Ahora— quedó reducido a autor de la biografía Juan Belmonte, matador de toros, para posteriormente resucitar como el más lúcido analista de la guerra civil, como un intelectual insobornable y ejemplar, como uno de los grandes autores de la literatura española.
            En la mitificación de la figura de Chaves Nogales tuvo buena parte, diríamos que la principal, Andrés Trapiello, que sabe defender como nadie aquello en lo que cree, sin preocuparse demasiado de los datos que puedan desmentir sus siempre brillantes intuiciones. En su reciente libro Los vagamundos reúne, junto con muchos otros sobre sus apasionadas admiraciones de siempre, varios artículos sobre Chaves Nogales y en ellos se muestra justificadamente orgulloso del hecho de haber sido el primero en llamar la atención sobre A sangre y fuego, un libro de relatos publicado en 1937 y en cuyo prólogo se contendrían “las páginas más sagaces sobre la guerra civil”.
            A desmentir la elucubraciones de Andrés Trapiello sobre el periodista sevillano vienen sus Crónicas de la guerra civil (Renacimiento), muchas de ellas inéditas en libro, editadas por María Isabel Cintas, la gran estudiosa del autor.
            Los análisis de Chaves Nogales sobre la guerra civil dibujan una “línea quebrada”, como afirma Santos Juliá en el prólogo, resultan cambiantes y contradictorios y además, con cierta frecuencia, nos lo muestran no demasiado bien informado en su exilio parisino. Cito algunos ejemplo: en julio de 1938 el poder real de la España nacionalista estaba “en manos de Mussolini”; un mes después señala que “podemos considerar ya a España como una colonia alemana” y que son los agentes de la Gestapo quienes controlan a la policía española; en diciembre de ese año considera que el general Franco ha perdido “toda esperanza de triunfar mediante la guerra”, solo podría conseguir la victoria si los países de Europa le permiten “instaurar el bloqueo de las costas españolas”. Dice cosas aún más curiosas, como que en la zona republicana hay tres o cuatro millones de refugiados que han huido de la zona nacional “sencillamente porque el régimen que Franco pretende imponer en España es tan monstruoso que la gente prefiere morir de hambre a soportarlo”.
            Mayor interés que Las crónicas de la guerra civil, que no son crónicas sino comentarios de un periodista que parece haber perdido el contacto con la realidad española, tiene La defensa de Madrid, un espléndido reportaje novelado sobre aquellos pocos días de noviembre de 1936 en que Madrid estuvo a punto de caer en manos de los sublevados y se salvó heroica y casi milagrosamente. Quien habla en estas páginas –desconocidas y recuperadas por María Isabel Cintas tras una detectivesca peripecia—  ya no es el periodista, sino el escritor, el autor de esa espléndida novela de no ficción sobre la revolución rusa y la guerra civil subsiguiente titulada El maestro Juan Martínez que estaba allí.
            En su entusiasta prólogo –“este es un libro que quema entre las manos”—, Antonio Muñoz Molina parece creer que se trata de un reportaje, de un directo testimonio periodístico. “Chaves Nogales está en todo, lo ve todo”, nos dice. Pero no, según afirmación propia, el 6 de noviembre de 1936 Chaves Nogales deja Madrid, como señala en el prólogo de A sangre y fuego, “cuando el gobierno de la República abandonó su puesto y se marchó a Valencia”. “Ni una hora antes ni una después”, precisa.
            Muñoz Molina y María Isabel Cintas, como cualquier lector ingenuo, se dejan seducir por el espléndido estilo narrativo de Chaves Nogales y piensan que, contra toda evidencia documental, están ante la narración de un testigo directo. Pero bastan pocas páginas para darnos cuenta de que se trata de una recreación novelesca. Dialogan a solas el jefe del gobierno y el general Miaja en el despacho de este último: “En el rostro de Largo Caballero y sobre todo en sus ojos atónicos se refleja exactamente la angustia del momento”. Tal afirmación es propia del narrador omnisciente de la novela, no de un periodista.
            La defensa de Madrid puede ponerse a la par de los Episodios nacionales galdosianos; es el conmovedor relato de un doble heroísmo, el del general Miaja y el del pueblo madrileño, que se contrapone a la cobardía de los políticos que escapan a Valencia. Pero no es un documento histórico, ni mucho menos.
            Bastarían las páginas de este libro, publicado por entregas, en 1938, en las páginas de una revista mexicana para convertir a Chaves Nogales en uno de los grandes escritores de la literatura española. Habría que exceptuar el último capítulo, escrito en otro tono,  y que nos muestra a un Chaves Nogales que es casi una caricatura del lúcido analista de la guerra civil que nos quieren presentar Andrés Trapiello y Muñoz Molina. Afirma en él que, a comienzos de 1937, el ejército republicano está dotado ya “de una organización comparable a la de cualquier ejército regular” y que cuenta con “material de guerra abundante y modernísimo”. Y concluye: “El origen de la guerra no es español, no puede ser imputable a los españoles. No hay más culpa española que la de los dirigentes infames que brindaron la tierra de España a la barbarie y abrieron las puertas de su país a la doble y antagónica invasión extranjera”.
            Chaves Nogales, en París, desbordado por los acontecimientos, no entendía lo que estaba pasando. Pero nos dejó el mejor testimonio de lo que fueron en Madrid los primeros meses de la guerra civil, cuando el poder quedó en la calle y lo recogieron las organizaciones obreras, en A sangre y fuego. Y a ese libro espléndido le añadió otro, desconocido hasta ahora, La defensa de Madrid, con el que termina su contribución a la literatura española. El resto es ideologizada opinión, salvo quizá –solo quizá— su testimonio de la derrota de Francia. 

18 comentarios:

  1. Demasiadas líneas para decir que Chaves no era Kim Philby y X no está a la altura de Hugh Thomas.

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  2. Chaves Nogales refleja la " tercera España ": la liberal progresista independiente y crítica, que huía como apestada del bolchevismo y del fascismo. Está en la tradición liberal romántica progresista pequeño burguesa de Larra, Blanco White, el abate Marchena, independientes malditos españoles en el exilio y etc.

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  3. Mi España es la " tercera España ": la que huía tanto del fascismo como del bolchevismo. La de Ortega, Madariaga, Sánchez Albornoz, Machado, Galdós, Unamuno, Besteiro, Marañón, en la tradición liberal progresista avanzada de Larra, El abate Marchena, Blanco White, etc

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  4. No había dos Españas malas, la de los bolcheviques y los fascistas, y otra buena, esa mítica tercera. ¿En dónde colocamos a Indalecio Prieto, tan anticomunista, a Azaña, a los anarquistas, que no eran precisamente bolcheviques,etc., etc? Un asunto complejo, el de la guerra de España, que no se presta a cómodas simplificaciones. No sé si en la España de Franco había algunos antifascistas, pero en la zona republicana había bastantes anticomunistas.

    JLGM

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  5. felicitarle por su ingente obra poética y como crítico. Animarle a seguir por una senda tan creadora y fructífera. Usted representa ideales de hombre hecho a si mismo, ideales de amor por la vocación e ideales poéticos eternos. Sabiendo que usted es un progresista moderado racional y en la línea filosófica de Fernando Savater, me parece usted ponderado, reflexivo, honesto y con un punto de egolatría, dentro de su humildad, que es signo distintivo del artista puro.

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  6. Muchas gracias por sus palabras. Ya me gustaría ser como dice que soy.
    Con Savater discrepo en algunas cosas, fundamentalmente en su visión de la cuestión vasca. Yo, que no soy ni nacionalista ni antinacionalista, interpreto las cosas de otra manera.

    JLGM

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  7. Que pase usted unos dias de invierno entrañables, interesantes y evocadores, en compañía de quien usted elija o sus seres queridos. Su dedicación a la literatura es llama de amor prendida. Que ciña bien sus sienes la corona laureada de los poetas excelsos. Que su magisterio sea también desinteresado, generoso y abierto. Que le lluevan parabienes y hados favorables. Usted busca en la poesía el sentido de la trascendencia, aparte del juego ornamental.
    Es usted faústico, pero sin ser nigromante. Pero como bien usted sabe: " gris, querido amigo, es toda teoría, y verde el árbol de oro de la vida "

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  8. " los vascos " son una invención genealógica etnicista romántica y ha tenido derivas anti ciudadanía democrática pluralista, anti convivencia y anti derechos humanos. Ni várdulos, ni caristios ni autrigones, que poblaron lo que es el actual País Vasco, eran vascones. En la historia documentada del País Vasco, sus territorios históricos y provincias, no se habla nunca de " Euzkadi " o " Euskadi ", hasta que acuñara esta voz Sabino Arana, un oscurísimo bibliógrafo impregnado de Volkgeist racista, xenófobo y anti mezcla de poblaciones ibéricas . Los vascos siempre gozaron dentro de la corona de Castilla del privilegio de la hidalguía universal y eran valedores de Dios, rey, fueros, leyes viejas. El euskera batúa es una " llingua " artificial a lo bestia, basada en dialectos provinciales y comarcales ininteligibles entre si. Sólo se conserva una memoria en negativo de la inserción de los vascos en España, el Estado español y la corona de Castilla, anteriormente. El proceso de Euskaldunización es brutal y artificial, con partidas presupuestarias altísimas, cuando el País Vasco hablaba castellano mucho antes que Asturias, que hablaba bables asturianos y gallego asturiano. Mi concepto de lo vasco y los vascos viene dado también por mis lecturas del " Bucle melancólico " del converso judaico Jon Juaristi, mentor honesto en cuestiones vascófilas sin tapujos y conocido de sobra de usted. un saludo. Por la inserción plena y pluralista del País Vasco en una democracia española para todos y todas, siendo tierra española como lo es, desde hace más de 800 años.
    Un saludo.

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  9. Hay un ensayo de Américo Castro que se titula "Español, palabra extranjera". Y Camoens habla de castellanos y portugueses "porque españoles somos todo". España no es una realidad ahistórica, Felipe II ni siquiera era rey de España, sino de una serie de reinos... En fin, que no conviene utilizar una diferente vara de medir para el nacionalismo ajeno y otra para el propio.
    Pero en estos asuntos siempre intervienen cuestiones viscerales, ajenas a la racionalidad.
    A mí que las antiguas provincias vascas (actual Euskadi)forme o no parte del Estado español (o de España, si preferimos otra terminología) me resulta indiferente, siempre que la pertenencia o la independencia sean por decisión de los ciudadanos y no por imposición violenta. En Bilbao yo me seguiré sintiendo igual de a gusto forme parte de una comunidad autónoma española o de un nuevo estado de la Unión Europea. Pero es que yo también en Lisboa me siento como en casa.

    JLGM

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  10. La guerra civil surgió de la imposibilidad de acometer reformas democráticas en profundidad-
    similares a las que ya se habían hecho en los países parlamentarios occidentales, cien años antes, por lo menos -,que fueran aceptadas por la oligarquía económica y financiera, los terratenientes latifundistas, aristócratas y nobleza sureña, iglesia como poder ultraconservador fáctico, militares " africanistas", monárquicos ultras y falangistas, así como derechistas católicos y grandes propietarios. Es cierto que la contienda se internacionalizó más de lo que creeemos, recibiendo ayuda soviética y de las idealizadas brigadas internacionales, los republicanos, y con participación germana e italiana, los " nacionales". En ese tablero de ajedrez, no es poco aventurado o acertado decir, que el fascismo y los demócratas muy de izquierda, con apoyo del Komitern, hacían experimentos. Gran Bretaña y Francia se mostraron neutrales, como sabemos. El comunismo en aquel tiempo, sin conocer aún lo que sería al completo, el terrible stalinismo o el engendro muy degenerado de Pol-Pot, representaba un ideal de humanidad muy esperanzador y romántico para toda la humanidad. Los republicanos eran de izquierda republicana, un partido burgués de clases medias anticlerical y moderado salvo con el catolicismo imperante, socialistas del Psoe y de la UGT, comunistas enfrentados, stalinistas y troskistas del POUM, con un ingente movimiento anarquista que aceptó tener ministros en el gobierno republicano; también había liberales progresistas no adscritos, socializantes y europeístas,internacionalistas filomasónicos, en la tradición crítica con el tradicionalismo español muy caciquil y atrasado.

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  11. nunca llegarás a conocerme25 de diciembre de 2011, 15:07

    Es usted maestro de varias generaciones literarias poéticas ya. Guía, instructor, amigo y tertuliano. Cosmpolita, leído y muy viajado, es un trabajador incansable de la literatura de suma calidad. Su nombre se estudiará ( o se estudia ya ) en los manuales de bachillerato de letras y en la universidad española, así como en los departamentos de español de todo el mundo.
    Incansable viajero, busca en el viaje, experiencias nuevas, belleza, monumentalidad, rutas y citas, héroes y perdedores líricos, aprender siempre y descubrir en cada instante, el sentido de la vida como juego de bildung, de formación del espíritu. Es usted proteico como Pessoa y ha sido y es un fundamental y destacadísimo introductor de poetas, personajes literarios, corrientes y movimientos internacionales de la poesía en Asturias y España. Muchas gracias por existir, por ser solitario, irritable, con gran sentido del humor, racionalista pero abierto a la magia, solterón empedernido, tan entendido,
    generoso," socialista de derechas ", coreano,
    un poco misántropo, debilucho y miope, genial y muy trabajador, sin olvidar que sólo se vive una vez. Gracias, maestro.

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  12. no me va a contestar25 de diciembre de 2011, 22:37

    ¿ no le parece que busca usted monopolizar la poesía, a través de sus tertulias,contactos, actos y recitales, publicaciones y revistas, dotando a estas de un sentido elitista, creando en sus seguidores una conciencia de " elegidos " sectarios ?

    ¿ qué opina de la frase del cuasi olvidado Celaya, " maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales " ?

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  13. Me maravilla quien pueda pensar que yo monolizo la poesía. ¿Habrá oído hablar este buen hombre (o esta buena mujer) de Antonio Gamoneda, César Antonio Molina, David González, el suplemento cultural de El País, el premio Loewe, de tantos y tantos nombres que me ignoran? ¿Qué no la monopolizo pero que busco monolizarla? Es posible, pero me temo que ese es para mí un empeño imposible.

    JLGM

    Se me olvidada lo de "elitista". ¡Y tanto! He dado lecturas de poemas con menos de una docena de asistentes. ¡Ya me gustaría a mí no serlo!

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  14. Acabo de leer, con considerable retraso, esta entrada. Mi más sincera enhorabuena por ella.

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  15. Siempre que se habla sobre la guerra civil española, me pregunto qué habría pasado si el bando republicano hubiera ganado la guerra. ¿Se habría vuelto al sistema parlamentario -democracia "burguesa"- previo a 1936, o bien se habría implantado en España un sistema comunista tutelado por la Unión Soviética, al estilo de los países del Este de Europa tras la 2ª guerra mundial? Obviamente nunca vamos a saberlo.

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  16. Durante la guerra siguió habiendo un sistema parlamentario y después también, aunque en el exilio.

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  17. porque se habla en el prólogo de Ana R. Cañil de la imposible tercera españa

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  18. No entiendo el comentario anterior.

    JLGM

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