La enredadera
Susana Benet
Renacimiento.
Sevilla, 2015.
Digámoslo claramente: los libros de haikus casi siempre
defraudan. Un haiku –algo más que tres versos de cinco, siete, cinco sílabas– es
un chispazo, un milagro, un súbito hallazgo que bordea la nadería, el juego de
palabras, la greguería –tan parecida a veces, tan distinta siempre– y que necesita más que ningún otro poema la
colaboración del lector. Un buen lector de haikus es casi tan difícil de
encontrar como un buen autor de haikus.
Como
resulta bien sabido, se trata de un breve poema estrófico que procede del
Japón, donde está sometido a muy estrictas reglas, temáticas y formales, que
tienen tanto que ver con la estética como con la espiritualidad. Pero el haiku
ya se ha extendido por todo el mundo –abunda especialmente en la lengua
inglesa– y ha prescindido de las ataduras tradicionales. No escasean, sin
embargo, los ortodoxos que niegan la condición de haiku a toda composición que
no se someta a ellas. Un ejemplo lo encontramos en el libro de Vicente Haya Aware, tan rigurosamente informado como,
en más de un capítulo, disparatado.
Raro es el
poeta actual que no haya escrito haikus, pero solo Susana Benet se ha atrevido
a convertirlos en lo fundamental de su obra. La enredadera reúne sus tres libros anteriores –Faro del bosque (2006), Lluvia menuda (2007), Huellas de escarabajo (2011)– y les
añade una nueva colección, Ráfagas,
premiada en Colombia en 2013, y un puñado de inéditos. El resultado en un breve
volumen inagotable, que se puede abrir por cualquier página sin que en ningún
caso nos defraude.
Los
aficionados al haiku ya conocen a Susana Benet y no se perderán esta
recopilación, pero quienes sienten reparos ante el género, quienes no acaban de
verle la gracia al famoso haiku de Bashoo (“Un viejo estanque / se zambulle una
rana / ruido de agua”), “tal vez la poesía más sabida y recitada de toda la
poesía japonesa” en opinión de Rodríguez-Izquierdo, no tardarán en sentirse
seducidos por algunos de estos breves poemas, que no necesitan de ningún
excipiente doctrinal para llegar a los lectores.
¿Cuál es el
secreto del arte prodigioso de Susana Benet? En primer lugar, saber mirar,
jugar como un pintor con los colores: “Rojas cerezas. / Entre las ramas verdes
/ mi mano blanca”. Muy en la tradición japonesa, hay en estos haikus jardines,
y otoños, sauces y montañas, nieblas y primaveras, toda la parafernalia que
parece exigir el género (aunque en Susana Benet no resulta nunca convencional),
pero también –y este es su segundo secreto–
un mundo doméstico y cotidiano que no duda en incurrír en el feísmo (“Al
entregarme / la compra el carnicero, / sangre en las uñas”) ni en referirse a
las tareas caseras: “Plancho y aliso. / Cuando toco las sábanas, / toco tu
cuerpo”.
El tercer
secreto de Susana Benet tiene que ver con su capacidad para expresar una
emoción con las mínimas palabras. Solo a ella le basta el cordón desatado de un
zapato para escribir un poema de amor; “Junto a mi pie, / el cordón desatado /
de tu zapato”. O unas colillas para referir su desgaste: “Antes dejabas / dos
rosas al marcharte. / Ahora, colillas”. Solo ella es capaz de expresar, con una
mirada al reloj, el egoísmo de la vida que sigue su ritmo sin atender razones: “Ante
el enfermo, / consultan su reloj / los visitantes”. Y el más famoso de los
suyos, que Carlos Bousoño en su Teoría de
la expresión poética, podría haber citado como ejemplo de superposición
temporal (tiempo futuro sobe tiempo presente): “Un niño juega / a enterrar a su
padre. / Día de playa”.
Saber
mirar, saber sentir, saber decirlo en las diecisiete sílabas del haiku (ni una
más, ni una menos), en eso se resume el arte de Susana Benet. En sus versos no
hay pastiches orientalistas ni artificiosas iluminaciones más o menos zen, hay una jaula oxidada y silenciosa
en la basura, un gorrión que vuela de mesa en mesa en la terraza de una
cafetería, lavadoras que pulsan convulsas en la paz de la noche, las botas
rojas de un niño bajo el paraguas, una ventana de hospital a la que se asoman
los pinos llenos de pájaros, la entrada de un cine que ya no existe encontrada
de pronto en un viejo bolso.
En La enredadera, uno de esos raros libros
a los que basta abrir al azar por cualquiera de sus páginas para que de
inmediato entren a formar parte de nuestra vida, encontramos lo que vemos sin
ver todos los días, lo que todos hemos sentido alguna vez sin ser capaces de
expresarlo, la música y la magia del instante, el temblor y el misterio de la
cotidianidad.
Ya he tenido ocasión de leer el libro (Abelardo tuvo la atención de regalármelo) y disfrutarlo como merece. Estoy de acuerdo con lo que dices: es excelente, y lo recomiendo sinceramente. Señalo, de paso, una mínima errata que en algo puede afectar al sentido: en el haiku que citas, "Plancho y aliso. / Cuando toco las sábanas, / TODO tu cuerpo”, la palabra en mayúsculas es errónea, y debe decir realmente "TOCO tu cuerpo".
ResponderEliminarJosé Cereijo
Claro, era lo lógico, como el "Touch me" del Ulises de Joyce, o la prohibición de Adán a Eva de comer Y tocar el árbol del bien y del mal.
ResponderEliminar* Plancho y aliso, / cuando toco las sábanas, / todo tu cuerpo.
ResponderEliminar¿Errata fértil? Decídalo la autora si le apetece.
Lo de "todo tu cuerpo" podría ser, pero en realidad es "toco" tu cuerpo. En fin, hay erratas muy oportunas. Y tú la has pillado, Cocha. Besos
EliminarLa sigo siempre y me siento un aprendiz de sus haikus. Susana ha conseguido algo muy difícil; abrir un camino al haiku dentro de nuestra cultura. La mayoría de lo que se escribe o bien es haiku ortodoxo japonés (al estilo de la preceptiva que señala Haya, en efecto) o cosas que tan solo respetan la estrofa, pero que quedan tan lejos del espíritu del haiku que es difícil considerarlos como tal. Gracias.
ResponderEliminarViva esta maravilla: unas obras completas con un libro añadido y unos inéditos. Menudo regalazo. y Susana Benet es la mejor.....haikera (no sé cómo se diría) de la poesía española. O mejor: es una poeta inmensa, así, sin géneros. Ya me froto las manos sabiendo su libro en mis manos.
ResponderEliminarClaro, si ustedes lo dicen.
ResponderEliminarhttp://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php/2013/05/05/resena-de-aware-en-babelia-por-jesus-agu
ResponderEliminarMe interesa mucho el Haiku José Luis y sigo a Susana así que le tengo muchas ganas a este libro suyo recopilatorio. Tengo muchas ganas de disfrutar de sus haikus y a la vez aprender con y de ella.
ResponderEliminarGracias por esta excelente reseña.
Saludos y feliz 2016!
Sandra.
El de "jugar a enterrar al padre" me parece impresionante.
ResponderEliminarSoy torpe. Me hubiera pasado desapercibido sin el comentario de la superposición de tiempos.
Gracias por descubrirnos este libro, José Luis.