Fuegos de palabras
El aforismo poético español de los siglos XX y XXI
Edición de Carmen
Camacho
Fundación José Manuel
Lara. Sevilla, 2018.
Los aforismos son textos breves, a veces de una sola frase,
de carácter no narrativo (en ese caso se trataría de microrrelatos) que
colindan al norte con la filosofía, al sur con la obviedad, al este con la
poesía y al oeste con el chiste.
Durante
siglos, los libros de aforismos fueron escasos y muchos de ellos póstumos o
colectivos: reunían la labor de un autor a lo largo de su vida o se trataba de
recopilaciones temáticas de textos escritos en diversas épocas y lenguas.
Hoy en día,
el aforismo se ha convertido en una moda, sobre todo entre los poetas: apenas
hay alguno que no haya publicado más de un volumen. La propia antóloga de Fuegos de palabras, selección del
“aforismo” poético español entre 1900 y 2014, es autora de dos: Minimás y Zona franca.
Gran parte
de ese éxito se debe sin duda a la facilidad del género: quien hace un
aforismo, hace un ciento. Pocos géneros o subgéneros –quizá solo el haiku
supone alguna competencia– se prestan con tanta facilidad al abuso de la buena
fe de los lectores.
Por eso se
hacen tan necesarias las antologías de aforismos: alguien ha de separar el
grano de la paja, los beneméritos aficionados (¿quién no es autor de una serie
de “pensamientos” o de greguerías?) de los maestros del género.
Carmen
Camacho lo intenta, pero es dudoso que lo consiga. Aunque utiliza abundante
bibliografía, su trabajo no es estrictamente académico –algo que no tiene por
qué resultar negativo–, sino más bien una aportación personal de lectora y
cultivadora del género. Por ello, prescinde de indicar la procedencia de los
textos de cada autor para “poder desordenarlos de manera que puedan leerse como
una muestra representativa y dotada de cierta unidad, en la que cada aforismo,
independiente y autónomo, dialoga sin trabas con el resto de la selección”.
Pronto nos
damos cuenta de que su gusto no es muy seguro, que como antóloga es poco de
fiar. ¿Puede aparecer Federico García Lorca en una antología de aforismos? Por
supuesto, seleccionándolos entre sus textos. Pero Carmen Camacho ha preferido
incluir las parodias que hizo de los de Bergamín. Un ejemplo: “El pavo que nuestro
director debe en el café es un pavo auténtico, Amadeo”. Otro: “El arte no es lo
que creen las gentes. El arte es otra cosa”. ¿Incluir esas y otras bromas
circunstanciales entre los mejores aforismos “poéticos” de un siglo no
descalifica a una antóloga?
La
selección de Juan Ramón Jiménez concluye con esta eutrapelia: “¡Si renacemos,
de veras, yo seré en otra vida guardia civil!”
De Juan
Eduardo Cirlot –ese “raro” que cuenta con tantos admiradores (entre los que no
me cuento)– nos ofrece la siguiente vacuidad: “La unidad de la trinidad es la
trinidad de la unidad”. Pues qué bien.
Y de Jordi
Doce: “El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo
sueño”. Recordando un viejo sueño,
¿qué?. se preguntará el lector. Pero ya se sabe que en el aforismo poético, a
juicio de Carmen Camacho, cabe todo. Por ejemplo, esta anotación del mismo
autor: “En la catedral del Chester, un cura sexagenario pasando la aspiradora
delante del altar”.
Divaga
abundantemente en el prólogo Carmen Camacho acerca del aforismo poético, pero
no deja claro en qué consiste y para aumentar la confusión, en la “Nota a la
edición”, nos dice que en su antología “convergen textos de aforistas puramente
poéticos y antipoéticos con aforistas metafísicos y morales que cultivan, además
de las formas conceptuales, aforismos de corte metafórico. Junto a ellos,
figuran practicantes de los llamados aforismos
indirectos, pensadores en cuyos fragmentos aparecen unidos el movimiento
indagador de la filosofía y el pálpito poético, y aforistas que, al consignar
nociones sobre arte, estética o poética, convierten la formulación de las
mismas en poesía”. Idéntico barullo conceptual caracteriza al prólogo, en el
que se juega a menudo (también en las introducciones a los autores) con la
expresión “fuegos de palabras”, como si se tratara de un concepto preciso.
No cabe
duda de que Carmen Camacho conoce bien la mejor bibliografía sobre el aforismo español
contemporáneo –cita a menudo a José Ramón González y a Manuel Neila–, pero no
parece conocer tan bien la historia literaria del siglo XX. Al hablar de
Eugenio d’Ors, nos dice que sus glosas, escritas entre 1906 y 1917, no están
exentas de “lirismo y gracia” y que ella las lee en la versión de Alfonso
Maseras. Da la impresión de no haberse enterado de que a partir de esa fecha escribió
en castellano y que pocos autores hay tan proclives al aforismo como d’Ors. No
ignora, sin embargo, los aforismos de los hermanos Álvarez Quintero. Y yo no
puedo resistir la tentación de citar este aforismo de Fernando Arrabal que
Carmen Camacho considera digno de figurar entre los mejores aforismos poéticos
del siglo XX y lo que va del XXI: “No consigue hablar español, pero ya ha
aprendido a no tirar de la cadena después de orinar”.
¿Qué es lo
que salva, a pesar de todo, a este libro? Que nos permite descubrir a un
poligrafo hoy olvidado, como José Camón Aznar; que incluye a nombres, como
Andrés Rábago (firma sus viñetas como “Ops” o “El Roto”), poco habitual en la
antologías literarias; que nos da una buena selección de Rafael Sánchez
Ferlosio, Andrés Trapiello o Andrés Neuman; que incluye nombres poco conocidos,
o no suficientemente conocidos, como Ángel Guinda.
Hay mucha
pólvora mojada en estos fuegos de palabras que ha preparado Carmen Camacho, con
más laboriosidad que rigor. Pero también hay –para quien sepa encontrarlos– un
puñado de dichos memorables que nos hacen pensar, soñar, sonreír y nos
acompañarán para siempre.
[Como curiosidad, reproduzco aquí el elogio que el poeta Ben Clark dedica en "El Cultural" de esta semana a esta antología de aforismos. Su opinión no puede ser más entusiasta.]
[Como curiosidad, reproduzco aquí el elogio que el poeta Ben Clark dedica en "El Cultural" de esta semana a esta antología de aforismos. Su opinión no puede ser más entusiasta.]
El Roto es, obviamente, el mejor de todos. Yo me sé varios, no sé si vendrán en el libro. Aquí van tres:
ResponderEliminar-Todo poder emana del pueblo. De su sumisión, concretamente.
-(España) No es país para honrados.
-¿A quién votar, sin bochorno?
Buenos días, José Luis:
ResponderEliminarPor alusiones, me gustaría aclarar una cosa. La frase «El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo sueño», cuya lectura te ha dejado perplejo, forma parte en realidad de un fragmento más extenso, incluido originalmente en mi libro de notas Hormigas blancas (Bartleby Editores, 2005, pp. 47-48):
Ted Hughes me saca del castillo por una puerta escondida en la repisa de la ventana: la puerta gira y me deja al otro lado. Algunos juegan a las cartas y ríen. Hughes camina bajo una silla sin agachar la cabeza; luego sale al otro lado. Yo no lo hubiera podido hacer. Le dije: ahora sé cómo escribes tus poemas.
Después, me lleva al pub. Recuerdo que no debo fumar. Hughes dice: ‘Tengo cuarenta y cinco años y sigo cojeando al caminar por culpa del miedo’. Yo pensé que debía de tener por lo menos cincuenta y cinco, pero presté atención…”.
El poeta inglés Peter Redgrove, en 1981, recordando un viejo sueño.
La inclusión de esta última frase en la antología como aforismo se debe a un error de edición que acepto sin dramatismo pero del que no me hago, como es obvio, responsable. Gracias de antemano por publicar esta aclaración, y un saludo cordial,
Jordi Doce
Muchas gracias, Jordi. Me imaginaba algo así. Mis reparos iban contra la editora, que a veces no parece saber muy bien lo que es un aforismo.
EliminarHombre, ya era hora de que citara a Trapiello para algo bueno, aunque sea de manera indirecta.
ResponderEliminarAndrés Trapiello es un escritor que leo y admiro desde los años ochenta.
ResponderEliminarDoy fe de que la primera referencia a los Diarios de Trapiello (al primer volumen, publicado en 1990) de que yo tuve noticia fue la de JLGM. Por ella, tan favorable comno merecía, compré el libro, que no me defraudó y que tengo desde entonces. Y es sólo un ejemplo; hay muchos.
EliminarEl materialista se ha casado con la materia y no la soporta.
ResponderEliminar© María Taibo
"Viver parece-me um erro metafísico da matéria". Muito pessoal aforismo.
EliminarUn mínimo detalle: el apellido de Ben Clark, correctamente reproducido en el texto, no lo está en cambio en el título, donde se le añade una "c" innecesaria.
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