Papel mojado
Debate. Barcelona,
2013
El humor siempre ha sido un buen aliado en tiempos de
crisis. Revistas como Hermano lobo o Por favor, en los años últimos del
franquismo, ayudaron a decir lo que los periódicos todavía no podían decir y
los lectores estaban deseando escuchar.
La revista Mongolia, que solo cuenta un año de
vida, ha querido seguir ese camino del humor gamberro e inteligente. Es una de
las publicaciones que surgieron tras la desaparición del diario Público, que dejó huérfanos a muchos
periodistas y lectores de izquierda, y una de las pocas que se ha atrevido a
recurrir a la gravosa imprenta y no limitarse a la difusión por Internet.
Mongolia
consta de dos partes. En la primera, todo lo que no está explícitamente
prohibido está permitido con tal de hacer reír; en la segunda, “Reality News”,
se nos pretende ofrecer riguroso periodismo de investigación, contar lo que
otros medios callan.
Y lo que
callan, en buena medida, es lo que a ellos mismos se refiere. “Perro no come
perro” afirma el refrán y así, si los periódicos no airean comprensiblemente
sus trapos sucios, tampoco airean en exceso los de la competencia: hoy por ti, mañana por mí. Y esa es la función, una de las funciones, que ha querido
cumplir Mongolia en su primer año de
vida.
El
resultado aparece ahora en forma de libro. El coordinador de “Reality News”,
Pere Rusiñol, firma el prólogo; el resto del volumen se nos ofrece como un
trabajo colectivo y anónimo.
Pere
Rusiñol fue redactor jefe de El País y
adjunto a la dirección de Público, y es
de esos dos diarios (aunque también se hable de La
Vanguardia y El Mundo) de los que se nos ofrece más
información.
En estos
últimos años los medios de comunicación han entrado en un declive que no parece
que tenga vuelta atrás. Y el culpable, a juicio de Pere Rusiñol, está claro, y
no es Internet, sino un cambio en la propiedad: “donde antes había empresas
propiedad de editores de periódicos, hay ahora empresas propiedad del sector
financiero”. Y la razón es la misma que en tantos otros sectores: la
imposibilidad de hacer frente a los exagerados créditos concedidos en la época
de la bonanza económica.
El
prologuista y los anónimos redactores de Papel
mojado tienen claro quienes son los culpables de la crisis de El País, que ha descapitalizado
intelectualmente el medio al dejar en la calle, mediante un ERE para ellos
injustificado, a los mejores redactores, y esos culpables se reducen
fundamentalmente a uno: Juan Luis Cebrián. Igual de claro lo tienen en el caso
de Público, cuya desaparición no se
debió a razones económicas (sus pérdidas el último año “solo” fueron de tres
millones de euros), sino que se trataría de un asesinato en toda la regla
cometido por su principal accionista, Jaume Roures.
Papel mojado nos informa de muchas cosas
que ignorábamos sobre el funcionamiento de las empresas periodísticas, pero
también nos cuenta un cuento de buenos y malos que no acabamos de creernos.
El negocio
de la información es un negocio raro, siempre lo ha sido. ¿Hubo un tiempo en
que los diarios se financiaban exclusivamente con los ingresos de la venta y la
estricta publicidad (no las subvenciones camufladas de publicidad)? Ese tiempo
mítico no ha existido nunca, salvo quizá para unas pocas cabeceras y durante
pocos años.
Siempre han
existido los llamados “fondos de reptiles”, el dinero público repartido entre
los periódicos para que difundieran unas noticias y callaran otras; siempre
cada grupo de presión –la iglesia católica, los partidos políticos– ha creado,
o ayudado a crear, la prensa favorable a sus intereses.
A Pere
Rusiñol le parece viable una empresa que pierde “solo” tres millones de euros
al año. Pero ese dinero no lo pierde alguien en abstracto, sino un empresario o
unos accionistas con nombres y apellidos. ¿Y quién está dispuesto a
despilfarrar esa cantidad solo para que los lectores estén más pluralmente
informados? Solo quien administra dinero que no es suyo, mientras los dueños se
lo permitan, y siempre que obtenga algo a cambio de ese nunca altruista
mecenazgo.
Al anónimo
equipo de Mongolia le parece el fin
de la información libre en El País el
hecho de que el control accionarial no dependa ya de la familia Polanco sino
“de los fondos de Wall Street agrupados en Liberty Acquisitions Holdings y de
tres grandes bancos –Banco Santander, CaixaBank y HSBC”. No supondría en cambio
ninguna limitación para la información de Público
el que el gobierno de Venezuela aportara los nueve millones de euros que el
diario necesitaba para sobrevivir. Una de las acusaciones que lanzan contra el
empresario Jaume Roures, deseoso según ellos de acabar con el diario, es no
haber aceptado esa “generosa” ayuda, que al contrario que la de la manipuladora
y demoníaca banca no tenía segundas intenciones. Con candorosa ingenuidad
escriben: “En América Latina, empresarios muy próximos al gobierno de Chávez
han ido adquiriendo en los últimos años participaciones en periódicos, como La Razón ,
de Bolivia, o La Jornada , en México.
El esquema no pretende ‘bolivarizar’ las redacciones, sino apuntalar medios
progresistas en apuros sin interferir en la redacción ni en la gestión –a
veces, sin ni siquiera constar formalmente en el capital–, con un planteamiento
de construcción de hegemonía muy a largo plazo”.
La
ideología actúa siempre así: nos permite escandalizarnos ante el más mínimo
intento de manipulación de quien no piensa como nosotros y nos ciega cuando
coincide con nuestros prejuicios.
Quien paga
manda. En la prensa y en cualquier otro campo. Pero en la prensa no ha de
notarse demasiado si quiere que el producto que financia cumpla su función. Un
periódico tiene que contar y explicar lo que pasa sin ser la voz de su amo, o
al menos parecerlo, a riesgo de quedarse sin lectores.
Claro que
también hay quienes lo que le piden a un periódico no es que les cuenten la
verdad, sino que les reafirmen en su verdad: lo buenos que son los de un
determinado partido y lo malos que son los del partido contrario.
Detrás de
cualquier diario, hay determinados intereses y una complicada trama empresarial
y está bien que se nos cuenten, cuando los hay, sus trapos sucios. Pero
conviene que no olvidemos que solo gracias a esos prosaicos asuntos es posible que
existan los periódicos. Y que un buen periódico –entretenido y veraz, variado y
plural, lo más rentable posible para poder permitirse la mayor independencia
posible– no deja de ser un milagro. Un
milagro que tiene que suceder todos los días.
A buen hambre no hay pan duro. Ni perro, no lobo.
ResponderEliminarJLGM
Dentro de lo que cabe y con buena justicia como la norteamericana a veces (capitalismo duro pero puro), que el perro coma lobo es más sano que tanto perro no atreviéndose a comer lobo... pero tampoco perro por la cuenta que a todos los perros les trae: hoy por ti, mañana por mi y que viva España y la corrupción. A ver si Mesa en la cárcel es señal de que a tantos ¡cobaaldeh! (Chiquito de la Calzada y Rampa de la Aurora), algunos jueces empiezan a ponerles la mesa en la cárcel (con cargo a sus cuentas externas y no a las presupuestarias del Ministerio del Interior). [Mabegar]
ResponderEliminarParece que por fin veremos al señor "Blesa" sentado en la taleguil y bien surtida mesa; surtida, sí, pero taleguil. O a la señora "Mesa" como tabla de salvación del señor "Blesa", que no "Clesa", que viene a ser cosa parecida. Si nos atenemos a la información, siempre sesgada, no nos engañemos, el asunto lleva camino de arreglarse… pero, ¿por dónde íbamos?
EliminarComo cuando Homero hace decir al sabio Ulises que nada le parecía más bello
Que mesas cubiertas
de manjares deliciosos, y de un escanciador sacando
el vino de la crátera
para llevarlo y derramarlo a la redonda en las copas,
y en otra parte
Que la muerte más triste es perecer de hambre.
Ah, los griegos, tan desinformados y tan libres… ¿por eso mismo?
Internet, mejor vía que la edición de papel en este caso. Su “República” de Platón, amiga Concha, debe andar en la colección Austral, como la mía. Con el mismo error: Homero haciendo decir a Ulises que nada le parecía más bello que las mesas cubiertas de manjares y de un escanciador… Me sobraba ese último “de”; entre otras cosas, para que dejando de estar tumbado entre los manjares de la mesa, el escanciador pudiera sacar el vino de la crátera y llenar las copas de tanto griego borrachín alrededor (esto no deben leerlo troikas ni troikos).
EliminarEn la tan de agradecer dirección asturiana de don Gustavo Bueno y Compañía
http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf07147.pdf
ese “de” no aparece en el viejo texto ofrecido, con pinta de siglo XIX, en pdf:
“Homero hace decir al sabio Ulises que nada le parecía más bello
Que mesas cubiertas
De manjares deliciosos, y un escanciador sacando
El vino de la crátera
Para llevarlo y derramarlo a la redonda en las copas;”
Caramba, si es la misma vieja traducción. ¡Mal copiada en Austral, seguramente desde la 1ª edición de 1941!
De la edición digital de las obras completas de Platón (www.filosofia.org), párrafo introductorio que complementa el comentario anterior:
Eliminar"Se hace necesario e imprescindible advertir que, con criterios actuales, el texto de Platón ofrecido en español por Patricio de Azcárate Corral (1800-1886) deja mucho que desear: debe mucho a ediciones francesas, es anterior a las ediciones críticas en griego hoy reconocidas, contiene errores, etc. Sin embargo la meritoria labor de Patricio de Azcárate permitió que pudiera leerse, por primera vez en español, toda la obra de Platón (lo que no pudo hacerse hasta fecha tan tardía como 1871-1872). Y como las versiones de Azcárate han sido reproducidas una y otra vez a lo largo del siglo XX, y se siguen reproduciendo en el siglo XXI, de hecho varias generaciones de lectores en lengua española han conocido a Platón, para bien y para mal, a través de la labor de don Patricio. Aunque sólo fuera por esa razón ya merecería la pena verter el texto de Platón publicado en Madrid por Azcárate a formato electrónico y reproducir los originales impresos en facsímil. El crítico tendrá así a mano el principal punto de partida de las ediciones posteriores de Platón en lengua española."
Por auto-respeto, no deberíamos leer periódicos sectarios que manipulan y sesgan la información. Es por lo mismo que no vemos los pseudo-informativos (o sea, manipulativos) de las TVs autonómicas (Telemadrid, Canal Sur, Canal Nou, TV3...). Son mendaces, sectarios y tergiversadores. Son "la voz de su amo". Y lo peor de todo es que, encima, tenemos que pagarlos los contribuyentes.
ResponderEliminarHay que reconocer, no obstante, que gracias a Internet la manipulación informativa es menos grosera en la actualidad. Ahora se tergiversa con más sutileza que en la época de Calviño (con Felipe-Guerra) y Urdaci (con Aznar).
Yo creo que nunca ha habido periodicos sin una tendencia política. Nunca. Siempre los ha habido monárquicos y republicanos. De izquierdas, de derechas, terceras vías, liberales de nuevo cuño...
ResponderEliminarEvidentemente, algunos tienen más calidad que otros, Público no tenía ni chispa de esa calidad, normal que sólo cuatro quisieran leerlo.