APÉNDICE A “HISTORIA
DE UNA OBSESIÓN”
En el artículo “Volver a empezar”, publicado en el
suplemento XLSemanal del 4-10 agosto
2019, nos cuenta Juan Manuel de Prada que ha perdido un lápiz de memoria que
contenía “multitud de textos inéditos” de Ana María Martínez Sagi. Y continúa:
“Desde hace más de un año ando descifrando los manuscritos que Ana María
Martínez Sagi me encomendó antes de morir, con la promesa de publicarlos cuando
hubieran pasado un par de décadas. Son manuscritos apenas legibles, con una
caligrafía urgente que, a veces, se resuelve en un garabato. En su
desciframiento me he quemado las pestañas, hasta llegar a maldecir la
encomienda que asumí ante su autora. Pero, entre berrinches y tormentos, logré coronar
aquella experiencia aniquiladora en la que, como si de un curso intensivo se
tratara, aprendí mil lecciones de paciencia”.
Pero en el
prólogo a La voz sola nos cuenta una
historia algo distinta. Las poesías y prosas que le entregó Martínez Sagi estaban
“algunas manuscritas, otras mecanografiadas”. Y no presentaban ni los textos
mecanografiados ni los manuscritos ningún problema de lectura: “Leí ávidamente
aquel centón de folios durante los días siguientes, sacudido de belleza y
desconcierto”. Y no solo los leyó, sino que reelaboró algunos de ellos para
incluirlos en Las esquinas del aire,
“sobre todo ciertos pasajes de sus Andanzas
de la memoria que esperamos publicar en breve”.
¿Cómo es
posible que los textos que leyó “ávidamente” a finales de los noventa tenga que
descifrarlos con dificultad veinte años después? ¿Y cómo es posible que no
guardara ninguna copia ni en el disco duro del ordenador ni en papel, que los
confiara solo a un “lápiz de memoria”?
Parece que
a la hora de sus mistificaciones literarias Juan Manuel de Prada no cuida mucho
de la verosimilitud. Y que esté preparando el terreno, con la oportuna pérdida de ese lápiz de memoria (¿no imprimía nunca lo que transcribía, no
tiene quien le ayude a pasar a ordenador sus manuscritos?), para que
desaparezcan los originales de unos textos de Ana María Martínez Sagi que muy
probablemente solo son suyos en la ficción novelesca de Las esquinas del aire, pero que se citan como de ella en el erudito
prólogo a la edición de Sinfonía en rojo,
de Elizabeth Mulder, publicada por Juan Manuel de Prada en la Fundación Banco Santander. Superchería se llama esa figura.
Bueno, pero al final la literatura es ficción y creo que es un error tomarla "al pie de la letra", ¿no?
ResponderEliminarNo. Solo la literatura de ficción es ficción. El periodismo no es ficción (aunque el periódico pueda publicar ficciones) y un estudio biográfico sobre un escritor no puede incluir ficción. En una novela sobre Ana María Martínez Sagi se puede inventar; en un ensayo sobre Ana María Martínez Sagi, no. Si se hace, se comete un engaño al lector y un fraude.
ResponderEliminarJuan Manuel de Prada no se conforma con "el manuscrito encontrado". Ahora juega con "el manuscrito perdido".
ResponderEliminarErudiciones aparte, investigaciones al margen, investigaciones a un lado, creo que falta decir lo más importante: que Las Esquinas del Aire es una de las novelas más bellas, originales y mejor escritas en castellano en los últimos cuarenta años, 40. Magníficamente escrita, con una insuperable maestría en la elección exacta de los adjetivos y los verbos requeridos. No hay en la perspectiva literaria española actual NADIE que iguale a Prada en el uso preciso y riguroso del léxico. Y para muchos, la precisión, el rigor y la exactitud descriptiva equivalen, sencillamente, a escribir BIEN. Naturalmente, es imposible que estas cualidades sean apreciadas por los paladines del "lenguaje llano", del "español actualizado/traducido" y de la abolición del diccionario como mamotreto ingrato, vetusto e incordiante.
ResponderEliminarQue "Irma L. A.", quienquiera que ella (o él) sea, tenga tan alta opinión (que uno personalmente no comparte) de la literatura de Juan Manuel de Prada, es cosa suya. Que para justificar esa opinión necesite denigrar a quienes no compartan sus puntos de vista, lo único que demuestra es la escasa solidez de sus algo acríticas convicciones.
EliminarPorque Pepe aspira a dialogar con los muertos de todos los tiempos. Otros nos conformamos con nuestros contemporáneos ilustrados.
EliminarNo es cierto, yo no "aspiro a dialogar con los muertos de todos los tiempos", sino justo lo contrario: con los VIVOS de todos los tiempos, que desde luego existen.
EliminarY yo diría que, de haber rechazo a los contemporáneos, ése está más bien en la nota de "Irma L. A.", que para elogiar a Prada necesita, por lo visto, denigrar a todos los contemporáneos que no piensen lo mismo, cosa que yo no hago ni siquiera con sus propias opiniones (las de Irma).
Bueno, no.
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