Verdad y media.
Antología de aforismos españoles del siglo XXI (2001-2016)
Selección de León
Molina
La Isla de Siltolá.
Sevilla, 2017.
Cerca de
cien autores, con centenar y medio de volúmenes dedicados íntegramente al
aforismo, es una cosecha que nunca antes se dio en la literatura española, ni
quizá en ninguna otra literatura.
El
aforismo, tradicionalmente considerado como compendio de una larga experiencia
vital, ahora parece asociarse peligrosamente a la simple ocurrencia, al juego
de palabras, al darle la vuelta, a veces muy mecánicamente, a una frase hecha.
Hacer un
aforismo, o un haiku, parece estar al alcance de cualquiera. Y ya se sabe que
quien hace un aforismo, o un haiku, hace un ciento.
Verdad y media es, en intención de su
autor, León Molina, una antología de aforismos, no de aforistas, y por eso los
nombres bien conocidos se entremezclan con otros que sonarán por primera vez
para la mayoría de los lectores. Y lo más curioso es que aciertos y desaciertos
se reparten a partes iguales.
Desaciertos:
“Todas las mujeres son traductoras”. Si usted lo dice…
“Algunos
críticos tienen miedo a la página en blando”. Un trivial juego de palabras con
“el miedo a la página en blanco”. La paronomasia también resulta muy socorrida:
“Ningún aforista está aforado”-
“El arte
tiene que trascender lo individual, tocar el arquetipo”. Una obviedad.
“Se aprende
a soñar en la manera que tiene el viento de agitar lo real”. ¿Seguro? Más bien
parece mera palabrería pseudopoética.
“La verdad
descubre que la verdad recubre”. Otro juego de palabras, una de las recetas más
mecánicamente utilizadas para crear aforismos: “La fe mueve guadañas” escribe
León Molina, el antólogo, que no duda en incluirse en la selección.
Los
antecedentes resultan inevitables. Las buenas ideas, o las frases ingeniosas,
casi siempre se le ocurren a más de uno. “Al séptimo día, ¿Dios descansó o tiró
la toalla?”, escribe Félix Trull. Antes había escrito Ángel González que Dios
no descansó al séptimo día, “al séptimo día se cansó”.
Parafraseando
a uno de los autores incluidos habría que decir que “un buen aforismo está al
alcance de cualquiera, salvo de la mayoría de quienes se dedican a escribir
aforismos”.
Pero son
más lo aciertos en esta antología de aforismos, y apenas hay páginas en que no
encontremos alguno memorable.
“Desconfío
de la idea que no cabe en una frase”, escribe Jorge Wagensberg, que ha sabido
como nadie utilizar el aforismo para divulgar el pensamiento científico. Ramón
Éder: “Guardar un secreto para siempre fortalece el carácter”. Y Javier
Almuzara: “Hay un momento de la vida en que se deja de actuar con red; justo
cuando toca el triple salto mortal”.
Podríamos
seguir citando: “Lo que te hace el tiempo no te lo hace ni tu peor enemigo”
(Karmelo C. Iribarren); “Hasta del infierno se puede sentir nostalgia si lo
atravesamos en buena compañía” (Victoria León); “Cada creador es una caja de
resonancia donde retumba el eco de una tradición” (José Ángel Mañas).
Ls géneros
breves necesitan más que otros la colaboración del lector. Un aforismo, por muy
rotundo que quiera parecer, necesita ser completado. Y a veces no estamos de
humor para entender su humor (es lo que nos ocurre con la mayoría de los de
Javier Sánchez Martín: “El aforismo es el quinto ingrediente de la pizza de
cuatro estaciones” o “Llega el cambio climático por culpa de los aforismos”).
Más que una
antología, Verdad y media es un cajón
de sastre donde el lector puede encontrar de todo: pretenciosas vaguedades,
afirmaciones rotundas que nos hacen sonreír, lecciones de vida, sorprendentes
paradojas y un puñado de verdades en las que no habíamos caído y que nos
acompañarán ya para siempre.
En esa antología falto yo. ¿Será porque aún no he publicado?
ResponderEliminarLos citados son todos malísimos.
ResponderEliminarEs verdad que casi todos los citados son muy malos, el de Wagensberg incluido, puesto que es una tontería, dado que hay pocas ideas científicas complejas que quepan en una frase y ninguna de la física cuántica, por ejemplo. Para mí el único citable es el de Eder. Se ve que el antologizador tiene mal gusto lireratio y no es fiable, por lo que el libro debe de ser bastante prescindible. Para confirmar esa intuición deberías, Martín, decirnos si los que han cogido de ti son de los mejores que has publicado.
EliminarNo lo entiendo, en el texto se habla de más de 2500 aforismos y en la foto del libro se ve que son 300, ¿en qué quedamos?
ResponderEliminarDe hecho, yo desconfío de las ideas que SÍ caben en una frase (o eslogan, o pancarta). V. gr: "Make America great again".
ResponderEliminar"El verdadero talento, exige la desmesura"
ResponderEliminar"Entre el aforismo y el silencio media, casi siempre, toda la escala completa de la inteligencia"
El libro "Verdad y media" se ha publicado en dos versiones: una, la que reseño, con más de 2500 aforismos, y la otra, que también aparece en la imagen, con solo 300.
ResponderEliminarEl de "La fe mueve guadañas" alude obviamente a las guerras de religión. Pero eso lo sabe todo el mundo, y lo único ocurrente es el juego de palabras (guadañas por montañas), lo que quizá lo convierta en greguería pero no en aforismo.
ResponderEliminarLos de Javier Sánchez Martín suenan ridículos.
ResponderEliminarNi para la eslogan publicitario.
Da un poco de lástima intuir que con esta reseña te has ganado la antipatía no de uno, sino de varios autores: agárrate, Martín, que a más de uno le habrás inspirado algún aforismo, ja ja ja. Tu sinceridad como lector lo tiene más fácil cuando comentas libros de dinosaurios.
ResponderEliminarCreo que quienes hemos intervenido nos hemos excedido en resaltar lo negativo. El aforismo tiene también una función provocadora. Nietzsche dice "Toda convicción es una cárcel", y es claro que no totalmente, pero sí en parte. Sin convicciones es imposible vivir pero a la vez, paradójicamente, las convicciones nos reducen y limitan. En ese sentido la frase es una verdad parcial y por ello una provocación o espoleo mental. Eso es o puede ser también función del aforismo.
ResponderEliminarDa igual 300 que 2500. Da igual 121 que 349 libros de aforismos. Esta reseña-crítica vale para todos. Unos cuantos aprovechables y el resto repartidos en juegos de lenguajes, moralinas, psuedopoetización de lo vulgar, ocurrencias... eso sí todo dicho con buen tono. (Como cualquier libro de poemas). Veo que ni pasados por el harnero terminan separándose el grano de la granza. Yo siempre pico, suelo hojearlos en las librerías.
ResponderEliminarY tengo buenos amigos que los practican con fruición.